Como si no fuera poco la pandemia sanitaria y la crisis económica, que nos está sacudiendo, resulta que el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, aprovechando esta situación, sorpresivamente restauró el 15 de abril a los jueces que permitieron el feminicidio de Abril Cecilia Pérez Sagaón.
Abril Sagaón, no debió ser asesinada como ninguna de las mujeres que han sido víctimas de feminicidio.
El crimen ocurrió después que los jueces Federico Mosco González y Luis Alejandro Díaz Antonio, desestimaran la violencia vivida por Abril y dejaron en libertad a Juan Carlos García, su ex pareja, quien había sido denunciado por violencia.
Recordaremos la enorme indignación que generó este feminicidio, sobre todo por la negligencia y posible complicidad de los jueces, quienes desestimaron la denuncia de Abril Sagaón por violencia e intento de feminicidio para reclasificar el delito y dejar a Juan Carlos en libertad.
La reinstalación de los jueces manda un pésimo mensaje a la ciudadanía y en especial a las mujeres, quienes han estado exigiendo justicia para ellas y castigo a sus agresores, uno de los ejes nodales de la gran manifestación del 8 de marzo.
En estos momentos de tremenda crisis lo menos que se necesitan son cínicos que simulen hacer cumplir la ley y procurar justicia.
La decisión del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, responsable de vigilar la actuación de los jueces, manda la señal que la mala actuación de los juzgadores es perdonada cuando se trata de la vida de las mujeres, y esto no puede ser posible cuando la impunidad es el gran lastre de México.
No hay que olvidar que el Juez de control Federico Mosco González, consideró que Juan Carlos no intentó matar a Abril, pese a golpearla con un bat, mientras ella dormía, hasta fracturarle el cráneo, por lo que reclasifico a lesiones y violencia familiar, por eso liberó al ex marido.
De acuerdo con organizaciones feministas este mismo juez en septiembre pasado liberó a un violador serial que operaba en la Ciudad de México y que estaba relacionado con al menos cuatro ataques sexuales.
Sin embargo, con los pésimos antecedentes, resulta que el 15 de abril fueron restituidos estos jueces bajo el argumento de la necesidad de equilibrar la carga de trabajo.
Traer nuevamente a dos jueces misóginos en plena pandemia cuando se han incrementado las denuncias de violencia contra las mujeres por parte de sus parejas hasta en un 60 por ciento, resulta una violencia más contra las mujeres pero desde la institución.
No hay pretexto que valgan ni pandemia que tolere la falta de criterio de la autoridad para poner en manos de los cómplices a las víctimas, de maridos o parejas potencialmente feminicidas.
Las organizaciones feministas ya han llamado a la Judicatura a rectificar esta vergonzosa acción. El llamado se le hace al Magistrado Rafael Guerra Álvarez, presidente del Consejo de la Judicatura y quien en noviembre suspendiera a estos jueces para que fueran investigados.
Lo menos que se puede esperar es congruencia del presidente y enmendar el error del tribunal, retirando nuevamente a los jueces Federico Mosco González y Luis Alejandro Díaz Antonio, hasta que no concluya la investigación que se les sigue para determinar lo que corresponda, como él mismo se comprometió.
Lo que se necesitas son jueces que protejan los derechos de las víctimas y sancionen a sus agresores.
Lo que menos se necesita son cínicos
23
de Abril
de
2020
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