Martín García

Elecciones 2024: El Verdadero Peso de las Promesas Electorales

Periodista
04 de Abril de 2024
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Ante la proximidad de las elecciones de 2024, nos encontramos en un escenario donde las promesas de campaña de los candidatos no solo representan un habitual intercambio de compromisos sino también un conjunto de expectativas para una nación, que aspira a un cambio significativo. 

La principal diferencia con los procesos electorales anteriores radica en el creciente escepticismo del público, alimentado por una larga historia de promesas grandilocuentes que, tras la campaña, raramente se materializan.

Desde que la democracia se consolidó como un pilar en México, hemos sido testigos de ciclos electorales caracterizados por compromisos que, aunque ambiciosos, suelen culminar en resultados modestos. 

Este es el panorama que enfrentan los candidatos a medida que nos acercamos al día de la votación en 2024. A pesar de que la memoria colectiva es selectiva, permanece el recuerdo de promesas incumplidas.

La denominada "4T" no ha escapado a este fenómeno. En el caso de MORENA, aunque algunos candidatos han intentado distanciarse de esta tendencia, la realidad es que figuras oportunistas como Hugo Cabrera, antes del PRI o Paloma Arce (morena), en su momento fueron vistos como símbolos de cambio, pero han terminado diluyéndose al enfrentarse a las complejidades inherentes a sus plataformas.

El verdadero reto para los candidatos no radica solo en proponer promesas atractivas, sino en demostrar una capacidad tangible para realizarlas. La desconfianza social se ha convertido en un espectador constante, y las dudas no se disiparán con propuestas meramente ideológicas, sino con la construcción de una base sólida que fomente la confianza ciudadana. En un ambiente marcado por la desconfianza hacia la clase política, el compromiso debe trascender la retórica y manifestarse en acciones concretas.

Citando a Philip, "una campaña política no es meramente un ejercicio de persuasión, sino un proceso continuo de verificación, una batalla por la legitimidad en cada acción". Es momento de que los candidatos demuestren su habilidad no solo en la oratoria, sino en la gestión efectiva.

De cara a estas elecciones, es fundamental que los electores adopten un papel activo en el análisis no solo de las propuestas, sino también de las trayectorias de los candidatos. Más allá de promesas futuras, es esencial evaluar la capacidad demostrada de los candidatos para cumplir sus compromisos, ya sea en cargos públicos o en otras áreas de influencia.

Por lo tanto, es imprescindible un enfoque crítico que permita evaluar la viabilidad de las plataformas electorales, diferenciando las promesas realistas de las ilusorias. La nación demanda líderes capaces de ejecutar, no solo de imaginar, un futuro compartido.

El panorama actual subraya la importancia de entender que el deber ciudadano no termina al votar. Más allá de ese momento decisivo, la política requiere de un compromiso constante con la fiscalización y una exigencia continua para que los elegidos respondan ante las necesidades de la ciudadanía.

Establecer objetivos claros y plazos específicos para el cumplimiento de promesas podría marcar el inicio de una democracia orientada hacia el bienestar colectivo. En las votaciones de este 2024, la decisión debe basarse no solo en lo prometido, sino en lo demostrado. La capacidad transformadora de la política prevalecerá en una nación que anhela resultados tangibles.