Durante la época colonial fue construido el molino “El Salvador”, destinado a elaborar harina, en un terreno que se cree alguna vez perteneció a Hernán Cortés antes de quedar en manos del regidor Ruy González, en 1550.
En el área conocida como Lomas del Rey, por estar dedicada al emperador Carlos I de España y V de Alemania, se edificó un trapiche al que se le llamó “Molino del Rey”, donde trituraban el trigo hasta convertirlo en harina; por la importancia de su producción, el inmueble pertenecía a la corona española.
El sitio cambió de dueño varias veces pero en la historia del país se recuerda especialmente que en esa zona, durante el mes de septiembre de 1847, se libró la famosa Batalla de Molino del Rey entre las invasoras tropas estadunidenses y soldados mexicanos.
Tiempo después la propiedad pasó a manos de José María Rincón Gallardo, quien en 1853 vendió parte de sus terrenos al acaudalado doctor panameño José Pablo Martínez del Río (1809-1882), el cual construyó la Casa Grande.
La vivienda era un chalet estilo inglés con caminos franqueados por árboles que, al paso de los años, se transformó en una espléndida residencia con jardines, caballerizas y un estanque donde había diferentes especies de peces y majestuosos gansos.
Posteriormente los terrenos pasaron a manos de José Miguel Pacheco, el cual ordenó erigir un rancho al que nombró “La Hormiga”, “posiblemente porque se trataba de su propiedad más pequeña, donde pasaba temporadas de descanso”.
Con el tiempo se convirtió en una residencia de verano cercana al entonces Pueblo de Tacubaya, donde la burguesía de la época comenzaba a levantar sus casas de campo.
Con la construcción del Paseo de la Reforma, que unía al Bosque y el Castillo de Chapultepec con el resto de la Ciudad de México, el rancho quedó como un punto estratégico para el gobierno que en esos años buscaba un inmueble cercano al alcázar, entonces residencia oficial del mandatario en turno, con el fin de que fuera ocupada por el miembro del gabinete de más confianza.
En 1916 el entonces presidente Venustiano Carranza expropió tanto “La Hormiga” como el Molino del Rey bajo el argumento que “el gobierno tenía la necesidad de tomar posesión del rancho”.
El primer funcionario federal que habitó “La Hormiga” fue el general Álvaro Obregón, entonces secretario de Guerra y Marina en el gobierno carrancista; más tarde allí vivió con su familia Plutarco Elías Calles, quien se desempeñaba como secretario de Gobernación.
Sin embargo los herederos de Martínez del Río interpusieron todos los recursos legales para que les devolvieran la propiedad; fue hasta febrero de 1923 cuando, después de un juicio testamentario, el ya presidente Álvaro Obregón autorizó la compra del predio a la familia.
En 1924 el general Manuel Pérez Treviño, jefe del Estado Mayor Presidencial en el gobierno de Obregón Salido, y su familia se instalaron como nuevos inquilinos del rancho.
De 1925 a 1929 lo habitó el general Joaquín Amaro Domínguez, secretario de Guerra y Marina durante el gobierno de Elías Calles; en ese lapso se construyeron las caballerizas, una alberca donde había estado un estanque, los frontones, el stand de tiro, así como los campos de polo y del Campo Marte.
En 1934 Lázaro Cárdenas, quien llegó al poder, decidió romper con la tradición de vivir en el Castillo de Chapultepec porque le parecía demasiado ostentoso y giró instrucciones a su equipo para que ese palacio se convirtiera en un museo al que pudiera tener acceso la ciudadanía.
“La Hormiga” cambió de nombre a “Los Pinos”, en recuerdo de una huerta de la localidad de Tacámbaro, en Michoacán, donde Cárdenas se hizo novio de Amalia Solórzano, con quien se casó el 25 de septiembre de 1932.
Para su acondicionamiento como residencia se hizo un costoso proyecto de reparación pues además de la casa-habitación (que lleva el nombre Lázaro Cárdenas), instalaron oficinas situadas en la escuela de tiro, reconstruyeron la alberca con baños y vestidores, además de hacer el acceso a la casa por la Calzada de Molino del Rey.
Su sucesor, Manuel Ávila Camacho (que gobernó de 1940 a 1946) ordenó algunas modificaciones para adaptarla a sus necesidades.
Después arribaron a Los Pinos las familias de los gobernantes Manuel Ávila Camacho, Adolfo López Mateos y Miguel Alemán Valdés; éste último decidió hacer un cambio radical al lugar donde dormiría con su esposa Beatriz Velazco y sus hijos.
Comisionó al arquitecto Manuel Giraud Esteva para hacer una segunda casa dentro de la propiedad, proyecto que fue modificado por el ingeniero Fernando Parra Hernández hasta dar paso a una mansión estilo francés de cinco mil 700 metros cuadrados.
Su distribución fue en tres niveles: en la parte superior están las habitaciones de la familia, en la planta principal se instalaron los salones oficiales, mientras que en el sótano quedaron las salas de juegos y de fiestas; la construcción y decoración de la nueva residencia, que lleva el nombre Casa Miguel Alemán, tardó cinco años para concluirse.
Los Pinos también fue hogar de Adolfo Ruiz Cortines, quien gobernó de 1952 a 1958 y que tardó casi un año en mudarse a este emblemático lugar con su segunda esposa, María de los Dolores Izaguirre.
Ruiz Cortines ordenó la construcción de una tercera casa, que actualmente lleva su nombre y alberga, entre otros espacios, el salón “Venustiano Carranza” utilizado para eventos, así como el salón “Los presidentes” que tiene una galería de retratos de cada uno de los gobernantes que han habitado esa propiedad.
Adolfo López Mateos, quien encabezó el poder Ejecutivo federal de 1958 a 1964, nunca se mudó de su residencia particular en San Jerónimo, pues quiso salvaguardar su intimidad, sus asuntos privados.
Durante su sexenio, Los Pinos se utilizaron para recibir a los numerosos visitantes extranjeros, jefes de Estado, monarcas u otros visitantes distinguidos que pisaron suelo mexicano. También se aprovechó la decisión presidencial de no ocupar la residencia para reparar la mansión.
Después se instalaron en la Casa Miguel Alemán los gobernantes Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), José López Portillo y Pacheco (1976-1982), Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988), Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) y Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000), con sus respectivas familias.
Con la transición de poder y la llegada del Partido Acción Nacional (PAN) a la Presidencia de la República, Vicente Fox Quesada decidió que la Casa Miguel Alemán era un espacio demasiado grande e innecesario para habitar con sus cuatro hijos y su esposa Marta Sahagún.
Fox Quesada ordenó que en ese lugar se instalaran oficinas, entre ellas su despacho y una sala de juntas; eligió como casa una propiedad más pequeña de las conocidas como Las Cabañas, también construidas en los terrenos de la residencia oficial.
En 2006 Felipe Calderón Hinojosa se fue a vivir a otra de Las Cabañas de Los Pinos y dejó en la Casa Miguel Alemán el despacho presidencial, el Salón Blanco, la Biblioteca José Vasconcelos y un comedor con capacidad para 30 personas, Además de otras oficinas.
Mientras que Enrique Peña Nieto (2012-2018), su esposa Angélica Rivera y sus seis hijos vivieron en un departamento adaptado en la planta superior de la Casa Miguel Alemán.
Luego de que el político Andrés Manuel López Obrador ganara las elecciones presidenciales, el 1 de julio de 2018, anunció que cumpliría su promesa de campaña de no vivir en Los Pinos.
Por eso, al asumir López Obrador el Poder Ejecutivo federal, concluye el capítulo de la historia de Los Pinos como residencia de los presidentes de México y a partir de este sábado 1 de diciembre se convertirá en museo.
La residencia oficial de Los Pinos abrirá sus puertas al público de 10:00 a 17:00 horas; se podrá entrar por la puerta 1, ubicada en avenida Parque Lira, y la puerta 3 desde el Bosque de Chapultepec.
Los visitantes podrán conocer las casas Miguel Alemán, López Mateos, Miguel de la Madrid, Venustiano Carranza y Lázaro Cárdenas.
Como parte de la apertura la Secretaría de Cultura de la nueva administración federal ha anunciado un programa con diversos conciertos de grupos musicales, entre ellos de la Orquesta Carlos Chávez, en la explanada Francisco I. Madero.
En el Jardín de “La Hondonada” se instalarán pantallas para seguir en vivo la toma de protesta de López Obrador como presidente de la República, así como la celebración cultural por el inicio de la llamada “Cuarta Transformación” desde el Zócalo de la Ciudad de México.
Por su parte, la avenida Molino del Rey volverá abrirse al paso peatonal y desde la puerta 3 se ofrecerán visitas guiadas a todas las instalaciones.