Explicó que determinar la parálisis cerebral es difícil, pues las secuelas van apareciendo durante el desarrollo, salvo en casos severos, cuando las lesiones son graves y el diagnóstico es inmediato; aunque lo más común es que pasen algunos meses sin que se detecte, porque los bebés mejoran con el tiempo su repertorio de movimiento.
“En ocasiones se cree que un niño que no se mueve mucho es flojo, o si está muy tieso es porque está enojado, pero en esta fase del desarrollo no existe eso, son características del tono muscular que indican que tiene problemas con su desarrollo motor, que es diferente en cada infante, pues algunos gatean a los seis, nueve u 11 meses, pero lo importante no es la edad, sino el proceso”, expuso.
Las causas de la parálisis son múltiples, pues intervienen aspectos pre, peri y posnatales, ya que “puede ser que el niño tenga déficit de oxígeno al momento del parto, y como factor prenatal se puede encontrar la restricción del crecimiento”, agregó Cintra Viveiro, responsable del programa de la UNAM para atender este padecimiento.
La Universidad Nacional, a través de la Escuela Nacional de Estudios Superior (ENES), unidad León, apoya a esta población en su Clínica de Prevención a la Parálisis Cerebral con estudios clínicos y terapias.