Las mujeres representamos 48 por ciento del padrón electoral de este país; sin embargo, en la agenda de las y los candidatos a puestos de representación popular, nos ofrecen tarjetas rosas, o láminas, o despensas. Otros, mandiles y trastos de cocina o legalizar la explotación y objetivización de nuestros cuerpos en los vientres de alquiler o en la prostitución.
Ni las candidatas mujeres, salvo sus honrosas excepciones, representan una garantía para defender los Derechos Humanos de las mujeres alcanzados hasta el día de hoy. Yo no he escuchado una sola propuesta ni de Alejandra Barrales, ni de Claudia Sheinbaum que se identifique con la agenda del movimiento feminista: igualdad sustantiva, oportunidades de trabajo, vivienda, salud, educación, las mujeres desaparecidas, por las víctimas de feminicidio, de acoso sexual, de violencia familiar y sexual, las víctimas de la delincuencia organizada, las desplazadas, las madres que buscan a sus hijas e hijos, las víctimas y sobrevivientes de la trata, de la prostitución y otras formas de explotación sexual, las víctimas del trabajo infantil y del turismo sexual y la pornografía infantil, fenómenos que crecen en total impunidad en nuestro país.
Es imprescindible tocar el tema de las alianzas, la del PAN con el PRD y Movimiento Ciudadano, que tiene al partido tradicional de izquierda completamente desdibujado, con la menor membresía en su historia; la del PRI, el Verde y Nueva Alianza, a pesar de que sólo Morena ha garantizado revertir la reforma educativa. Y la alianza de Morena y el PT con el PES, que representa a la ultraderecha; por ejemplo, con un candidato al gobierno de Morelos, que aunque fue una estrella del fútbol, tiene fama de creído, alzado y golpeador de mujeres.
Esto es una muestra de lo vil que puede hacer ver a los políticos de izquierda, de derecha, de centro, cuando por un pedazo de poder, son capaces de renunciar a su identidad, a su ideología, con tal de no perder sus privilegios, las prerrogativas de que disfrutan y el registro.
Mención aparte se merece Morena, que aceptó a militantes del PAN, del PRI, del PRD, o sea de todos colores: verdes, tricolores, amarillos, blanquiazules, como Gabriela Cuevas o Eduardo Ramírez, y muchas otras personas más.
Y todo esto cobra especial relevancia cuando será el Senado de la República quien elija de una terna propuesta por el titular del Ejecutivo Federal, al Fiscal General de la Nación para los próximos 7 años. No nos podemos permitir el lujo de una designación fallida como sucedió con el Comisionado de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, Jaime Rochín del Rincón.
Ojalá no suceda como la semana pasada en el estado de Morelos, donde el Congreso eligió a un Fiscal General del estado, Uriel Carmona Gándara, que es Notario Público, con una esposa Notaria Pública y una madre que también fue Notaria Pública y que seguramente no tendrá, a pesar de ser catedrático de la Universidad Autónoma de Morelos, la experiencia para supervisar la integración de las carpetas de investigación, como tampoco estoy segura que conozca los entuertos del nuevo sistema penal.
Es necesario que en las campañas se encienda una luz de esperanza contra la impunidad que en nuestro país asciende al 98 por ciento y contra la injusticia que a menudo enfrentan las sobrevivientes. Una luz de esperanza que corrija las causas estructurales de la marginación, la exclusión social y la pobreza.
También es necesario que analicemos los discursos, las propuestas, que demos un voto consciente y razonado. Nuestro voto no debe ser moneda de cambio por una torta y un refresco; y aún después del voto debemos mantenernos en la exigencia de la rendición de cuentas.
En nuestro país, el más peligroso para ejercer el periodismo, el país del feminicidio, de las desapariciones forzadas y no voluntarias, del desplazamiento forzado interno, de las miles de fosas clandestinas, del encarcelamiento de activistas, de las más de 200 mil personas asesinadas por una guerra absurda, donde es peligroso defender los Derechos Humanos pero que es reconocido por la corrupción, es indispensable crear conciencia de nuestro derecho a exigir cuentas.
Sí, es cierto, hace años que no votamos por la mejor candidatura, sino por la menos peor, pero vale la pena recordar las palabras del político y filósofo francés Joseph de Maistre (1753-1821) quien sostuvo “que cada pueblo o nación tiene el gobierno que merece”.
El francés André Malraux (1901-1976), la modificó y dijo que no es que “…los pueblos tengan los gobiernos que se merecen, sino que la gente tiene los gobernantes que se le parecen”. De nuestro continente tenemos el aporte deJosé Martí (1853-1895)"Pueblo que soporta a un tirano, lo merece". Cualquiera de las tres modalidades resulta muy fuertepara una sociedad que se precie de democrática y que cuente con ciudadanía social. Hagamos lo necesario para merecernos mejores gobernantes y representantes populares.
*Directora Regional de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC, por sus siglas en inglés).
Twitter: @CATWLACDIR
Facebook: Catwlac Directora
Frente al inicio de las campañas: México es un país Kafkiano
19
de Febrero
de
2018
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