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En la opinión de Gerardo Sánchez

01 de Diciembre de 2022
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El día de hoy inicia una nueva imagen de Rotativo de Querétaro, que dirige nuestro buen amigo Martín García Chavero, a quien le agradezco enormemente esta oportunidad que me brinda, de poder transmitir mi opinión, aportación y colaboración sobre diversos temas de interés social y político, tanto local como regional y nacional, dirigida a todas y todos los lectores, seguidores y cibernautas que se involucran en la información que difunde este notable medio informativo. ¡Gracias Martín!

El tema que abordaremos este día y con motivo de esta nueva etapa de Rotativo de Querétaro, es el relacionado con una frase antiquísima Zoon Politikón, creada por el filósofo griego Aristóteles y que se encuentra plasmada en el Libro de su Política, obra literaria que reúne diversos escritos realizados por este filósofo a lo largo de su vida, que fue de los años 384 al 322 A.C.

 Zoon Politikón

Considero relevante analizar el día de hoy el significado y la connotación de esta conjunción de palabras, para crear la frase Zoon Politikón, cuyo concepto tiene un significado literal de “animal político” o “animal cívico”, haciendo referencia al ser humano, que a diferencia de los animales posee la capacidad de relacionarse políticamente, es decir, tiene la posibilidad de crear sociedades y organizar su vida en ciudades, por ser racional y social, o mejor dicho es un ser social que habla y piensa; de ahí que, según él, los seres humanos primero se unieron para reproducirse y vivir, luego crearon aldeas con "maestros naturales", capaces de dirigir y gobernar, pero también, surgió la figura "esclavos naturales", personas que por su fuerza de trabajo, realizaban actividades específicas. Finalmente, varias aldeas se habrían unido para formar ciudades y el conjunto de éstas, formaron un Estado.

Aristóteles se preocupó tanto por la naturaleza del ser humano como por sus relaciones sociopolíticas, creía que el individuo solo se puede realizar plenamente en sociedad y que posee la necesidad de vivir con otras personas, lo que conocemos como civismo, pues mediante las organizaciones políticas puede alcanzar los fines propios de su especie, incluso llegó a expresar que aquellos que son incapaces de vivir en sociedad, no son seres humanos. 

En el Libro I de su Política, en su manera de ver e interpretar al mundo, Aristóteles lo hace de una manera teleológica de la naturaleza, en el que considera que el complemento de cada cosa, se da por el propio crecimiento de la naturaleza de cada una de ellas, y que el objeto para el que existe una cosa, su fin, es su principal bien, y la autosuficiencia es un fin y un bien principal. 

De lo anterior, podemos entender que el hombre (en términos genéricos) es un “animal político”, en el sentido que es un ser que vive en una ciudad y que por ello, es un ser social, en el hecho de que por su naturaleza está dotado de la capacidad de hablar y de ahí, compartir con los demás sus pensamientos; no obstante, hace referencia a que el hombre no es el único animal social, ya que nos compara haciendo alusión a las abejas, a las avispas, hormigas y grullas, señalando que también son capaces de organizarse por un objetivo común, que tienen una comunicación particular entre ellas y logran su cometido; sin embargo, en comparación con el ser humano, de quien dice es esencialmente animal, pero social, racional y político, debido a los tres componentes que lo constituyen: su naturaleza, sus hábitos y su razón; y que por ello, también se organiza, pero a diferencia de éstos, entre otras cosas, vive en sociedades organizadas políticamente, en cuyos asuntos públicos participa en mayor o menor medida, con el objetivo de lograr el bien común: la felicidad de los ciudadanos.    

Este concepto del animal político o social, tiene implicaciones importantes para la teoría política, ya que sugiere que el ser humano está predispuesto a la sociabilidad: el hombre por naturaleza es un animal social que vive con otros y sólo puede alcanzar la justicia y el bien común a través del diálogo y la deliberación, de ahí que esto implica que la naturaleza política del ser humano se deriva de su naturaleza retórica, es decir, todos los principios y reglas que en su conjunto se refieren al arte de hablar o escribir, con el fin de deleitar, conmover o persuadir. Dicho concepto, que tiene tras de sí una larga historia interpretativa, exige una cierta explicación para una adecuada comprensión de su contenido, no es de extrañar que llamará poderosamente la atención de los pensadores y comentaristas medievales y modernos, debido a que nos muestra que la naturaleza dotó al hombre de unas características que lo convertían en especialmente apto para iniciar y culminar con éxito esa sociabilidad. Por tanto, el hombre por su capacidad dialógica, por su necesidad vital y por su fuerza intelectual, es un ser que está destinado a cumplimentar el camino entre el simple vivir y el “convivir”, que es una manera de ser con otros, o dicho de otra forma, de completar su ser con los de otros que están junto a uno buscando la realización social e individual en una sociedad. 

Así las cosas, considero que este concepto del “animal político” trata de ampliar el campo de lo político proclamando una ciudadanía menos restringida y miope; y por otro lado, se trata de encontrar y fundamentar las relaciones humanas en aquello que por ser más humano se encierra el modo de ser del hombre. El fundamento de ambos anhelos resultó ser la realidad primordial de toda proyección tanto social, política como religiosa, siendo el hombre mismo. 

Concluyo señalando que, en muchos casos las personas utilizan indebidamente la frase: “... yo no soy político o política...”, haciendo referencia a que no pertenecen algún partido político, pero lo cierto es que la frase es mal utilizada, porque la propia naturaleza del hombre y la mujer es ser “social”, por participar e involucrarse en la problemática de su colonia, localidad o ciudad, tanto en el aspecto comunitario, como en aquellas actividades de convivencia social; por lo tanto, es menester promover que utilicemos adecuadamente esa frase porque ya lo decía Aristóteles el hombre es un ser político por naturaleza; y quien tuvo el tiempo de leerme y opinar sobre esto, es porque está interesado e involucrado en la política, ya sea partidista, social, económica, pública o religiosa. 

Nos vemos en la próxima colaboración. Hasta pronto!  

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