“En las personas se ha visto que la privación aguda de sueño afecta la tolerancia a la glucosa y la respuesta a la insulina; es decir, el metabolismo responde de manera inadecuada”, apuntó la maestra en Ciencias Bioquímicas.
En un comunicado de la máxima casa de estudios, la científica posdoctoral del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM, quien estudia los ritmos biológicos en mamíferos, sostuvo que cuando dicha situación es sostenida, durante años de trabajo nocturno o desveladas, las consecuencias pueden ser graves.
“Nos encargamos de ver cómo el cuerpo regula los procesos que varían a lo largo del día; uno de ellos es el metabolismo”, dijo la doctora en Biología Celular por la Universidad de Toronto, experta en analizar la relación entre relojes biológicos y metabolismo, y cómo se producen patologías cuando no están sincronizados.
A través del proyecto “Relojes hipotalámicos en el control central del metabolismo”, la especialista evalúa algunos parámetros de este último proceso y de la fisiología de obesidad inducida por dieta.
La ganadora de la Beca para Mujeres en la Ciencia L’Oreal-UNESCO- Conacyt-AMC 2019, por dicho estudio, afirmó que aunque la investigación se realiza en ratones, es de relevancia, en especial por la prevalencia de obesidad entre la población mexicana.
Expuso que se trata de una condición patológica que conlleva muchos problemas de salud y detrimento de la calidad de vida de las personas.
Entre los experimentos realizados, destaca una intervención cronoterapéutica en ratones silvestres, a los cuales se les indujo obesidad con una dieta alta en grasas, consistente en retirarles alimento durante el día, porque son animales de hábitos nocturnos.
Dicha acción, propicia que el metabolismo energético se centre en las horas de oscuridad, así se evita que los animales ganen peso y se genera una respuesta favorable a la glucosa.
El equipo científico halló, hasta el momento, que los animales alimentados con una dieta alta en grasas, cuya consecuencia es que presentan obesidad, tienen una disminución pronunciada en la actividad de los genes que se expresan de manera rítmica.
“Todavía no sabemos bien qué significa, pero podemos deducir que el hecho de que se expresen menos transcritos de manera rítmica indica un problema en el metabolismo; en el tejido adiposo pardo, que se dedica a gastar energía en forma de calor, podría significar que los procesos no suceden adecuadamente y eso aumenta el peso, porque la energía se guarda”.
No obstante, en el grupo de animales alimentados con una dieta alta en grasas, pero los cuales sólo se les permite comer de noche, cuando su metabolismo está mejor preparado para recibir alimento, se comprobó que los patrones de expresión de los genes se parecen más a la condición normal, no patológica.
“Con más análisis veremos de manera funcional la expresión de algunos genes, cómo se traduce eso en la función del tejido y cómo impacta en la salud del animal, su peso, respuesta a la glucosa e insulina”, subrayó.