La Iglesia quiere dar respuestas adecuadas a los tiempos: cardenal

08 de Octubre de 2014
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Ciudad del Vaticano, 8 Oct (Notimex).- A los problemas de las familias, desde la disgregación por las separaciones hasta abusos psicológicos y sexuales, la Iglesia quiere dar una respuesta adecuada a los tiempos actuales, aseguró el cardenal brasileño Raymundo Damasceno Assis.

Con esas palabras, el arzobispo de Aparecida introdujo esta mañana los trabajos de la tercera jornada de la asamblea extraordinaria del Sínodo de los Obispos, una cumbre episcopal que analiza los desafíos de las familias en el contexto actual.

“En una Iglesia que el santo padre no dudó en comparar con un hospital de campaña después de la batalla, queremos salir como pastores al encuentro de tantas familias en crisis para dar una respuesta inspirada en el evangelio de la misericordia”, afirmó el purpurado, hablando en italiano.

Damasceno Assis es uno de los tres presidentes delegados que, por turnos, encabezan los debates en el encuentro del cual participan 191 padres sinodales, en la Sala Nueva del Sínodo ubicada dentro del complejo Aula Pablo VI del Vaticano.

El purpurado advirtió que no se pueden ignorar las muchas situaciones críticas de la vida familiar, debida sea a factores internos como externos, entre los cuales incluyó la dificultad de relación y de comunicación entre los miembros de la familia, entre los cónyuges, entre los padres y los hijos, entre los hermanos.

Además señaló la fragmentación y disgregación provocadas sea por el divorcio o por la separación de los esposos, sea por otras situaciones críticas, que van desde realidades familiares alargadas con múltiples relaciones invasivas a las uniones de hecho.

“Tantas otras situaciones exigen nuestra atención y caridad pastoral, las diversas formas de violencia y abuso a nivel psicológico, físico y sexual, en detrimento de las mujeres y –sobre todo- de los niños, que interpelan fuertemente no sólo la sociedad sino también la Iglesia misma, las diversas dependencias a la droga, alcohol, juegos de azar, los medios y las redes sociales”, ponderó.

Sostuvo que la Iglesia no quiere que se apague la alegría de vivir por la falta de respeto y por la violencia, provocadas por esas presiones externas a la familia como la incidencia de la actividad laboral, el fenómeno migratorio, la pobreza y la lucha por la subsistencia, el consumismo y el individualismo, los anti-testimonios católicos.

Pidió no olvidarse de otras situaciones particulares, entre las cuales se cuentan el peso de las expectativas sociales sobre el individuo, el impacto de las guerras, la disparidad de culto y otras realidades.

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