En su página en Internet, señaló que la población de estos mamíferos, que utiliza los manglares para alimentarse, descansar y la crianza, se ha recuperado un poco con relación a los últimos años, pero continúan en peligro.
"Tan solo en 2018 murieron unos 800 manatíes. Además, en los últimos 100 años, los bosques de manglar han sido talados a un ritmo alarmante: Tampa Bay ha perdido casi el 50 por ciento de sus manglares; mientras que, más al sur, los manglares del estuario de Charlotte Harbor han disminuido en casi un 60 por ciento", indicó.
Comentó que una de las problemáticas es el desarrollo costero e infraestructura insostenibles, ya que los manglares y los humedales han sido arrasados para dar paso a centros turísticos, puertos, carreteras, expansión de la ciudad e industria, perdiendo todos los beneficios que brindan a los humanos y a la vida silvestre.
Además, el mal manejo agrícola y deficiente gestión del agua porque cuando las granjas usan pesticidas, fertilizantes, desechos animales y otros productos químicos tóxicos, se contamina el suministro del vital líquido que fluye hacia la costa y daña a las plantas y animales silvestres.
"El problema del deficiente manejo del agua se ve acentuado por las represas y los sistemas de riego que reducen la cantidad de agua dulce que fluye hacia los humedales. Los manglares toleran el agua salada, pero también necesitan el equilibrio adecuado de agua dulce o de lo contrario pueden volverse demasiado salados, secarse y morir", expresó.
Otros factores que producen graves daños son la sobrepesca porque puede ocasionar que desaparezcan los eslabones de la cadena alimenticia marina y la acuicultura puede generar un exceso de nutrientes que llegan al mar. Ambas situaciones cambian el equilibrio de los ecosistemas marinos y provocan que las mortales mareas rojas.
Por último y no menos importante, es el cambio climático que genera condiciones climáticas anormales, tal es el caso de más frentes fríos, a los que los manatíes son muy sensibles; alrededor de 70 manatíes murieron a causa del estrés ocasionado por el frío en 2018.
En el caso de los manglares, el aumento del nivel del mar es la mayor amenaza relacionada con el clima. Los humedales costeros, incluidos los manglares, absorben una importante cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero. Cuando estos ecosistemas se talan, el problema se acentúa ya que se libera aún más carbono a la atmósfera.
Ante este panorama, la organización conservacionista indicó que no todo está perdido, ya que si se realizan acciones para enfrentar las principales amenazas de los manatíes y los manglares, estos pueden prosperar para las futuras generaciones.