El Ministerio italiano del Interior autorizó la víspera el desembarco de los indocumentados, en su mayoría originarios de Eritrea, pero también de Somalia, Nigeria, Bangladesh, Argelia, Libia, Siria y Egipto.
Las fuerzas del orden iniciaron inmediatamente las labores de identificación para repartir a los migrantes en Francia, Malta, Alemania, España, Portugal e Irlanda, que aceptaron recibirlos, mientras se esperaba la respuesta de Bélgica.
Los 447 fueron trasladados a Pozzallo por las naves Monte Sperone, de la Guardia de Finanzas italiana y Protector, del dispositivo Frontex de la Unión Europea (UE), que los rescataron a bordo de una barcaza a la deriva en el Mediteráneo central.
Según personal de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en la travesía de la nave, salida de Libia, murieron cuatro personas que se habrían lanzado al agua para pedir ayuda a un barco mercantil.
Uno de los immigrantes debió ser hospitalizado a causa de una pulmonía, mientras la mayoría sufría de desnutrición e infecciones como la sarna.
“Hoy por primera vez podemos decir que desembarcaron en Europa”, declaró el ministro italiano del Interior, Matteo Salvini, que había prohibido el desembarco hasta que los otros países de la UE aceptaran recibirlos.
“Espero que haya cada vez menos embarcaciones que llegan a Italia. En este momento hay dos naves de ONG españolas en aguas libias, es evidente su complicidad con el negocio del tráfico de personas, pero no atracarán en Italia”, declaró el también líder de la Liga desde Moscú, donde asistió a la final del Mundial de futbol.
Insistió en la necesidad de cambiar la normativa y hacer más seguros los puertos de Libia para que en ese país puedan quedarse los indocumentados.
Sin embargo, portavoces de la Comisión Europea confirmaron que ninguna operación europea o nave europea realiza desembarcos en la nación africana debido a que no es considerada segura.
Por su parte, la oficina italiana del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) declaró que el desembarco de los 447 inmigrantes en Pozzalo puso fin “a un sufrimiento prolongado e injusto”.