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La violencia no es parte de nuestra agenda

04 de Abril de 2022
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Ante la terrible confusión en las legisladoras y legisladores federales y locales, fue necesario que el feminismo se reuniera en el Foro “Aclaraciones necesarias sobre las categorías de sexo y género”, convocado en el marco del Programa de Estudios Feministas del CEIICH-UNAM, con la participación de la doctora Marcela Lagarde y de los Ríos, fundadora del Programa de Estudios Feministas del CEIICH-UNAM, autora de la Ley General de Acceso de las Mujeres una Vida Libre de Violencia y conceptos tan importantes como violencia feminicida y feminicidio.

También participaron la doctora Amelia Valcárcel, filósofa y feminista ilustrada que ha destacado elementos valiosos y ha sido ideóloga del feminismo de la igualdad; la doctora Alda Facio, especialista en la CEDAW, la Corte Penal Internacional y fundadora de Cladem y Mujeres por la Justicia de Género; la maestra Andrea Medina, jurista mexicana que ha defendido a mujeres en varias materias, pero sobre todo Derechos Humanos y derecho penal. El foro fue moderado por la política mexicana Angélica de la Peña y la doctora Aimée Vega Montiel.

Ese evento desató innumerables ataques a la UNAM, a las participantes, a las moderadoras, incluso días antes estuvo circulando en redes sociales el anuncio del Foro con las caras de las ponentes borradas. Ni siquiera se sabía qué iban a decir, pero ya las tachaban de TERF y transfóbicas y se les hacía responsables de los transfeminicidios. Ni siquiera se respetó a la doctora Marcela Lagarde y de los Ríos, a quien se le debe que acuñara en México en nuestra legislación el feminicidio, el que se ha usado para definir el transfeminicidio.

No se respetó su trayectoria, sus aportes, su claridad, bueno, ni siquiera su edad. Lo que es indudable es que los niveles de audiencia y las reproducciones del video del Foro fueron impresionantes, lo que refleja la necesidad de seguir aclarando la diferencia entre los conceptos de sexo y género, como lo hicieron magistralmente las ponentes en el Foro.

Durante el evento hubo toda clase de manifestaciones: desde felicitaciones, frases de admiración y respeto, como incluso despectivas, groseras e irrespetuosas, que se fueron agravando en la medida en que se acercaba el día de la visibilidad trans, ya que el 29 un grupo, por cierto no muy numeroso, se manifestó afuera de Rectoría en un tono muy violento, y cuando los funcionarios se acercaron a conocer cuáles eran sus demandas, resultó que la principal era que bajaran del canal de YouTube del CEIICH-UNAM el video del Foro; pero como no pudieron darles respuesta se pusieron muy violentas las personas que se estaban manifestando, incluso con empujones y jalones de cabello a los funcionarios de Rectoría, tanto, que a pesar de que iban protegidos por personal de protección civil y (creo) de Auxilio UNAM, estuvieron a punto de tirarlos por unas escales de piedra.

En los videos que circularon en redes sociales no se alcanza a ver qué sucede, pero lo cierto es que persiguen a un trabajador, a quien tiran al piso, lo patean, lo golpean, le queman un zapato y le gritan que si le dio miedo, que qué se sintió estar en el suelo. Por supuesto no faltó el grito de que por los “discursos de odio de la UNAM están matando a sus hermanas”.  

Y así llegamos al día de la visibilidad trans, donde en la Cámara de Diputados las dos diputades trans de la fracción parlamentaria de Morena, como ya es su costumbre, degradaron al parlamento.

Y es que ya que nos tienen acostumbradas a sus escándalos una vez por semana, como por ejemplo cuando Gabriel Quadri, del PAN, le dijo a Salma Luévano “señor” y decidieron tomar la tribuna hasta que se le sometiera a Quadri a Juicio Político y lo destituyeran. Ellas no iban a devolver la tribuna y trataron de quitar de su silla al diputado Santiago Creel, lo jalonearon y le quitaron el micrófono, ya que fungía en esos momentos como Presidente de la Mesa Directiva.

Llama la atención que para hoy, ya ambas, María Clemente y Salma Luévano, le habían pedido disculpas al diputado Creel, pero en uno de sus arranques María Clemente se declaró “diputade independiente”, porque alegó que nadie la había apoyado, incluso se peleó en redes con Salma Luévano y Citlali Hernández.

En suma, pelean contra el feminismo, pelean contra las instituciones, pelean con la sociedad y se pelean entre ellas.

Y yo estoy preocupada porque parece que estamos en posiciones irreconciliables y que el único camino para aclarar conceptos, ideas, es la violencia, la falta de respeto, el insulto, y esto no puede seguir así o hasta dónde vamos a parar. Ya se solicitaron renuncias de las académicas, ya se agredió a feministas en los eventos donde se presentan, y con todo el apoyo de ciertas instituciones, sólo se considera discurso de odio a quien se atreve a levantar la voz, a disentir, a quien aporta argumentos para defender el feminismo.

Lo más grave es que lo que está en juego es la libertad de expresión y opinión, la libertad de cátedra y de investigación. No sé si fuimos muy prudentes y dejamos avanzar al queerismo demasiado, tanto, que ha penetrado a la juventud, a las instituciones educativas y de investigación, y a muchas instituciones gubernamentales, algunas con conocimiento de causa y otras por sentirse postmodernas y liberales, sin darse cuenta que esa doctrina es patriarcal y neoliberal.

Lo cierto es que algo tenemos que hacer porque esto va a parar en que se agreda físicamente a una feminista, que acabemos en el hospital o cuando tengamos una asesinada más.

Y no estoy diciendo que tengamos que renunciar a nuestra agenda, a nuestras reivindicaciones, tampoco digo que las minorías tengan que renunciar a sus agendas, ni que no tengan derechos, lo que estoy diciendo es que tenemos que aprender a convivir, a respetar nuestras luchas y nuestros logros, sin invadir nuestras agendas.

Pero también tenemos que crecer, llevar el mensaje feminista a las mujeres de a pie, a las jóvenes, llevar nuestra agenda radical y abolicionista, que hoy, sucede también es un punto de disputa, pero afortunadamente no entre las abolicionistas.

Vientres de alquiler

Me invitó RT a un debate sobre vientres de alquiler y espero que pronto esté el programa y se los pueda compartir para hacer evidente como el queerismo considera que las mujeres pobres, con un apuro económico o en exclusión social, decidan alquilar su vientre como una libre elección para “ayudar” a quien no puede gestar a un bebé alegando que la reglamentación es la única forma de evitar los abusos que se cometen contra las mujeres en esta industria.

RT, por cierto, es un medio ruso, lo que mi contraparte ignoraba. En el debate también estuvo un asesor parlamentario de Morena en el Senado, quien opinaba que si ya está sucediendo pues qué mejor se reglamente. Es tremendo que se vea con tanta naturalidad la mercantilización de la maternidad, el uso de las mujeres como incubadoras, a quienes se les paga sólo 8 por ciento de lo que cobran por gestar para otros y por niños que se compran por contrato y a quienes se les despoja de su derecho a la filiación.

No me cabe la menor duda que desde su burbuja pequeñoburguesa, la reglamentación es la única posibilidad para quienes no hablan con las mujeres pobres, las indígenas, las campesinas, las mujeres urbanas pobres, porque de lo que sí no tengo duda es que no he visto a ninguna mujer de clase acomodada alquilar su vientre por dinero. Y también es importante aclarar que cada vez más tengo conocimiento de mujeres jóvenes que han acudido a la donación comercial de óvulos y que han quedado estériles o con ovarios poliquísticos por las bombas de hormonas que les suministran.

Lo que me confirma que nuestra agenda está más vigente que nunca. Y que a nadie se le olvide que si tocan a una, respondemos todas.

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