Roma, 12 jul (EFE).- Las relaciones de amor y odio que envolvieron al emperador Domiciano salen a la luz en una exposición presentada este martes en Roma sobre un personaje "de luces y sombras" cuya vida marcó la historia del imperio romano y cuya muerte supuso el final de la dinastía Flavia.
A través de un centenar de obras, entre ellas bustos, frescos, mármoles y maquetas, el público podrá conocer en los museos Capitolinos, a partir de mañana y hasta el 29 de enero de 2023, la compleja historia de este hombre que estuvo al frente del imperio romano entre el 81 y el 96 d.C.
"Es un personaje hecho de luces y sombras, y esta rica exposición permite descubrir desde su nacimiento a su muerte y su sucesivo decreto de condena de la memoria que no fue suficiente para borrar su legado", explicó hoy a Efe el comisario de la muestra, Massimiliano Munzi.
La figura de Domiciano estuvo marcada por las duras críticas que le profesaron los historiadores de la época y que dieron pie a la visión de un tirano que quería convertirse en divinidad y que perpetuaron su vinculación con el mito del 'dominus deus' o "Dios en la Tierra" hasta la contemporaneidad.
Esta idea, explorada en una primera exposición sobre el emperador organizada en Leiden (Holanda), toma un giro radical en Roma, donde su legado se ve en algunos de los más importantes sitios de la ciudad, como el estadio de Domiciano, donde actualmente se encuentra plaza Navona, o el monumental arco dedicado a las hazañas de su hermano Tito y que hoy se alza al lado del Coliseo.
"Hemos querido modificar este acercamiento y centrarnos en la dicotomía entre amor y odio de Domiciano. Una parte de la sociedad romana era favorable al emperador, seguramente el ejercito que fue gratificado con una subida de salarios y el pueblo, ya que invirtió mucho en espectáculo", añadió Munzi.
Domiciano dedicó gran parte de su vida en exaltar la dinastía Flavia y el legado de su padre Vespasiano y su hermano Tito, lo que dejó para el futuro el enorme busto dedicado a Tito que se puede ver en una de las salas y el templo dedicado a su dinastía, que terminó con su muerte sin descendencia.
Asimismo, construyó importantes edificios como el Foro de Nerva, terminado por su sucesor que da nombre al penúltimo de los foros imperiales construidos, así como otros edificios públicos que marcaron el paisaje urbano de la Roma actual, motivo por el que se le considera un destacado urbanista.
Debido a su temprana edad en el momento de subir al poder, 30 años, Domiciano se dejó llevar por la exuberancia y un deseo de reorganizar la administración que le generaron el recelo y un conflicto con al aristocracia senadora que defendía el 'status quo'.
Por ello, tras su muerte, el Senado decretó la condena de la memoria para borrar todo su legado, una medida que no tuvo éxito pues las estatuas de bronce, monedas y otros objetos expuestos en esta muestra permiten al público conocer en profundidad el contexto y las complejidades que envolvieron al emperador tanto durante su vida como tras su muerte.