Hondo vacío deja al medio musical el deceso de Pierre Boulez

07 de Enero de 2016
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Hondo vacío deja al medio musical el deceso de Pierre Boulez.
Hondo vacío deja al medio musical el deceso de Pierre Boulez.
México, 7 Ene (Notimex).- Alumno del compositor y director francés Pierre Boulez, el director mexicano de orquesta Miguel Salmon Del Real expresó su consternación por el deceso de uno de los padres de la vanguardia musical del siglo XX, a quien se refirió con admiración, respeto y profundo agradecimiento.

Recordó que todo comenzó cuando el maestro lo seleccionó como uno de sus alumnos en una clase magistral en Lucerna, en el 2005. Tras el curso, Boulez le expresó por escrito: "Ha demostrado ser un músico serio y talentoso", en una carta de recomendación que le otorgó. Desde entonces lo siguió en proyectos por casi cuatro años más.

"Sabía que este día tendría que llegar. Pierre Boulez fallecería y un hondo hueco habría de producirse; en el mundo de la música, en sus profundos amigos y admiradores, y en los alumnos a los que al final de su vida, cuando apenas se interesó en la docencia, habría de dar espacio.

"No sólo en la Academia de Lucerna, prácticamente el único lugar donde enseñó formalmente, sino en el descanso de algún ensayo mientras dirigía en varios países", expresó Salmon Del Real en entrevista desde la ciudad de Morelia donde reside.

Asimismo, expuso: "cuando me enteré por correo electrónico que me había seleccionado junto con otros directores en formación, de entre una convocatoria internacional, me sentí privilegiado y eufórico".

Por supuesto, refirió, desde años atrás era para él un completo ídolo, pero al enterarse de su fortuna, corrió a la biblioteca del Conservatorio de La Haya, donde estudiaba entonces, y pidió un permiso especial para llevarse a casa todos los libros, partituras y escritos acerca de Boulez.

"Los devoré durante los meses anteriores a la clase maestra, junto con las partituras a estudiar por supuesto (Varése y Berg). Literalmente los transporté en una maleta de viaje", dijo.

Después de la clase maestra de Lucerna, tendría la oportunidad de seguirlo a otros países como Bélgica, Alemania, Holanda y Francia.

Entonces, añadió "Boulez me permitió revisar sus partituras en varios recesos en los países europeos donde tenía la ocasión de seguirlo. Era suficiente acordar un permiso a través de su secretaria de siempre en el IRCAM para que mi nombre estuviera en la recepción de la sala de conciertos".

Su ritual siempre era el mismo, dijo, "saludar al maestro, hacerle una o dos preguntas nuevas, escucharlo hablar en oraciones sintéticas pero latinamente francesas y lúdicas".

Luego, esperar el descanso del ensayo para transcribir sus notas absorbiendo el sistema personal de anotaciones analíticas; verde, azul, rojo, figuras geométricas, numeración a mano a cada compás y en cada página, etc.

Por supuesto, abundó el compositor, "reproducía yo su lenguaje gestual, el movimiento de las manos, asunto que siempre me fue prácticamente innato, pero que se moldeó muy a su estilo durante esos años" como cambiar de idioma al hablar, disfrutaba usar dicho estilo al dirigir música contemporánea, y regresar a una técnica más clásica con el repertorio tradicional".

"La música coral medieval y renacentista así como la contemporánea resultan más naturales sin el uso de la batuta. Boulez sabía que la cantabilidad melódica, al igual que para aquellos monjes, estaba en los cinco dedos y la palma de la mano", explicó.

"Como toda influencia fue diluyéndose en un lenguaje más personal, pero para eso pasaron los años y muchos conciertos. Él tenía su lenguaje y ese era de él, el autodidacta privilegiado", recordó.

Por otra parte, Miguel Salmon Del Real también habló de la sencillez de Pierre Boulez en el trato, que combinaba con su profunda identidad artística hasta el final de su vida como ingredientes en equilibrio único.

"Tomaba el autobús rumbo a la sala de conciertos, hacía fila en la cafetería del teatro, un tanto impaciente, como cualquier otro, y disfrutaba platicar su más reciente anécdota con humor calmo y ameno", refirió.

"Una frase de él que nunca olvidé: ‘Hagan las cosas excelentes, olvidando todo y la gente hablará de ello, bien y mal, es inevitable'", concluyó.

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