Con el propósito de promover la investigación y la conservación de los recursos naturales de esta región, la UAS tiene como patrimonio cinco mil 128 hectáreas de bosque tropicales caducifolios denominado Reserva Ecológica del Mineral de Nuestra Señora.
Quienes visitan este maravilloso lugar gozan de un ambiente silvestre con un enorme aviario de guacamaya verde, particular de estas regiones de México, así como senderos y miradores en donde se puede apreciar la flora y fauna.
Además pueden disfrutar de la cuarta tirolesa más grande del país, cómodas cabañas, hostal y hotel para una estancia placentera, en donde lo importante es tener admiración y respeto por la majestuosa riqueza biológica del sitio, así como de una impactante cascada formada en época de lluvias.
También se aprecia el Museo del Mineral de Nuestra Señora, que muestra al visitante los antecedentes históricos del sitio, incluyendo la época de la Colonia, así como el área conocida como “la seca”, las minas, el río, los panteones, la Hacienda Beneficio y la Hacienda Antigua.
De acuerdo al encargado del Museo, profesor Miguel Peñuelas, el recinto cultural muestra en seis salas aspectos geográficos, sociales, culturales, económicos, biografía de personajes importantes de la región, además del nacimiento y desarrollo del lugar.
De la misma forma, se resalta la vida y obra de icónico Heraclio Bernal Zazueta, conocido como “El Rayo de Sinaloa”, quien “fue el primer guerrillero en México, pero con causa, defendía las causas sociales, a los pobres, a los dueños de las minerías les caía, les quitaba el dinero y se lo daba a la gente”.
Subrayó que esta región sinaloense estuvo ocupada por pueblos prehispánicos, principalmente por los grupos indígenas Tepehuanes, Acaxees y Xiximies; la ocupación española llegó en agosto de 1531 a este bello lugar llamado Quetzalla o Cozatl, "Lugar de bellos alrededores" y "Lugar de Guacamayas".
Indicó que los colonizadores se dieron cuenta de la existencia de una gran riqueza mineral, de tal forma que los misioneros jesuitas fueron los primeros en explotar la minería y, tras abandonar el sitio, Rosendo de la Madrid se convirtió en el primer propietario en 1916.
Posteriormente se le vendió al inglés Eduardo Jack, minero que funda la Compañía Americana Refinadora de Metales; en 1940, la mina fue adquirida por la empresa norteamericana ASARCO, quien inicio la construcción de los campamentos el año de 1949.
Estos predios fueron adquiridos por la Universidad Autónoma de Sinaloa, el 14 de mayo de 1968. Actualmente, este complejo turístico es reconocido como un sitio excepcional por su gran biodiversidad, en donde el visitante experimenta una gran paz y respeto por la naturaleza.
