Solo basta transitar por el Geoparque Comarca Minera para apreciar el histórico proceso geológico que decora paredes, barrancas, acantilados, cerros y ríos de nueve municipios de estado de Hidalgo.
El científico del Instituto de Geofísica de la UNAM, Juan Carlos Mora Chaparro, explicó que esta región hidalguense es abundante en rocas de origen ígneo, que se han formado formado por la solidificación de lava o magma.
Además de esta riqueza natural, indicó, la entidad posee un patrimonio minero de 400 años. De sus minas, en particular aquellas ubicadas en el distrito Pachuca-Real del Monte, se extrajo seis por ciento del total de plata producida en el planeta entre los Siglos XVI y XX.
Para darse una idea se extrajeron más de 38 millones de kilogramos de plata pura y cerca de 200 toneladas de oro fino, cantidad suficiente como para sustituir con estos minerales casi toda la piedra usada en el Acueducto del Padre Tembleque.
"Su potencial geológico atesora también yacimientos de tridimita, cristobalita, zinc, plomo y obsidiana que datan desde tiempos prehispánicos y hasta el abandono de las minas".
Ejemplificó que el Cerro de las Navajas, localizado a más de tres mil metros de altura del municipio Epazoyucan, tiene una historia arqueológica muy antigua porque estaba cubierto de grandes mantos de obsidiana que fueron importantes en Mesoamérica para la fabricación de armamento, como fueron las puntas de flecha.
Esta serie de aspectos son los que permiten comprender al visitante cómo el lugar ha evolucionado a través del tiempo, explicó el investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Juan Carlos Mora Chaparro.
Todo este patrimonio geológico busca dar a conocer el Geoparque Comarca Minera, tanto a nivel nacional como internacional, apuntó el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Esto después de que en mayo pasado se sumó a la lista de los 35 países que cuentan con al menos uno de estos espacios incorporados a la Red Mundial de Geoparques de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés).
Señaló que el geoparque hidalguense es una región delimitada en más de mil 900 kilómetros cuadrados y comprende 524 localidades de nueve municipios: Pachuca de Soto, Mineral de Reforma, Mineral del Chico, Mineral del Monte, Omitlán de Juárez, Epazoyucan, Singuilucan, Atotonilco el Grande y Huasca de Ocampo.
Tiene 31 geositios y, entre ellos, destacan aguas termales, depósitos volcánicos, ex conventos, museos, miradores, peñas, presas, el panteón inglés, los prismas basálticos y el reloj monumental de Pachuca.
Ahí residen cerca de 600 mil habitantes, de los cuales casi 11 mil son hablantes de las lenguas indígenas náhuatl y otomí, quienes tienen la oportunidad de detonar el desarrollo sostenible de sus comunidades, apuntó.
Subrayó que lo anterior podrá lograrse porque es un proyecto de carácter científico, educativo y geoturístico que permite impulsar la cultura, la arqueología, la gastronomía, las artesanías y las tradiciones de la región.
“La principal característica de un geoparque es (fomentar) la conservación de los lugares entre los pobladores para que siempre haya turismo y tener empleo para los hijos de sus hijos y no tengan que migrar hacia otros lugares (estados aledaños o Estados Unidos)”, enfatizó Mora Chaparro.
Conservación y el geoturismo
El secretario de Turismo del Estado de Hidalgo, Eduardo Javier Baños Gómez, dijo que si bien la entidad cuenta con vocación turística porque tres de los nueve municipios son Pueblos Mágicos, el proyecto será un gran herramienta para potencializar aún más el desarrollo económico de la región a través del geoturismo.
Tan solo el año pasado cerró con más de siete millones de visitantes que arribaron a los seis corredores turísticos del estado y tuvo una ocupación hotelera del 80 por ciento, puntualizó.
Esta modalidad de turismo de naturaleza, en donde la geología y las formas del relieve son los principales protagonistas, da oportunidad de realizar varias actividades con interés científico, educativo o simplemente de ocio.
Desde antes de la puesta en marcha de proyecto iniciaron los trabajos de preparación, capacitación y socialización del tema entre los habitantes de las más de 500 comunidades participantes, expuso.
Detalló que la tarea no solo radica en mostrar la evidencia de los cambios climáticos en el pasado, sino también hacer consciencia sobre los daños causados a la ecología y generar acciones para mitigarlos.
Baños Gómez comentó que la población está siendo preparada para enfrentar cualquier desastre natural, como incendios, terremotos y sequias, entre otros. “La gente de los geoparques tiene que ser un modelo de convivencia a nivel mundial”, insistió.
Al respecto, la directora general del Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Hidalgo (Icathi), Eugenia Aidée Skinfield Escamilla, mencionó que este organismo es el encargado de impartir la capacitación muy orientada a la recuperación, cuidado y preservación de los sistemas ecológicos, el desarrollo cultural y natural de las distintas regiones.
Precisó que los cursos van desde la preparación de suelos y abonos orgánicos, como la lombricomposta, el cultivo, manejo y cuidado de los alimentos en invernaderos, la reutilización del agua y los residuos hasta la enseñanza de los idiomas inglés, español, náhuatl y hñähñú (otomí).
“La intención es que quienes ofrezcan sus servicios tengan las herramientas para poderse comunicar con los visitantes provenientes del extranjero o de diferentes estados del país”, remarcó.
Recordó que el Icathi tiene representación en los nueve municipios del geoparque y, desde hace meses, desarrolla estrategias de capacitación que, en una primera etapa, permitirán atender a 160 personas entre los meses de agosto y septiembre.
En la búsqueda de más geositios
Hace 16 años fueron creados en Europa los primeros geoparques en el mundo, gracias al trabajo conjunto de geólogos de España, Francia, Alemania y Grecia, y después dio pie a la creación de la Red Europea de Geoparques.
En 2004, bajo la dirección de la Unesco, se fundó la Red Global que hoy tiene 127 sitios distribuidos en 35 países en los cinco continentes. En América Latina hay uno en Brasil (2006), otro en Uruguay (2013) y dos en México (2017): Comarca Minera, en Hidalgo, y Mixteca Alta, en Oaxaca.
El investigador de la UNAM resaltó que la denominación de dos geoparque en un mismo año nunca se había visto en otras partes del mundo y, sin duda, el contar con 50 por ciento de estos a nivel región implica una mayor responsabilidad “porque aquí tenemos que estar mucho mejor organizados que en otros lugares”.
Mencionó que otro requisito de la Unesco es sumar al menos un geositio cada año y éste debe reunir con las características demandadas, por lo que se trabaja en su búsqueda para ser integrado porque “no nada más es decir este (lugar) me gusta, sino debe trabajarse con la gente en la capacitación, conservación y evitar que lo agredan con nuevas construcciones”.
Acotó que se analiza la posibilidad de incorporar algún geositio más de Mineral del Chico o Mineral de la Reforma. El primer municipio tiene un laberinto rocoso natural y el segundo posee una zona de abundante vegetación y animales exóticos de la región, similar a un safari.
Baños Gómez coincidió que la obtención de la denominación Geoparque Comarca Minera conlleva además una enorme responsabilidad ante los compromisos de conservación ambiental adquiridos con la Unesco.
La entidad está consciente que en cuatro años (2020) será la primera evaluación de los geositios por parte de expertos del organismo internacional y “estamos preparados”, acentuó en entrevista con Notimex.
Mora Chaparro añadió que otras zonas con potencial geológico para desarrollar proyectos son Chiapas, San Luis Potosí, Querétaro y Baja California. “Ahí se están haciendo esfuerzos para lograr la denominación”, finalizó.