En Yucatán existen cerca de tres mil cenotes y se estima que en toda la península son alrededor de 10 mil 094 abiertos al público y aptos para practicar actividades turísticas, con un control de acceso para apoyar la preservación y cuidado de esos hoyos con agua, de acuerdo con autoridades del estado.
La palabra cenote, proviene de la palabra maya “dzonot” que significa abismo y para el mundo maya tiene un significado mágico, pues en su tradición son fuente de vida que ofrecen el líquido y la entrada a estos pozos de agua dulce, que simbolizan la puerta a otro mundo y acercan al centro de la comunión con los dioses.
Para rescatar estas tradiciones y sensibilizar sobre la importancia de este tesoro de la naturaleza, el pueblo maya recomienda cuidar de los cenotes para su conservación, por lo que los prestadores de servicios están obligados a tener ciertos cuidados y cumplir con normas de limpieza para poder visitarlos.
En este sentido, las autoridades de turismo de la entidad recomendaron la visita responsable a todos los cenotes para ayudar a preservar sus aguas y mantenerlas libre de contaminación, además de que aconsejan ingresar con el cuerpo libre de productos tóxicos para el ecosistema.
Así como respetar la flora y la fauna que los rodea, pues es posible encontrar animales como iguanas, murciélagos, mapaches, monos araña, una variedad de peces, plantas y flores, que tienen su propio lugar en el entorno.
Por su formación, los cenotes poseen estalactitas o estalagmitas, las cuales no se deben tocar, pues de hacerlo se tapan los ductos y deja de pasar agua, lo que significa que no crecerán más.
Entre los cenotes de la Península de Yucatán para vivir esta experiencia de naturaleza y aventura están los de Chelentún, el Chak-Zinik- Che y el Bolom-Chojol, luegares para practicar snorkel, y se ubican en el municipio de Cuzamá, a 40 kilómetros de la capital yucateca.