“Cuando están en una crisis emocional, ya se auto agreden, empiezan a somatizar, a arañarse, a ser descuidados en su higiene, en sus cosas, pueden tener accidentes, están desorientados, suelen tener cambios de naturaleza autodestructiva se hacen cortadas o daños en la piel y es muy común que haya una historia familiar de suicidio o de intento de quitarse la vida”.
Estimó que detrás de cada suicidio puede haber hasta 50 intentos de privación de la vida, “de hecho, las estadísticas revelan que hasta 42 por ciento de quienes se suicidaron ya lo habían intentado, hasta en 70 por ciento de suicidios la persona presentaba una enfermedad depresiva”.
Indicó que síntomas como desánimo, tristeza, sentimientos de culpa, confusión, falta de concentración y de memoria, fatiga, trastornos del sueño, desorientación o uso de alcohol y drogas pueden advertir sobre una crisis emocional, que de hecho si persiste por más de seis meses se considera una depresión, que puede conducir a un intento suicida o incluso a la consumación del acto de privarse la vida.
“Cuando la persona funciona diferente de como lo hacía habitualmente, por ejemplo, era muy alegre y de repente se vuelve depresiva, cambia su actuar radicalmente; cuando hay rumiación (fenómeno gastroenterológico involuntario que implica la regurgitación desde el estómago hacia la boca de los alimentos, que vuelven a masticarse y deglutirse) la persona empieza a hacer referencia del suicidio ¿Qué pasaría si me muriera? o hacer este tipo de cuestionamientos”.
Señaló que personas que padecen enfermedades incurables o terminales son también consideradas de alto riesgo para cometer un suicidio.
Estimó que la ideación es más común en las mujeres que en los hombres, pero son los varones quienes con más incidencia consuman el acto.
Explicó que previo al intento de suicidio, comúnmente las personas emiten mensajes o señales que pueden advertir sobre sus intenciones, las cuales por ningún motivo deben ser desestimadas.
“Empiezan a regalar cosas, sienten que ya se va a morir, es una manera de despedirse, empiezan a cerrar todos sus proyectos, están con frecuencia desaliñados, no se interesan en su persona, hay que darle importancia, todas las tendencias suicidas deben considerarse con mucha seriedad”.
Comentó que es importante no dejarles solos, y buscar ayuda profesional de inmediato ante estas señales, “de igual manera si la persona ya intentó el suicidio una vez, es vital que reciba atención de un especialista debido a que existe un alto riesgo de que vuelva a reincidir, es decir que vuelva a intentar el acto”.
Mencionó que, aunque no en todos los casos, “en muchos casos, la persona que intenta o consuma un suicidio, busca castigar a alguien más de su entorno cercano, ya sea una pareja, familiares o amistades”.
“Incluso el lugar en que lo hace tiene que ver con el castigo que él o ella quiere dar, es una lección: ‘yo me mato para que tu veas y te quedes con esa culpa’; es también un mensaje, generalmente se busca castigar a alguien,” indicó.