Guillermo Arreola captura esencia de Tijuana en “Fierros bajo el agua”

29 de Noviembre de 2014
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México, 29 Nov (Notimex).- La fuerza vital de una ciudad como Tijuana exige el regreso de “Leonardo” para entender, 23 años después, la muerte de “Cas Medina”, una persona muy importante en su vida. Esa es la trama de “Fierros bajo el agua”, de Guillermo Arreola.

La novela está contada desde un tono nostálgico, íntimo, con el que el lector podrá introducirse de manera más cercana, de vivencia propia, a esta obra literaria y ver con ojos diferentes a esa ciudad fronteriza.

Así lo explicó en entrevista con Notimex, Guillermo Arreola, también traductor y artista plástico, quien señaló que algunos podrán encontrar en su libro de 106 páginas, publicado por Joaquín Mortiz, una crónica de la vida en el lugar a mediados de los años 80 y reflexionar sobre su actualidad.

En la novela, “Cas Medina”, joven amante de “Leonardo”, muere en hechos fortuitos, un asalto como hay muchos, del que hubo pocos o ningún testigo y del que los diarios e investigaciones policiacas no abundaron en datos. 23 años después el narrador regresa para entender lo que paso, lo que fue su vida en esa época.

Guillermo Arreola aclaró que es un ámbito que conoce, porque vivió muchos años en él, al que llegó de lejos, pero del que posteriormente se alejó, aunque no del todo porque cada año vuelve a esa ciudad.

Explicó que la novela también tiene su origen en toda la carga emotiva, personal, histórica que surge en él ante su fascinación por todo lo reconocido o experimentado durante su vida en ese lugar.

Sin embargo, acotó, a esos elementos inmediatos, evidentes, se superpone otro que para Arreola es más importante: el compromiso con esa ciudad, con lo que pasa y se vive en esa parte de la frontera norte del país.

Refirió que antes la había abordado desde la crónica, algunos de cuyos textos incorporó a esta publicación; nunca cesó ese caudal de sucesos, recuerdos, remembranzas, nostalgias, y de ficcionar, y por ello esta novela.

Además, aseguró, la ciudad por sí misma tiene una gran capacidad, por así decirlo, por lo teatral, por ser como una escenografía cinematográfica, y como escritor tenía que capturar esa esencia.

Toda la fuerza de esa ciudad, que deja huella en quienes la habitan, es muy difícil dejar de lado para hacer literatura, y al escritor le ocurrió, a tal grado que un reto fue despegarse de su propia memoria, integrar otras visiones y escribir.

Al hablar de lo que le exigió esta obra, el autor señaló que los hechos a los que hace referencia ocurrieron a mediados de los años 80, por lo que había que impedir, en lo posible, que la idea de violencia de Tijuana los permeara.

En el lector busca que esta novela le cause reflexión, sobre la ciudad, de lo que ha ocurrido ahí, pero que también ha ocurrido en el país en general.

La novela tiene y deja un sabor a nostalgia, aspecto que, aseguró Guillermo Arreola, se propuso evitar; se superpuso pese a sus intenciones, pero que era inevitable por el tema de la novela: recordar la muerte de un ser querido en Tijuana.

Comentó que el sentimiento de culpa también tiene qué ver en esta novela, pues el personaje central, quien narra la historia, lo sucedido, se cuestiona si todo pudo haberse evitado si él hubiera estado más tiempo con la víctima.

Por último, confió en que el tono nostálgico, íntimo, que vuelve cómplice de la narración al lector, logre transmitir en el lector el mensaje que quiso transmitir con “Fierros bajo el agua”.

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