Crece durante pandemia número de trabajadoras del hogar afiliadas

12 de Junio de 2020
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© César Martínez López
© César Martínez López
Ciudad de México. Pese a la crisis económica que atraviesa el país por COVID-19, el número de personas afiliadas al Programa Piloto para Trabajadoras del Hogar del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) creció durante el primer trimestre de la pandemia al pasar de 21 mil 528 filiadas en marzo (primer mes del confinamiento) a 22 mil 235 en mayo, último del que se tiene registro.

El gobierno de México se puso como meta aumentar a 36 mil el número de trabajadoras del hogar registradas a la seguridad social en 2020.

En marzo hubo 21 mil 528 personas registradas en el Programa Piloto, esta cifra disminuyó a 21 mil 133 en abril, pero en mayo se recuperó al alcanzar las 22 mil 235 afiliadas.

El salario promedio con el que estaban afiliadas las trabajadoras también disminuyó durante el primer pasar de 5 mil 82 pesos mensuales en marzo a 4 mil 975 en abril, pero en mayo se elevó a 5 mil 89 pesos, según los datos oficiales ofrecidos al corte del 12 de junio de 2020.

Por número de trabajadora afiliada, hasta marzo de 2020 (a un año de haberse lanzado el programa) se logró registrar a 19 mil 648 trabajadoras, que sumaron un total de 21 mil 592 personas aseguradas tomando en cuenta a sus hijas e hijos.

Luego de ese mes, el IMSS dejó de presentar los datos desagregados de trabajadoras afiliadas y de trabajadoras y dependientes, por lo que no se sabe cuántas de las 22 mil 235 afiliaciones que se consiguieron en esa fecha corresponden a nuevas trabajadoras inscritas.

Desde que inició la pandemia, el Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar (CACEH), el Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (Sinactraho) y la Red Nacional de Trabajadoras del Hogar, con organizaciones y colectivos que apoyan a este sector en las entidades, han desempeñado campañas de diversa índole (en redes sociales, llamadas telefónicas y visitas domiciliarias con despensas) para informar a las trabajadoras y las y los empleadores sobre la urgencia de garantizar durante esta epidemia el derecho a la salud de las trabajadoras del hogar.

Por ejemplo, CACEH presentó la campaña “Cuida a quien te cuida” para informar sobre buenas prácticas para que las y los empleadores respeten los derechos laborales de las trabajadoras del hogar. Puedes encontrar más información en este sitió web.

“Apoyo solidario a la palabra” traerá más endeudamientos
El gobierno federal ha dispuesto un único programa de apoyo económico para las trabajadoras del hogar, el cual consiste en un crédito de 25 mil pesos mensuales, a pagar en tres años, con una tasa de interés del 6 por ciento.

Cuando se anunció, el titular del IMSS, Zoe Robledo, dijo que se esperaba beneficiar a las 21 mil trabajadoras del hogar afiliadas al IMSS, que representan menos del 1 por ciento de las mujeres que trabajan en este sector en México.

No obstante, hasta el corte del 12 de junio, se habían aprobado sólo 3 mil 172 créditos para trabajadoras del hogar.

Aunque las mujeres representan 9 de cada 10 personas dedicadas a esta labor, 53 por ciento del total de créditos solicitados han sido para hombres y 47 por ciento para mujeres, de acuerdo con las cifras oficiales.

Este crédito será un apoyo inmediato para las trabajadoras, pero significará salir de la pandemia con más deudas, no es una alternativa de mucho apoyo sino que traería consecuencias después, explicó la coordinadora del Centro de Apoyo a la Trabajadora Doméstica A.C. en Cuernavaca, Martha Patricia Vélez Tapia.

Desde que inició la pandemia, las trabajadoras han experimentado la suspensión de sus actividades sin ningún pago, sólo recibieron el salario del último día que trabajaron y no volvieron a ser contratadas bajo el argumento de proteger a la familia y a ellas; en el caso de las trabajadoras despedidas, no recibieron ningún finiquito.



“Esto desató una crisis muy fuerte en el sector”, dijo la también integrante de la Red Nacional de Trabajadoras del Hogar.




De acuerdo con Vélez Tapia, este impacto económico se extiende a las familias de las trabajadoras, ya que la mayoría son jefas de familia y su ingreso es el único, por lo que han recurrido como alternativa de vida a la venta de alimentos con servicio a domicilio, préstamos de familiares, empeños de artículos domésticos y los pequeños ahorros que lograron algunas.

La coordinadora del Centro de Apoyo a la Trabajadora Doméstica A.C. detalló que un salario solidario con aportaciones de los empleadores y el gobierno, como han planteado grupos empresariales, podría ser una alternativa inmediata para apoyar a este sector; no obstante, observó, el gobierno federal aún tiene pendiente desde antes de la pandemia pero que ahora son urgentes, como es fijar un salario mínimo digno para las trabajadoras que les permita estar incluidas en el tabulador de salarios para oficios y profesiones.


Con respecto a las bajas en la afiliación a la seguridad social, Vélez Tapia dijo que el IMSS requiere impulsar una campaña más fuerte, con más sensibilización y con una política de difusión más incluyente, ya que la estrategia de comunicación no está llegando a todos las trabajadoras. Se requiere algo más popular o más socializado, expresó.

Por su parte. una de las tres secretarias colegiadas del Sinactraho, María Isidro Llanos, coincidió en que la mayoría de las trabajadoras fueron mandadas a descansar a su casa sin ningún sueldo; en el caso de las que trabajan “de planta”, no se les permite salir de su centro de trabajo para evitar contagios y sus jornadas son más extensas porque las familias pasan más tiempo en los hogares.

Una de las afiliadas al Sinactraho — entre quienes ya suman mil 700– presentó síntomas de COVID-19, aunque no desarrolló la enfermedad. Sus empleadores la sometieron a una cuarentena sin poder ver a sus hijos dependientes de ella, la trabajadora pagó todo su tratamiento médico y sus empleadores (que se fueron a su casa de campo) la mandaron a descansar sin salario y ya no le responden el teléfono, relató Llanos.

En el caso del crédito que ofrece el IMSS, la sindicalista observó que el principal reto es que son muy pocas las trabajadoras afiliadas y a muchas de ellas ya no les pagan el seguro; sólo las que tienen empleadores conscientes pueden acceder a este crédito, dijo, pero lo preocupante es cómo van a pagar después el crédito las trabajadoras que queden desempleadas.

El Sinactraho lleva a cabo conversatorios en línea para explicar a las trabajadoras del hogar sus derechos y conseguir más afiliadas.

La situación es peor para el caso de las trabajadoras del hogar indígenas o que laboran en zonas rurales, ya que perciben un salario de 70, 60 y hasta 50 pesos; a esto se suma que el acceso a un crédito significaría mayor temor económico para aquellas que no tienen trabajo o un sueldo fijo que les asegure pagarlo, de acuerdo con la directora general del Tzome Ixuk Mujeres Organizadas A.C, Juana Cruz Jiménez.

“Aquí (en la frontera) ya hay muchas empresas que prestan dinero, pero no queremos ir porque no tenemos trabajo o dinero con qué pagarlo. Los apoyos deben ser adecuados a la realidad de la población, no lo que yo (funcionario) pienso”, expresó.

Cruz Jiménez, cuya organización está ubicada en el municipio indígena Las Margaritas, en Chiapas, dijo que han conseguido apoyos para repartir despensas a las trabajadoras más afectadas, ya que en abril hubo muchos despidos y poco trabajo para las que se emplean “de entrada por salida”.

A esto se suma que las que laboran lo hacen sin ninguna medida de salud.

En el caso del Programa Piloto, Cruz Jiménez dijo que muchas trabajadoras del hogar no se han inscrito porque no tienen claridad sobre cómo funciona, lo que revela que las instituciones no han llevado adecuadamente esta información a las comunidades; y señaló que lo que se requiere es el reconocimiento del trabajo de las empleadas del hogar, como cualquier empleo, un salario fijo para los municipios, revisiones de las condiciones laborales para las trabajadoras del hogar que se empleaban en empresas y un diagnóstico serio de cuántas mujeres de verdad reciben un salario mínimo y de cuántas conocen sus DH, además de que el gobierno trabaje más de cerca con las organizaciones civiles que están en contacto directo con las trabajadoras.

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