Forman parte de la exposición de portadas de "El libro vaquero", que el artista gráfico Jorge Aviña dibujó durante 20 años para la historieta western más vendida en México y con la que dejó maravillado al público en galerías de París, España, Alemania y Cuba.
Hace tres décadas el ilustrador fue contratado para crear las portadas semanales que, según la calidad con que se hicieran, contribuirían a vender mejor el nuevo número. Su trabajo gustó tanto al director que se mantuvo en él durante 20 años, justo en el período de más auge.
"Hicimos como mil 600 portadas de 'El libro vaquero'", recordó Aviña en entrevista con Notimex. Los personajes solían ser muy repetitivos, dice, pues a la mujer rubia de cabello largo se le identificaba como la buena de la historia, mientras que a la morena de cabello negro como la villana.
Le pedían que en el frente de "El libro vaquero" la mujer siempre estuviera colocada a la derecha para que llamara la atención del lector al momento de mirar en el puesto de periódicos, pues cuando se empalman las revistas, la parte izquierda se tapa.
"Como ellas eran el atractivo decidimos hacerlas voluptuosas". Jorge Aviña confesó que se inspiró en ese prototipo de mujer cuando tuvo oportunidad de viajar a Nueva York y se topó con la revista Playboy, que en ese tiempo aún no llegaba a México.
Adquirió cerca de 40 ejemplares para hallar a sus protagonistas de "El libro vaquero". "Las poses, caras y cuerpos los sacaba de las muchachas de la Playboy y los adaptaba a la historia que me daban, aunque algunos de mis personajes sí se parecen, es un estilo".
Comentó que los estudios de mercadotecnia les aconsejaban que las chicas se dibujaran con pechos grandes, cintura pequeña y caderas anchas para lograr un mejor impacto.
"También se hacía según el criterio del director, y creo que sí funcionó en ventas. Hubo muchas vaqueras (revistas en su tipo), pero esta fue principal", destacó el caricaturista que laboró durante un buen tiempo en la revista "Siempre".
Aunque a "El libro vaquero" se le ha señalado en diversas ocasiones como "literatura barata" o pornografía, Jorge Aviña asegura que, al menos en su época, no era así.
"Yo siempre dije que la historieta podía entrar a cualquier casa. En la mía lo veían mis hijos. No fue una revista sucia, el problema de la historieta mexicana es que sacaron muchas revistas pornográficas y 'El libro vaquero' se conservó en un nivel muy blanco, lo cual gustó a la gente".
Los mundos en que se desarrollaban las historias, dice, eran del oeste mágico, donde el malo era castigado y el bueno salía triunfante con la muchacha. Consideró que esos finales eran repetitivos, pero al lector le gustaban.
Muchas de las historietas que ilustró se le perdieron a través del tiempo, pero las ha conseguido por medio de tianguis, páginas de internet y coleccionistas.
La exposición de las portadas de "El libro vaquero" estará vigente en Crisanta Cervecería Garage, en la avenida Plaza de la República número 51, colonia Tabacalera.