La intervención la realizan tanto habitantes del Centro Histórico como dueños de establecimientos, sin tomar en cuenta que dañan la infraestructura, la imagen urbana, además de que pueden generar inseguridad, pues ya se han registrado accidentes.
“Todas esas intervenciones que tenemos en las azoteas, los comercios están usando como bares y terrazas para disfrutar, no tienen licencia. Ahí estoy pidiendo al municipio y al estado a que me ayuden para regular”.
Ahondó que son 306 las terrazas que se estima, existen en el Centro Histórico y para las modificaciones, si acaso el 10 % recurre al INAH antes de realizarlas.
“No solamente son bares, también hay gente que ha subido sus mallas por un asunto de seguridad… absolutamente nadie puede tener un piso extra, de la azotea, hacia arriba, porque el monumento no lo permite… sus materiales y sus pesos están determinados”.
Apuntó que se deben acercar para realizar modificaciones tanto los dueños de los monumentos como de edificio cercano a los monumentos.
“Sí hay criterios para hacer terrazas, pero tiene que tener… normas de seguridad, un apuntalamiento en el monumento para que no se dañe, no tiene que afectar la luz al interior de la casa, hacia abajo, ni el aire”.
MUROS DE CRISTAL DAÑAN
En cuanto a los muros de cristal que algunos bares optan por colocar, sostuvo que además de dañar al monumento encierran el calor y ponen en riesgo a los clientes.
“Ya hemos llegado a acuerdos con algunos de los propietarios o gente que renta estos monumentos y ya las están retirando… todo lo que no está permitido, nos pone en riesgo (de perder el nombramiento”, subrayó al finalizar.