Sudán, 21 Ago 2024.- "Sufro una diarrea aguda", declara Aisha Mohamed, recostada en una cama de un hospital en el sureste de Sudán, cuyo sistema de salud, devastado por un año de guerra, enfrenta una epidemia de cólera.
Esa enfermedad, causada por agua o alimentos contaminados, ya era común en Sudán, especialmente durante la temporada de lluvias, incluso antes de que estallara la guerra en abril de 2023 entre generales rivales.
Sin embargo más de 16 meses de combates dejaron fuera de servicio a la mayoría de los hospitales y el país, de 48 millones de habitantes, lucha por controlar una enfermedad que, aunque a veces mortal, es tratable.
Las autoridades sudanesas y las Naciones Unidas informaron de un aumento en los casos de cólera en medio de varias semanas de lluvias torrenciales que azotaron partes de Sudán y desplazaron a miles de personas.
Las lluvias y las inundaciones contribuyeron a un resurgimiento de esta enfermedad bacteriana que puede causar una deshidratación severa y llevar a la muerte en pocas horas si no se trata.
El Ministerio de Salud declaró el lunes una epidemia, informando posteriormente de 556 casos de cólera, incluidos 27 muertos, la mayoría en el estado de Kasala, donde se encuentra Wad al Hulaywah.
El ministerio también informó que el cercano estado de Gedaref está afectado.
- Condiciones climáticas y contaminación del agua -
La Organización Mundial de la Salud (OMS) detalló que desde junio de 2023 Sudán registró al menos 11.327 casos de cólera, de los cuales 316 fueron mortales.
El ministro de Salud sudanés, Haitham Ibrahim, dijo que "las condiciones climáticas y la contaminación del agua" están detrás de la epidemia.
Solo en Wad al Hulaywah "hemos contado 150 casos hasta ahora, entre ellos siete muertos" desde finales de julio, precisó un funcionario de salud local, Adam Ali, a AFP.
Antes del inicio de la guerra entre el ejército sudanés y las fuerzas paramilitares, la ONU había dicho que alrededor del 40% de los sudaneses no tenían acceso a agua potable. Desde entonces las condiciones empeoraron.
"Nuestro problema es el agua potable", destacó Ali. La mayoría de los residentes de Wad al Hulaywah "beben agua directamente del río, agua contaminada", explicó.
Durante la temporada de lluvias grandes cantidades de sedimento se arrastran hacia el río Setit, que nace en Etiopía, aumentando los niveles de contaminación, agregó el funcionario.
Cerca del hospital local los trabajadores rocían insecticida para combatir la proliferación de moscas, lo que Ali afirma es un síntoma de las malas condiciones sanitarias.
La construcción de una represa en 2015 en el río Setit desplazó a "aldeas enteras y sus habitantes cavaron letrinas improvisadas que atraen moscas porque no se mantienen adecuadamente", subrayó.
El acceso a agua potable está obstaculizado en todo el país, tanto en áreas controladas por el ejército como por las Fuerzas de Apoyo Rápido paramilitares, ambos luchando por el control de Sudán.
Los paramilitares sitiaron áreas enteras, impidiendo la entrada de combustible necesario para bombear agua limpia, mientras que los obstáculos burocráticos y los combates bloquean las operaciones de ayuda dejando fuera de servicio estaciones de agua clave.