Manila, 9 ene (EFE).- Cientos de miles de filipinos conmemoraron este lunes el Nazareno Negro con una misa, mientras que por tercer año consecutivo se canceló la multitudinaria procesión por las calles de Manila.
Las autoridades impusieron el sábado una serie de medidas para limitar la grandes aglomeraciones, que antes de la pandemia atraía a hasta un millón y medio de personas, y a cuyo rito acudieron casi 250.000 devotos, según las cifras de la Iglesia de Quiapo.
"Se siente diferente este año, no he disfrutado como solíamos", dijo a EPA/EFE Minda Arlos, de 60 años, a la salida de la basílica Quiapo, uno de los barrios más pobres de la capital filipina y donde se guarda la famosa talla.
Tradicionalmente, auténticas avalanchas de fieles perseguían la famosa pieza en una de las procesiones más multitudinarias del mundo y que duraba varias horas debido al lento avance de la figura religiosa entre la riada de gente a su alrededor.
La talla, que data del siglo XVI, el primero de los más de tres siglos de la colonización española de Filipinas, llegó a Manila el 31 de mayo de 1606 en un galeón procedente de Acapulco y, según la leyenda, se incendió cerca del archipiélago.
El calor de las llamas otorgó al Cristo su característico color oscuro, según la creencia popular en el país, aunque otra versión atribuye este distintivo a que el autor, un artesano mexicano, quiso imprimir a la obra su misma tonalidad de piel.
Durante la procesión, que fue cancelada en 2021 y 2022 por la pandemia, decenas de fieles se desmayaban por el calor del tumulto y varias resultaban heridas en su intento de tocar al Cristo Negro, en busca de buena suerte.