El tiempo es, sin duda, uno de los factores decisivos cuando se emprende la búsqueda de una persona desaparecida. Para todas las personas es, o debería ser evidente, que cada minuto transcurrido sin saber el paradero de la víctima, actúa a favor de los delincuentes que la privaron de su libertad.
Desagraciadamente, en México existe un sinnúmero de obstáculos que hacen correr el tiempo de forma increíble, gracias al nudo burocrático institucional, la pérdida de evidencia, la falta de profesionalismo en el desarrollo de la investigación, la corrupción, la negligencia, así como la indudable falta de la debida diligencia.
Es en este transcurrir del tiempo que estamos a prácticamente dos años y medio sin saber de Jessica Cerón Salinas, que desapareció en Cuernavaca, Morelos, el 13 de agosto de 2012 con un embarazo a término de 39 semanas. Para estas fechas, Jessica debe tener 31 años de edad.
Basta revisar brevemente lo que aparece en internet sobre el caso de Jessica para constatar la negligencia que persiste en las instituciones responsables de esta investigación.
El pasado 29 de enero, la familia de Jessica denunció ante los medios de comunicación diversas irregularidades por parte de personal adscrito a la Fiscalía General del Estado de Morelos.
Fallas tan elementales como la pérdida de bitácoras de hoteles, así como videos relacionados con la investigación, o el hecho de no asegurar lugares y objetos –lo que ha contaminado probables evidencias–, sin omitir el hecho de que tales autoridades han filtrado información al principal sospechoso –quien es presuntamente su pareja sentimental–, son sólo botones de muestra que, con toda razón, han provocado la desconfianza en la familia de Jessica.
En más de dos años sólo se han llevado a cabo dos operativos de búsqueda. A petición de la familia, y en vista del pobre desempeño (y ausencia de avances) de la Fiscalía General del Estado de Morelos, la Procuraduría General de la República (PGR) ha intervenido.
El segundo operativo ocurrió el pasado 28 de enero en un hotel, así como en el cerro Tres Cruces del municipio de Huitzilac, donde se realizaron pruebas de luminol y otros procedimientos que, naturalmente, debieran estar ajenos a la difusión en los medios, ya que se viola la secrecía de la indagatoria.
En esa ocasión la PGR admitió que la Fiscalía estatal tuvo que haber realizado dichos trabajos tiempo atrás, en vista de que es la institución responsable.
Gracias a que se había iniciado una averiguación previa en la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas (Fevimtra), fue posible reponer los videos captados por las cámaras de seguridad donde se aprecia el jeep en el que Jessica fue vista por última vez.
Ese vehículo pertenece a la empresa donde trabajaba su pareja sentimental, así como la bitácora del hotel donde estuvieron la noche de su desaparición. De esa magnitud han sido las negligencias. Para ese momento, la familia de la joven tuvo que aclarar que no fue la Fiscalía estatal quien se hizo cargo, sino la PGR.
No obstante lo delicado del asunto, la Fiscalía morelense difundió –antes de que concluyeran las diligencias, a través de redes sociales y otros medios– que éstas estuvieron encabezadas por el mayor Martín Rizo Muñoz, coordinador de la Policía de Investigación Criminal (PIC) de la Fiscalía General de Morelos “en coordinación c/ otras dependencias” (sic), cosa totalmente falsa y que fue finalmente desmentida por la familia de Jessica.
Más aún, es tanta la desconfianza de la familia que nos vimos forzadas a solicitar a la agente del Ministerio Público que Rizo y sus policías ministeriales se retiraran, ya que no habían sido convocados a las diligencias.
Y dicho sea de paso, el único personal convocado que se mantuvo hasta el final de las diligencias, con excepción de las ministerios públicos de la Fiscalía, fueron los bomberos de la Zona Metropolitana de Cuernavaca.
Tanto la Policía Federal (a través de la Policía Científica), como la PGR han avanzado mucho en las investigaciones de este caso, ya que cuentan con el equipo, el personal y la experiencia para responder con el profesionalismo que se requiere.
De ahí que resulta de vital importancia tomar con toda seriedad cada una de las acciones que realicemos para avanzar en la investigación, y que las instancias responsables se dediquen simple y sencillamente a hacer su trabajo, porque más allá de protagonismos o celo profesional, lo verdaderamente importante es que Jessica aparezca con vida, y pronto.
Ésa es y debería ser la prioridad para todas las personas involucradas y no presumir, mentir y simular.