La técnica, que detecta pequeños cambios en las articulaciones artríticas, permitiría una mayor comprensión de cómo se desarrolla la osteoartritis y que la efectividad de los nuevos tratamientos se evalúe con mayor precisión, sin la necesidad de un muestreo invasivo de tejido.
La osteoartritis es la forma más común de artritis en el Reino Unido, se desarrolla cuando el cartílago articular que recubre los extremos de los huesos y les permite deslizarse suavemente sobre las articulaciones, se desgasta, dando lugar a articulaciones dolorosas e inmóviles.
De acuerdo con un comunicado de la institución, actualmente no existe una cura reconocida y el único tratamiento definitivo es la cirugía para el reemplazo articular artificial.
La osteoartritis por lo regular se identifica en una radiografía por un estrechamiento del espacio entre los huesos de la articulación debido a la pérdida de cartílago. Sin embargo, los rayos X no tienen suficiente sensibilidad para detectar cambios sutiles en la articulación con el tiempo.
El autor principal del estudio, el ingeniero Tom Turmezei, señaló que además de que los rayos X bidimensionales no cuentan con sensibilidad, se basan en los humanos para interpretarlos.
“Nuestra capacidad para detectar cambios estructurales para identificar la enfermedad de manera temprana, monitorear la progresión y predecir la respuesta al tratamiento está frustrantemente limitada por esto”, aseguró.
Por lo tanto, la técnica que desarrolló junto a su equipo utiliza imágenes de una tomografía computarizada (TC) estándar, que normalmente no se utiliza para controlar las articulaciones, pero produce imágenes detalladas en tres dimensiones.
Turmezei explicó que la técnica semiautomatizada, llamada mapeo espacial conjunto (JSM), analiza las imágenes de TC para identificar los cambios en el espacio entre los huesos de la articulación en cuestión, un marcador sustituto reconocido para la osteoartritis.
Después de desarrollar el algoritmo con pruebas en articulaciones de cadera humana de cuerpos que habían sido donados para investigación médica, descubrieron que excedía el estándar de oro actual de imágenes conjuntas con rayos X en términos de sensibilidad, mostrando que era al menos dos veces tan bueno para detectar pequeños cambios estructurales, indicó.
Señaló que las imágenes codificadas por colores producidas utilizando el algoritmo JSM ilustran las partes de la articulación donde el espacio entre los huesos es más ancho o más estrecho.
“Usando esta técnica, con suerte podremos identificar la osteoartritis más temprano, y analizar los posibles tratamientos antes de que se vuelva debilitante”, mencionó Turmezei.
Agrego que dicha técnica podría usarse para detectar poblaciones en riesgo, como aquellas con artritis conocida, lesiones articulares previas o atletas de élite que están en riesgo de desarrollar artritis debido a la presión continua que se ejerce sobre sus articulaciones.
Dijo que si bien la tomografía computarizada se usa regularmente en la clínica para diagnosticar y controlar una variedad de condiciones de salud, la TC de articulaciones aún no ha sido aprobada para su uso en ensayos de investigación.
No obstante, resaltó que el éxito del algoritmo JSM demuestra que las técnicas de imagen 3D tienen el potencial de ser más efectivas que las imágenes en 2D.
Además, la TC ahora se puede usar con dosis muy bajas de radiación, lo que significa que se puede usar de forma más segura con mayor frecuencia a los fines del monitoreo continuo.
“Hemos demostrado que esta técnica podría ser una herramienta valiosa para el análisis de la artritis, tanto en entornos clínicos como de investigación. Cuando se combina con el análisis estadístico 3D, también se puede utilizar para acelerar el desarrollo de nuevos tratamientos”, apuntó.