Rotativo de Querétaro.

Los juegos de Sánchez

19 de Julio de 2021
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Ayer por la mañana, alrededor de las doce recibí un mensaje de un gran amigo que decía “La ley trans se ha llevado por delante a Carmen Calvo”. Yo desconocía los cambios de gobierno a esas horas y me encaminaba a comer con mi familia. A alguna de mis hermanas no la había visto desde octubre pasado y a otra desde el día de Navidad. Ya en la casa familiar me enteré del calado del cambio de gobierno.

He de decir que Carmen Calvo merecía mi respeto como feminista, pero no como política por toda la porquería que vertió hace dos años al entorno de Podemos, pero especialmente contra Pablo Iglesias. Tampoco sé si es el precio que ha pagado por oponerse a la llamada Ley Trans, como dice mi amigo o, dicho de otro modo, por ser coherente o ha perdido la confianza de Sánchez.

Hace sólo unas semanas hablaba con una gran amiga, también del PSOE, sobre ella, y le hacía esta misma reflexión: muchas mujeres parlamentarias del PSOE, encabezadas por Carmen Calvo, habrán de pensarse mucho sus alegaciones y sus votos a esta ley si no se mejora mucho. Paloma, que así se llama mi amiga, me contestó que así era y vino a decirme que habría que elegir entre plata o bala.

Insisto, no sé si ha sido por esta causa o por pérdida de confianza de Sánchez, pero en cualquier caso y hoy, Carmen Calvo está fuera del gobierno. Y eso no es para nada una buena noticia. Y estoy triste la verdad porque el modelo de feminismo que representaba ha sido vencido por un modelo neoliberal y posmodernista “chupiguay”. Y eso no me gusta nada de cara al futuro de las condiciones de vida de las niñas y mujeres.

El equipo de Irene Montero y sus leyes para, teóricamente garantizar unos derechos de los que ya pueden gozar las personas transexuales, no convence al feminismo teórico y tradicional, que es universalista y no interseccional. Nunca los derechos de unas pocas personas pueden condicionar la vida de millones y millones de personas como somos las mujeres y las niñas, porque en definitiva se trata de eso, de que los deseos de una parte mínima, condicione los derechos ya adquiridos de más de la mitad de la población.

Siempre he estado a favor del aumento de los derechos civiles de toda la población pero sin que ello menoscabe otros derechos ya adquiridos de más de la mitad de esa población. Pero al parecer eso no se entiende por aquellos que lo que desean es ver cumplido su deseo sin reflexionar para nada lo que ello conlleva para la comunidad en su conjunto y, en este caso para las mujeres.

Decepción profunda de las políticas perversas para con las mujeres que se están elaborando y aprobando en el Consejo de ministros. Y todo ello utilizando el feminismo como escudo. Me siento triste y huérfana de izquierdas. ¿A quién votar si mañana hubiera elecciones generales?

Sánchez se ha metido en un buen jardín y no sabe lo que le espera por contentar a un puñado de votantes muy escandalosos, eso sí, pero muy volátiles con su voto “chupiguay” y festivo.

La irreversibilidad de sus políticas contra los derechos de las mujeres no sólo le puede hacer perder votos, le puede hacer perder elecciones y apoyos. Ahora él mueve sus piezas en este gran tablero de la política y avanza por donde pueden ir sus alianzas, pero en el momento sagrado del voto, cada cual premia o castiga según le hayan sido respetados y/o aumentados sus derechos. O por el contrario los haya visto menguar o peligrar.

Jugar o poner en riesgo los derechos de las mujeres puede costarle muy caro a este gobierno de coalición porque a pesar de secarse la boca diciendo que son progresistas, no lo están demostrando con sus políticas para con las mujeres.

Y mientras, Sánchez se deja querer por quienes, seguramente, acabarán cavando su tumba política o lo que es lo mismo a seguir el juego a la alianza que nos mata, explota sexual y reproductivamente a las mujeres por ser mujeres. Y esa alianza se nutre y se retroalimenta del capitalismo y del patriarcado. Ese es su juego, por muchas mujeres que tenga en su gobierno.

Como dije antes, me apena que Calvo haya dejado el gobierno porque eso significa abrir las puertas al campo de quienes sólo creen en “su” igualdad, en “sus” deseos convertidos en leyes, en “su” individualidad y a quienes les importa un pimiento arrasar con los derechos de las mujeres conseguidos con mucho esfuerzo por parte de muchas predecesoras que, incluso, dieron sus vidas por ellos.

Es un retroceso para los derechos de las mujeres y eso me entristece. Pero no por ello voy a dejar, mejor dicho, vamos a dejar de decir lo que pensamos y sentimos. Ni mucho menos, a seguir reivindicándonos como mujeres con derechos de ciudadanía plenos.

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