Colocadas sobre una ramita, una pareja de matracas se preparan para emitir su canto. Comienzan a extender su cuello hacía arriba para calentar su garganta, ondulan sus alas y despliegan su pequeña cola. Están listas para emitir sus acordes.
Según información de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) en ocasiones una de ellas se cuelga de cabeza con sus alas y cola desplegadas cantando al unísono con su pareja, que se encuentra debajo de ésta, en una postura similar pero hacia arriba.
No obstante, a pesar de su bello plumaje en tonalidades cafés y sus dotes interpretativos, la matraca yucateca se encuentra entre las aves mexicanas catalogadas como especie en peligro de extinción en la Norma Oficial Mexicana (NOM)-059-SEMARNAT-2001.
De acuerdo a la Conabio, su nombre científico es Campylorhynchus yucatanicus y se trata de una especie insectívora de tamaño mediano que mide en promedio 17 centímetros de longitud total, cuyo plumaje es de color café oscuro, café grisáceo oscuro o café olivo, razón por la cual se le conoce como matraca o matraquita café.
En entrevista con Notimex, el especialista del Programa de Conservación de Aves de la asociación Pronatura Península de Yucatán, Ernesto Gómez, señaló que son diversos motivos los que propiciaron la inclusión de la especie en la NOM.
"Destacó que en primer lugar se tomó en consideración que su hábitat se encuentra restringido a la costa norte de Yucatán, y en un solo tipo de ambiente que es la duna costera, por lo que cualquier daño o pérdida de esos ecosistemas impactan directamente a la población de esa y otras especies que dependen de esos sitios".
En segundo lugar, la población de matracas se encuentra amenazada por la transformación de su hábitat, pues los desarrollos de diversa índole, amenazan su permanencia.
En este tema, el especialista consideró que en los últimos años, los desarrollo inmobiliarios que buscan atraer gente a los destinos de playa han cambiado o incluso invadido parte de las dunas costeras.
Lo cual ha significado un factor que pone en riesgo a esa especie que entre otras cosas, depende de los arbustos de las dunas para resguardarse y reproducirse.
Asimismo, destacó que otros factores que se han considerado son las actividades turísticas, la ganadería y la deforestación, así como la construcción de caminos y los huracanes que han terminado poco a poco con el hábitat de esta ave endémica y restringida a una pequeña área.
Por ello, se le considera una especie amenazada y que demanda toda la protección de los programas y políticas ambientales del estado, precisó Ernesto Gómez.
No obstante, aún es posible lograr avistamientos de esta peculiar ave y es incluso de las más populares y favoritas de los llamados “bird watchers” (buscadores de aves) que llegan precisamente a la entidad para fotografiar a las aves en sus hábitats, actividad que se ha convertido en otra alternativa de turismo amigable con el medio ambiente.