Acompañada de integrantes de su asociación, García Pedraza acudió a un evento en el Centro Cívico, previo al cual gritó que exigía un espacio para vender. Cuando se le acercó el secretario de gobierno le gritó que no quería hablar nada con él.
Posteriormente, García Pedraza sacó una cartulina que llevaba doblada, en la que decía que ella llevaba pantalones, por si al alcalde le faltaban.
Previo a que llegara el alcalde e iniciara el evento, le solicitaron dialogar por separado.
En entrevista posterior, Casilla Gutiérrez sostuvo que a “a la autollamada librera” se le autorizaron espacios en, al menos, tres semanas, mientras que ella quisiera haber tenido un espacio durante todos los meses que lleva la administración.
“Nos propuso un calendario, algo así como 40 semana del año… pretendía algunas plazas unas semanas, otras plazas otras semanas. Con certeza se le dijo, en ese momento, que no se le podían prestar las plazas que ella pedía, en todas las plazas que ella pedía”.
Argumentó que el ayuntamiento no puede brindarle a una sola persona todo el espacio todo el tiempo, y que no se ha visto que rente un local, como sí hacen los establecidos.
Por último, enfatizó que en la entrega de espacios debe existir un orden, que se debe escuchar a las otras asociaciones de libreros y remarcó que el municipio no puede caer en chantajes.