Las madres siguen buscando aunque el Estado apueste a cansarlas

11 de Mayo de 2018
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Las madres de hijas o hijos desaparecidos saben que el Estado mexicano apuesta a cansarlas, a que el dolor de la ausencia se transforme en enfermedad hasta que la muerte las sucumba, pero también saben que si eso sucede allí estará otra madre “para tomar la estafeta” hasta encontrar a sus hijas e hijos, vivos o muertos pero encontrarlos.

La mañana de este 10 de mayo, “Día de la Madre”, las madres de hijos e hijas desaparecidas se reunieron por séptima ocasión para encabezar “la Marcha de la Dignidad Nacional” que recorrió desde el Monumento a la Madre hasta el Ángel de la Independencia.

Como lo hacen desde hace siete años, las madres vienen de todas las entidades: Guerrero, Querétaro, Estado de México, Tamaulipas. Este año nuevamente resaltaron las madres que viajaron en caravana desde Chihuahua, como también lo hicieron participantes de Jalisco, quienes después de la desaparición y asesinato de tres estudiantes del estado, caso ocurrido este año, gritaron la consigna “No son tres ¡Somos todos!”, en alusión a la violencia a la que está expuesta la sociedad mexicana.

También estuvieron presentes las madres de Centroamérica, quienes perdieron el rastro de sus hijos e hijas mientras cruzaban México en su camino a Estados Unidos. A todas les duele tener que recibir cada año a más madres porque significa una o un desaparecido más.

Pero es ese mismo dolor, impotencia, rabia y desesperación es lo que las une. En la marcha se dan el abrazo solidario, las palabras “¡No están solas!” para no desistir buscando, para saberse acompañadas. Ellas no tienen nada que festejar este 10 de mayo.

SOLO QUIEREN LA VERDAD
La señora Victoria Rosales Camacho se levanta todos los días angustiada. No sabe dónde está o qué hacen con su hija Nadia Guadalupe Rosales, quien desapareció el 27 de octubre de 2017 en el estado de Puebla mientras se dirigía a la escuela. Las investigaciones de la Fiscalía local apuntan a que la joven de 17 años de edad es posible “víctima de trata con fines de explotación sexual”, narró en entrevista con Cimacnoticias.
Victoria sana la ausencia de Nadia cuidando a su sobrina de 2 años de edad. Se abre camino para encontrarla a través de los medios con los que cuenta: difunde publicaciones en redes sociales, hace videos, acude a organizaciones, entrevista a los amigos de Nadia para tener una pista que la guie a ella. “Tarde o temprano tengo que saber qué fue lo que pasó… pase el tiempo que pase”, afirma.

La verdad es lo que quieren, lo que le reclaman al Estado, pero únicamente les han dado “migajas”, denunciaron las madres al pie del Ángel de la Independencia. Todas tienen una misma respuesta para quién las pregunte qué es lo que saben las autoridades de sus hijas o hijos: “Nos dicen que nada”, “no saben nada”, “que no son los únicos desaparecidos”. La impunidad se repite en caso por caso.

LA AUSENCIA TRASCIENDE
Ahora no sólo son madres, son rastreadoras, abogadas, activistas, investigadoras y algunas nuevamente asumieron la maternidad, como Lourdes Hernández Alarcón, quien vino desde la frontera norte del estado de Chihuahua. A ella la acompañan sus nietas de 12 y 14 años de edad, Dania y Vania. Es la primera vez que las niñas se unen a la Marcha por la Dignidad.

La madre de las niñas, Pamela Portillo, desapareció en 2010 en un retén de la policía de Chihuahua. Por años la abuela ocultó a las dos hijas de Pamela que su madre estaba desaparecida. Eventualmente crecieron y tuvo que revelarles la verdad. El dolor que siente Lourdes transciende a las hijas de Pamela. A veces una llora, a veces las dos, contó a Cimacnoticias.

En días la depresión también la inunda, perdió su trabajo, uno muy bien pagado, dijo, por abocarse en la búsqueda de su hija, pero el anhelo de volverla a ver, rebaza cualquier otro sentimiento o situación.

El camino para que llegue a la verdad de lo ocurrido a Pamela Portillo es obscuro, las autoridades niegan a la señora Lourdes que los policías sean los responsables de la desaparición de su hija, como ella sospecha.

“RESISTE, HIJO”
Las madres llenan de folletos de “Se busca”, “¿Has visto a…”? “Recompensa a quien de información…” a los curiosos que se acercan a los contingentes de la marcha. En estos panfletos se muestra que no hay distinción de quienes desaparecen en este país; son niñas, niños, jóvenes, adultos mayores, mujeres adultas. A estas personas sus madres les dicen con fuerza: “¡Hijo escucha, tu madre está en la lucha!”.
En la marcha las acompañaron y se unieron solidariamente el representante en México del Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Jan Jarab, organizaciones como Amnistía Internacional (AI), la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México y agrupaciones de diversos estados.

El representante de la ONU, Jan Jarab pronunció: “Es su voz la que debe escucharse en México para tocar los corazones más duros, y lograr cambios profundos en el país. Ustedes han tenido ya un rol muy importante en la aprobación (en 2017) de la Ley General en materia de Desaparición Forzada, pero es solo un primer paso, el trabajo está por adelante”.

Pero ellas también quieren castigo a quien o quienes les arrebataron a sus hijos e hijas, “Que me devuelvan a mi hijo como se lo llevaron”, es lo que pidió la señora Jesusita Pérez, una mujer que arribó desde Chihuahua para exigir justicia para su hijo, Edgar Pineda Pérez, que desapareció el 10 de junio de 2011 en una minera del estado.

Mencionó que lo que más le da coraje “son las autoridades”, que “simulan en la búsqueda, que no hacen nada”, que quieren “que la investigación la hagan las madres”.

Han pasado siete años y Jesusita sigue buscando respuestas, tomando fuerte la fotografía de su hijo dijo: “Ellos me lo quitaron con una facilidad… es mucho sufrimiento para uno, a mí me duele el alma, el corazón. Edgar donde estés, te amo hijo”. Ella sigue en la búsqueda como muchas otras.