Que encadenen la reja de su casa con la familia encerrada adentro; que su niña de dos años sea separada del CENDI al que asistía; y que el 8 de marzo la agredan en el evento oficial de conmemoración del Día internacional de la Mujer, son solo algunos ejemplos del giro que dio la vida de Marcela Guadalupe Zazueta Pillado, desde que la cesaron como maestra el 15 de abril de 2016.
Víctima de la reforma educativa, Marcela ha pasado por meses muy difíciles en lo económico, pero también en lo psicológico, pues la presión del desempleo y falta de ingresos está mermando su salud, a un año del cese.
Conocedora de sus derechos, con una Maestría y un Doctorado, Marcela, una de las 27 maestras cesadas en Sonora, no presentó el Examen de Evaluación de la Secretaría de Educación Pública, como parte de su reforma educativa y que asume la Secretaría local.
La maestra Zazueta tiene muy claro que una ley no puede regir retroactivamente, y mucho menos una relación laboral de tantos años como era la de ella con la Secretaría de Educación y Cultura.
El llamado a pavlovich
No obstante que la Secretaría fue la que instrumentó lo que desde el punto de vista legal es un despido, Marcela hace un llamado a la gobernadora del estado de Sonora, Claudia Pavlovich para que tenga una actitud empática con las maestras cesadas, al ser la única gobernadora mujer en el país.
Sin embargo, no solo no ha ocurrido algún encuentro con ella para dialogar sobre esta problemática, sino que el pasado 8 de marzo, en la celebración del Día Internacional de la Mujer, las maestras acudieron a manifestarse y extender una lona para que Pavlovich la viera.
No era la única lona, puesto que había otras de apoyo a la gobernante. Sin embargo, la de las maestras fue objeto de jaloneos acompañados de empujones y golpes a ellas.
Un grupo de mujeres las agredieron mientras intentaban mostrarla, paradas en las gradas del gimnasio polifuncional Ana Gabriela Guevara, en donde se desarrollaba el evento masivo.
La maestra lamenta que se esté utilizando brigadas de mujeres de colonias populares quienes “por una despensa” se prestan para atacar a otras personas del mismo pueblo.
Al estar instaladas en la parte superior de las gradas, y al echárseles encima para jalar la lona “como si fueran luchadoras”, narra que fue un momento muy tenso, pues temieron que las aventaran hacia la duela del gimnasio en la parte inferior, a más de diez metros, en donde se realizaba el evento oficial.
Su lucha no termina
Marcela Zazueta ha vivido los últimos meses haciendo activismo para concientizar a la población sobre la injusticia que significa aplicar la reforma educativa y otras reformas estructurales, mismas que mantiene a más de cuarenta personas despedidas de las cuales 27 son mujeres.
Pero su actividad comenzó desde que se aprobó y empezó a operar la reforma educativa en 2014, siendo ella una de las docentes que se dedicaba a informar a otros maestros sobre las consecuencias de la misma.
Uno de los días en que saldría temprano a informar, con sorpresa se dio cuenta de que su casa estaba encadenada por fuera en el frente y no se podía abrir la reja.
Fue necesario que acudieran sus compañeros maestros a retirar las cadenas. Junto con ellos indagó entre personas que estaban en la calle y que eran señalados como quienes habían colocado las cadenas para encerrarla con su familia. Al cuestionarles, simplemente sonrieron y le dijeron: “foto para el feis”. Días después, su casa fue nuevamente encadenada.
Intentos varios ha hecho, tanto para reunirse con la gobernadora, como con el Secretario de Educación y Cultura, Ernesto De Lucas Hopkins.
Este último ya accedió a dialogar con ellas, pero cuando estuvo enfrente de las maestras, siempre estuvo chateando, y cuando le llamaron la atención preguntándole que si no le interesaba el tema, él respondió: “¿Usted cree que no me interesa? Son como 26 mil maestros, y viene el 2018”.
Según el Artículo 14 constitucional, a nadie se le puede aplicar una ley retroactiva, afirma convencida Marcela Zazueta quien se ha convertido en emblema de la lucha de las maestras cesadas.
Es una de las 27, y una de las dos maestras madre de familia a las que les suspendieron el servido en el CENDI, privando a las niñas del derecho a la educación y el derecho al cuidado.
Pero a ella le favoreció un amparo que interpuso, y su niña está de gozando del servicio, y restituidos sus derechos, mismos que se habían violentado.
La directora del CENDI número 1, al que estaba inscrita su pequeña, ahora de dos años y cinco meses de edad, le había argumentado los artículos del reglamento en donde especifica que a las mamás que no estén trabajando se les suspende el servicio.
Además de la denuncia pública, interpuso un amparo, aunado al proceso jurídico que continúa por su despido injustificado.
El CENDI y los servicios de salud para ella y sus dependientes, se siguen brindando, ya que al encontrarse en un proceso jurídico no resuelto, no deben suspenderse.
Quien se desempeñara como maestra de segundo grado de la escuela primaria Jesús José Loya Aboitia, habla de la nostalgia que le produce llegar a la escuela, ahora solo a dejar a sus hijos quienes estudian ahí, pero confía en que tarde o temprano la justicia le dará la razón y podrá volver a ejercer como tanto anhela. A un año de su despido, Marcela sigue adelante.
Marcela Zuzueta, a un año de su despido con la reforma educativa
17
de Abril
de
2017
Comentarios
Guardar