Nueva York, marzo, (SEMlac). El edificio de Naciones Unidas poco a poco se ha quedado solo. Las mujeres migraron después de una intensa actividad. Más de 200 reuniones paralelas y el temor de ir para atrás en los derechos de las mujeres.
Los pasillos son transitables, ya no hay algarabía, sino negociaciones muy diversas. Una principal es la de la financiación para lo que sigue, tras un reconocimiento tácito de que las cosas no fueron todo lo exitosas que parecían.
Ya sé, cuando esto se lea, habrá muchas personas que dirán que ya lo sabían. Y la realidad es la mejor muestra. Pero la realidad está hecha de varias imágenes.
¿Quién no recuerda las discusiones en el año 2000, (porque todo se encorchetaba, como se dice en la jerga de Naciones Unidas) la batalla para ponerle el nombre a los derechos sexuales y reproductivos, el tema de incorporar por ley la igualdad entre hombres y mujeres, las resistencias conservadoras y machistas para el establecimiento de las cuotas de género, la reafirmación de que los derechos humanos también incluyen a las mujeres, los diálogos infinitos para acordar cómo abordar el asunto de las costumbres y las religiones que se tratan de imponer en países laicos?.
Las acciones de las mujeres organizadas y sus alianzas para ir caminando, aunque sea un pasito, tienen sentido y la ventaja es que hay quienes invierten energía y tiempo para hacerlo. Aquí eso sucedió, un pasito, dejar en claro que no puede seguir adelante la discusión mundial, que tiene que mirar otros 15 años adelante, tratando de enderezar al planeta amenazado por la pobreza, la rebelión con causa, las guerras y la escasez de energéticos. Acciones que no pueden hacer invisible que hay medio mundo, exactamente, la mitad de todo, que somos las mujeres.
La diferencia es que aquí se fueron las mujeres un poco decepcionadas porque al movimiento feminista, promotor, autor, vanguardia en cada tramo de avance y ley, lo sacaron del edificio de Naciones Unidas, le cortaron la tradicional interlocución e intentaron acallarlo en sus reclamos. El pasito es que sí, que algunas ONG se entrevistaron con la jefa de ONU Mujeres, se quejaron del bajo perfil para las actoras principales y de la desequilibrada forma de funcionamiento.
Otras pudieron estar con sus misiones gubernamentales. Hablarle de tú a la autoridad y solicitar asientos, compromisos, reuniones para el futuro, e hicieron presencia. Hasta les exigieron, como si estuvieran en casa. En misiones donde hay una postura abierta, como en la de México, haciendo honor a su antigua tradición de política exterior y apertura, que ya se nos había olvidado, después de aquel "comes y te vas".
Hace dos días hasta las 2 de la mañana estuvo la discusión para que el seguimiento de esta evaluación mundial se haga incluyendo a la sociedad civil, pero no solo eso, recuperando palabras que en los documentos de Naciones Unidas son fundamentales. ¿Cómo? Es que de pronto en esas reglas se tachó derechos humanos una y otra vez, en párrafos que parecían inocentes, o se pretendía eliminar el diálogo social, o se daba más importancia a pequeños avances que a los grandes y persistentes problemas.
El barco se enderezó, los compromisos del ECOSOC, la intervención diplomática de varios países, entre ellos México, la fuerza de la razón y, aunque no se crea, la importancia de la presencia física de las organizaciones, cuando menos detuvo la intención de los encubiertos machos, de los países de siempre, esa, una intención de atraso y desmesura.
Se me acelera el corazón cuando me acuerdo, y cuando me veo con tanta inocencia en el pasado. En el año 2000 apenas había un dato sobre el negocio universal de la trata con fines de explotación sexual, hoy es un tema de preocupación en la boca del ECOSOC. Entonces era de vida o muerte dialogar con la delegación mexicana, de vida o muerte un párrafo que se quería quitar.
Claro que algo cambió, y los gobiernos que son las Naciones Unidas, saben muy bien que el trabajo de las mujeres es garantía para que sobreviva el sistema económico y base de grandes ganancias en todos sentidos. ¿Qué harían los dueños del mundo sin la inteligencia y los brazos para trabajar que hoy aportan las mujeres? Incluso en ese que parece el más atrasado, en donde las mujeres con burka también producen para la economía mundial.
Lo que sigue: El Post 2015
Se llama agenda de desarrollo post 2015. Esta agenda es la negociación central en las oficinas y las dependencias de las Naciones Unidas.
La agenda debe contener claramente un enfoque de derechos humanos: se dice que será una agenda universal, transformadora, centrada en la inclusión socioeconómica y el desarrollo sostenible.
Una parte central de dicha agenda son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que a diferencia de los Objetivos del Milenio (ODM) que fueron elaborados por pocos y sin participación.
Ahora están hechos a través de un proceso intergubernamental de negociación de más de 18 meses, en el que contribuyeron no solo estados miembros de Naciones Unidas, sino actores relevantes de la sociedad civil, la academia y los organismos internacionales.
México, hay que saberlo, hay que anotarlo, según se sabe, impulsó la perspectiva de inclusión social y económica, la naturaleza transversal de la perspectiva de género y el empoderamiento de las mujeres, así como el enfoque y conocimiento de que la pobreza tiene efectos multidimensionales.
Se espera que la agenda de desarrollo post 2015 y sus ODS como guía para la acción global, regional y nacional en los próximos 15 años, sean adoptados en una cumbre a celebrarse en septiembre de 2015, en la que participarían jefes de estado y de gobierno. Es ahí donde deben estar bien puestos los derechos de las mujeres.
De esta agenda debe desprenderse la rendición de cuentas. Misma que no podrá tener sentido, si no hay forma de medir, mecanismos claros de demostración tanto de avance como de retroceso. Un tema fundamental del que la sociedad civil debe tomar nota.
Por eso es tan trascendente que las mujeres no se desprendan de estar siempre alertas. Aunque requieran de gran esfuerzo para estar dentro del proceso de información y negociación, en esos, estos, y los que siguen.Por Sara Lovera.