Al iniciar el quinto y último concierto de la Orquesta Sinfónica Infantil de México (OSIM) en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, García Barrios elogió el trabajo que ha efectuado esta agrupación integrada por 122 niños de diversos puntos del país.
Ante un recinto que registro una buena entrada, muchos de ellos familiares de los propios músicos, el concertista habló brevemente sobre el proceso creativo para interpretar la selección de obras, al tiempo que presentó el programa con el que la agrupación cerró su gira iniciada el pasado 2 de agosto en Temascalcingo, Estado de México.
"Destacó que cada año esta agrupación de selección nacional se afianza como un proyecto artístico-académico que induce o provoca que cientos de jóvenes decidan dedicarse a la música profesionalmente".
Es decir, continuó, se ha comprobado con base en sus propias declaraciones que la experiencia que viven ha sido determinante para decidir su camino, además de que es una plataforma de medición para visualizar el avance musical de nuestras orquesta, bandas y ensambles comunitarios, mismos que poco a poco tiene mayor presencia del conjunto musical.
Ataviados de negro y portando en cada segmento una bufanda en color verde, blanco y rojo, alusiva a los colores de la bandera de México, estos pequeños virtuosos celebraron su 26 gira nacional con el programa titulado “De mitos, cuentos y leyendas”.
Siempre atentos y con un gran timbre sonoro, la agrupación encantó al recinto de mármol con un repertorio integrado por las obras de Gioacchino Rossini (1792-1868) "Obertura de la ópera Guillermo Tell"; Gustav Holst (1874-1934) “Marte, el portador de la guerra", de la Suite "Los planetas”, y Modest Mussorgsky (1839-1881), “Una noche en la árida montaña”.
Además de Camille Saint-Saëns (1835-1921) “Bacchanale" de la ópera "Sansón y Dalila Op. 47”; Manuel de Falla (1876-1946) “Danza ritual del fuego", del ballet "El amor brujo”, y “Sensemayá”, del mexicano Silvestre Revueltas (1899-1940).
Mención especial merece el estreno mundial de "Escenas sinfónicas", de Addi Corpus (1992), joven compositor mexicano exintegrante de la agrupación y hoy en día violista de la Orquesta Escuela Carlos Chávez.
La pieza se integra de cuatro movimientos: "Tzompantli", una música ceremonial; "Coatepantli", danza ritual; "Zócalo", inspirado en un cuadro del pintor flamenco Pieter Brueghel "El Viejo"; y "El llano en llamas", en homenaje al escritor mexoicano Juan Rulfo (1917-1986).
Por espacio de poco más de hora y 30 minutos, estos "pequeños gigantes" de la música atraparon a un público que entre una y otra pieza se volcó en aplausos, convirtiendo a la sale en una algarabía al corear los nombres de sus pequeños "héroes" musicales.