“Tengo que ganar mucho dinero para ser feliz”, “quiero tener más trabajo para comprar la casa que tanto deseo”, “quiero cambiar mi auto”, “quiero que mi familia y yo viajemos más”, y no descansamos hasta conseguir esas metas que están construidas sobre el mandato social de que “valemos por lo que tenemos”, y si no logramos conseguir nuestras metas nos frustramos y nos sentimos intranquilas o intranquilos.
Es un hecho que en las sociedades occidentales sobrevaloramos la importancia del dinero y no nos damos cuenta de todas las cosas buenas que hay en nuestras vidas.
Como cuando nos permitimos simplemente ser quienes realmente somos y no somos lo que tenemos, logrando experimentar un sentimiento maravilloso de plenitud.
Cuando aceptamos quiénes somos, así como somos, confiando en el poder de nuestra energía interior, tomamos un paso esencial a través de toda nuestra travesía de vida, sincronizándonos con nuestros propósitos y con aquello que deseamos.
A partir de mi experiencia me he dado cuenta de que la incertidumbre entendida como “la falta de conocimiento seguro o fiable sobre una cosa, que especialmente nos genera inquietud”, es algo con lo que difícilmente podemos vivir y luchamos contra ella sin éxito con tal de no experimentarla.
La incertidumbre es un sentimiento incómodo para la gran mayoría de las personas, sin embargo, si dejamos de luchar y de nadar contra corriente, y nos abrazarnos a esa corriente que nos genera la misma incertidumbre dejándonos llevar por ella, podemos empezar a vivir en libertad, abundancia y paz.
Definitivamente se necesita coraje, no desde el enojo sino desde el impulso o arrojo suficiente para renunciar a seguir nadando contra corriente y dejar ir, para confiar en el tiempo del universo y sobre todo para encontrar nuestro ritmo y respetarnos.
Necesitamos creer en la posibilidad de abrirnos para tener acceso a esa verdad profunda, permitiendo entrar la fuerza del universo para conectarnos a ella, abriendo el canal de acceso al amor, a la fuerza y a la abundancia.
Meditar es una forma que nos permite llegar a sentirnos así, y a relajar nuestras emociones, porque a través de la meditación logramos acallar nuestros pensamientos y contactarnos con el poder que nos da ser conscientes de nuestra existencia.
La meditación, del latín “meditatio”, se refiere a un tipo de ejercicio intelectual. SegúnPérez De Albeniz & Holmes (2000)“las diferentes técnicas de meditación se clasifican de acuerdo con su enfoque”(1).
Sin embargo, la realidad es que sea cual sea la técnica de meditación, al practicarla logramos dejar a un lado las preocupaciones y nuestra tendencia a querer controlar todo, cuando en realidad sabemos que no controlamos nada.
Cuando nos aferramos a una meta muchas veces nos decimos a nosotras y nosotros mismos: “Puedo ver claramente lo que quiero y deseo, entonces… ¿por qué si lo tengo tan claro no logro alcanzar mi meta?
La respuesta a esta pregunta tiene su origen en el “fino arte” y práctica del desapego.
Conforme nos desapegamos de todo lo que deseamos afuera, empezamos a “soltar” y suavemente nos vamos conectando con la sabiduría y con la libertadque la propia incertidumbre contiene.
El desapego implica aceptar la realidad por difícil que esta se muestre, requiere creer en nosotras y nosotros mismos, en otras personas y en la energía del universo.
Y confiar en que todo está bien a pesar de los conflictos o problemas que la vida trae consigo.
Con el tiempo nos damos cuenta que todo está bien porque vemos cómo las cosas más difíciles o dolorosas se solucionan y se acomodan de la mejor manera, porque hemos aprendido a soltar, a desapegarnos.
Son muchos los beneficios emocionales que el desapego nos proporciona a mujeres y a hombres como: tranquilidad, una profunda paz interior, ser capaces de dar y de recibir amor, y sobre todo utilizamos nuestra libertad para resolver de forma creativa nuestros problemas.
Podríamos pensar que por el rol de género somos las mujeres más apegadas a los afectos y los hombres más apegados a las cosas materiales, sin embargo, hoy en día en muchas sociedades podemos ver a mujeres apegadas a lo material y a hombres apegados al afecto.
Sea cual sea nuestro género, es importante darnos cuenta cómo el sistema patriarcal refuerza el énfasis en el tener y no en el ser, y ha limitado nuestra capacidad para creer en nosotras y nosotros mismos más allá de lo que tenemos, para confiar en “dejar que las cosas sucedan” como decía Fritz Perls, creador de la terapia Gestalt.
Dejemos que la paz y la tranquilidad lleguen a nosotras sin aferrarnos a lo que no es para nosotras.
Miremos detenidamente qué es lo que sí tenemos: el aire que respiramos, el oxígeno que nos permite vivir, nuestros cuerpos maravillosos, la belleza de estar vivas y vivos, salud, personas que nos aman y a quienes amamos, y todo lo que la naturaleza nos brinda.
Y entonces permitámonos creer, confiar y soltar para abrirnos sin control a lo que la vida nos ofrece día a día.