Londres, 12 nov (EFE).- Una de las primeras llamadas que hizo Joe Biden como presidente electo de EE.EUU. fue al primer ministro británico, Boris Johnson. Su conversación no se limitó a cortesías diplomáticas, sino que el estadounidense lanzó una advertencia: el Brexit no puede poner en riesgo la paz en Irlanda del Norte.
Biden, que suele airear con orgullo sus raíces irlandesas, ha irrumpido en el tablero de juego de la negociación entre el Reino Unido y la Unión Europea (UE) en el momento culminante, cuando quedan ocho semanas para evitar una ruptura definitiva sin acuerdo.
La presión del presidente electo se dirige contra una de las bazas negociadoras de Johnson, que amenaza con incumplir el protocolo para evitar una frontera entre las dos Irlandas tras el Brexit en caso de que no haya acuerdo, lo que a su vez pondría en jaque el tratado de paz firmado en 1998.
POLÉMICA LLAMADA TELEFÓNICA
Desde que Biden fue declarado ganador de las elecciones de EE.UU., en Downing Street reinaba cierto nerviosismo por la posibilidad de que el demócrata hablara con líderes europeos como el francés Emmanuel Macron y la alemana Angela Merkel antes que con Johnson.
Ese gesto habría dejado en evidencia la "relación especial" entre Londres y Washington que todos los primeros ministros británicos han utilizado desde que así la definiera Winston Churchill en 1946, ya acabada la segunda guerra mundial y en homenaje a la alianza histórica que para la victoria aliada forjó con el presidente Franklin Delano Roosevelt.
Johnson se anotó aparentemente un tanto político al figurar en público como el primer mandatario europeo en conversar con Biden.
Lo hizo durante unos 25 minutos el martes por la tarde, aunque no ha llegado a despejarse la duda sobre si Merkel, Macron y el primer ministro irlandés, Micheál Martin habían hablado ya antes con el presidente electo. El equipo de Biden se limitó a publicar una lista con las llamadas que se hicieron durante la jornada organizada por orden alfabético.
El contenido de la conversación levantó asimismo suspicacias. Downing Street informó de que ambos departieron sobre las "prioridades compartidas" de ambos países en terrenos como la lucha contra el cambio climático, el comercio y la seguridad.
Más tarde, sin embargo, el equipo del estadounidense detalló que el presidente electo aprovechó la oportunidad para "reafirmar su apoyo al Acuerdo de Viernes Santo", cuestión esta confirmada por la oficina del primer ministro.
¿POR QUÉ PUEDE ESTAR AMENAZADO EL ACUERDO DE PAZ?
El Gobierno británico está tramitando una ley con la que se reserva el derecho a dejar de controlar las mercancías que cruzan entre la isla de Gran Bretaña y la región británica de Irlanda del Norte, tal como se había comprometido a hacer en el tratado de salida de la UE.
Si Londres incumple ese compromiso, la Unión Europea podría establecer una aduana en la frontera terrestre de la República de Irlanda para evitar la entrada de productos británicos sin aranceles en el mercado único comunitario.
En ese caso, quedaría en entredicho el Acuerdo de Viernes Santo de 1998, que exige que no haya barreras entre los dos territorios.
¿QUÉ PAPEL PUEDE JUGAR EE.UU. EN LA NEGOCIACIÓN?
"En Estados Unidos existe una larga tradición, especialmente entre los demócratas, de mantener un estrecho vínculo con el Gobierno irlandés y, hasta hace no mucho tiempo, con los movimientos republicanos" que defienden la unidad de Irlanda, señaló a Efe Matt Bevington, analista del centro de pensamiento "UK in a Changing Europe."
En ese contexto, Biden no quiere "perder las ganancias que Estados Unidos ayudó a conseguir respecto al proceso de paz", recalcó.
En septiembre, el ahora presidente electo ya alertó de que bloqueará las negociaciones comerciales en marcha entre Londres y Washington si a raíz del Brexit queda comprometida la paz en Irlanda del Norte.
"Cualquier tratado comercial entre Estados Unidos y el Reino Unido tiene que estar condicionado a que se respete el Acuerdo (de Viernes Santo) y evitar el retorno de una frontera dura. Y punto", escribió en Twitter el demócrata.
A pesar de esa amenaza, Bevington sugirió que Johnson puede estar dispuesto a seguir adelante con su estrategia, aunque esa vía dificulte un nuevo pacto con Estados Unidos.
"Hasta ahora, solo se ha hablado de dejar de negociar un acuerdo comercial (con EE.UU.). Por supuesto, el Reino Unido quiere firmar ese tratado, pero, económicamente, no es tan importante", consideró el experto.
Según las estimaciones del Gobierno británico, un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos impulsaría el PIB británico en un 0,16 % en un periodo de 15 años. Una cifra demasiado baja como para que Johnson no desdeñe la opción de desairar a Biden y optar por su plan de violar lo pactado con la UE.
La elección de Biden presiona a Johnson en la negociación del Brexit
12
de Noviembre
de
2020
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