Los años noventa y particularmente a partir de 1994, denominado “rumbo a Beijing”, igual que en todo México, en Sonora hubo una efervescente participación de lo que se conoce como el Movimiento amplio de Mujeres.
Entre los puntos de la agenda de los noventa que se arropaba en el contexto de la Cuarta conferencia mundial sobre la mujer, en Beijing en 1995, y después en su Plataforma de Acción emanada de esta conferencia, se encontraba el clamor por una instancia de la mujer.
Ese mecanismo de promoción y protección a los Derechos Humanos de las mujeres, que en sí mismo constituye una acción afirmativa, dio pie a la creación del Instituto Nacional de las Mujeres, y a los institutos estatales de algunos estados y después de la totalidad de los mismos.
Sonora no estuvo ausente del proceso de creación, pero sobre todo, de la propuesta ciudadana que fue trabajada en muchas reuniones de mujeres que hicieron a un lado sus diferencias políticas y de otra índole para unirse en una sola voz que pedía la creación de un Instituto Sonorense de las Mujeres (ISM).
Fue en 1997 cuando la iniciativa ciudadana tuvo su más acabada versión. El grupo de mujeres hizo un llamado al congreso para que aprobara una Ley del Instituto Sonorense de las Mujeres.
Sin embargo, la propuesta fue desoída y tuvo como respuesta el decreto que emitió el entonces gobernador del estado Armando López Nogales, por el cual se creaba el ISM el 13 de octubre de 1998.
Si bien las mujeres vieron con buenos ojos que Sonora contara ya con una instancia de la mujer, el organismo distaba mucho de ser lo que ellas aspiraban. Se instituyó como una instancia apéndice de la Secretaría de Gobierno, y totalmente dependiente de ésta.
No conformes con ello, las mujeres volvieron a promover su iniciativa para que el ISM fuera una instancia autónoma, con presupuesto y patrimonio propios, digna de las necesidades que requerían ser atendidas.
Por ello en junio de 2003 presentaron una iniciativa ciudadana firmada por 22 mujeres académicas, activistas de ONG y funcionarias estatales como la directora del propio instituto en ese momento, Carmelita Calles Bustamante, y Patricia Araiza Noriega, directora del Consejo Estatal de Población.
La iniciativa no avanzó pues se quedó en el congelador en donde se dejan las iniciativas que no son importantes para los momentos políticos de las legislaturas.
El 20 de abril de 2016 se presentó otra iniciativa que se agrega a la cinco que se existen en total, para darle carácter autónomo al ISM. Algunas lo visualizan con el mismo nombre, y otras como Secretaría de la mujer. Fue presentada por la titular del poder ejecutivo Claudia Pavlovich Arellano, pero aún no es discutida ni aprobada. Será en el periodo ordinario que inicia el 2 de febrero próximo, cuando ésta y otras iniciativas podrán ser analizadas y en su caso, dictaminadas.
Pero no será la única, pues un grupo de mujeres de la sociedad civil entregó el pasado 12 de enero, la iniciativa que engloba las aspiraciones de una instancia de la mujer de acuerdo a las necesidades que se advertían desde 1997.
Con 18 años de vida, el Instituto Sonorense de la Mujer, no cuenta aún con autonomía, con patrimonio propio, ni se autogobierna. Por ello la iniciativa ciudadana de los 90, elaborada y propuesta por las mujeres es más que vigente.
Y a pesar de que algunos de los postulados del documento requieren actualización dado el marco jurídico que ha avanzado durante estos años, la propuesta era vanguardista para su tiempo y basada en los tratados internacionales de protección a los Derechos Humanos de las mujeres, mismos que se han armonizado en las leyes nacionales y locales.
Las diferencias fundamentales entre la iniciativa ciudadana y la gubernamental se resume en tres aspectos: la toma de decisiones, el nombramiento de la directora del ISM y el mecanismo de contraloría social, estrictamente necesario en este tiempo de obligatoria transparencia y rendición de cuentas.
Mientras las ciudadanas proponen que el máximo órgano de gobierno del ISM sea una Junta de gobierno con la participación de 13 mujeres de la sociedad civil constituidas en una asamblea consultiva, que tendrían voz y voto, la iniciativa de la gobernadora da voz y voto a seis mujeres de la sociedad civil, que emanarían del consejo consultivo.
La iniciativa elaborada después de un proceso de análisis desde la ciudadanía, pugna por un nombramiento de la directora general con base en una convocatoria de donde se elegiría una terna con perfiles idóneos, para elegir a la directora. La otra propuesta modifica el nombre a Coordinadora Ejecutiva, pero sería nombrada directamente por la o el titular del poder ejecutivo, como ha sido hasta ahora.
“Haber destacado por su labor a nivel nacional o estatal en favor de la equidad de género”, sería uno de los más importantes requisitos para dirigir el ISM.
En ese mismo tenor, la Asamblea Consultiva que formaría parte de la Junta de gobierno, también sería electa atendiendo a una convocatoria pública, en la iniciativa ciudadana. Éstas, y la inclusión de una contraloría social propuesta por las ciudadanas, son las principales diferencias entre ambas iniciativas.
Sería un órgano de análisis, seguimiento y evaluación del impacto de las políticas públicas, programas, proyectos y acciones del ISM y estaría integrado por un número no mayor de siete mujeres representativas de los sectores privado y social, fundamentalmente del ámbito académico, que se hayan distinguido por sus tareas a favor del impulso a la equidad de género.
Esta legislatura tendrá en sus manos la responsabilidad histórica de crear el Instituto Sonorense de las Mujeres, esperemos que tome lo mejor de cada una, y que al fin, las mujeres en Sonora podamos tener la instancia de las mujeres que queremos y que necesitamos.
La instancia de la mujer que queremos y que necesitamos
24
de Enero
de
2017
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