Diálogo de sordos

14 de Febrero de 2023
Guardar

Aniversarios de la Constitución van y vienen y en todos se ve reflejado el esfuerzo por racionalizar el ejercicio del poder político sometiéndolo a la ley, pretensión que equivale a transformar la fuerza, la coerción, en una facultad regulada por normas jurídicas, sin embargo no ha habido autoridad aunque no la haya violentado, reformado o peor aún ignorado en el ejercicio del poder, cayendo en la tentación de banalmente vanagloriar su contenido, enarbolando hipócritamente a los Constituyentes o ir al recurso de la referencia histórica de una retórica qué pasa desapercibida hasta para quien la evoca en cada celebración.

Este 5 de febrero no fue la excepción, el momento que vive la República obliga al endurecimiento del discurso, así el Poder Judicial refrendó su independencia y marcó su línea, importante sí cuando la crítica a la Corte ha estado en el ojo de huracán por sus escándalos, sometimientos y una visión emparejada a una transformación que no nace en su centro sino en el de otro poder. Obligados a recuperar su prestigio y la confianza depositada a lo largo de muchos años marcaron un deslinde con el Presidente no solo en la actitud protocolaria sino en el contenido del mensaje.

Pero el Presidente no se quedó atrás, fiel a su retórica les llamó neo porfiristas, y le asiste la razón cuando vivimos los mexicanos más de tres décadas de corrupción rampante en los tres poderes, simulaciones a la democracia y el apuntalamiento de la tecnocracia sobre la política, sin que ello signifique que hoy no existan estos males, pero que llenó a tope a un electorado que buscó una salida a la crisis de credibilidad que traían consigo políticos, partidos y gobierno. Quizás esa sea la referencia histórica más válida a un discurso que justifica las reformas que este gobierno ha emprendido a la Constitución cuando en el pasado se hicieron todas para beneficiar solo a unos cuantos.

Frente a la aseveración del gobernador Kuri de “cuando la política falla la violencia estalla” hubo también acomodo del Presidente “La política es hacer historia, es transformar, es pugnar por lo que es justo, si no se lucha en forma sostenida por los sueños no hay práctica política que valga la pena” reviró, frenando con ello de sopetón aseveraciones que no caben en un País que trata de cubrir la aspiración de millones por sobre los intereses de unas minorías.

Creel fue de pena ajena, dejó de ir la oportunidad de ubicarse de manera frontal en el lado opuesto, de ser adversario digno y con tamaños para enfrentar al poder con gallardía escondiéndose en los recovecos de un discurso conciliador, cuando su partido y la grey que representa exigen posiciones más claras, como la del Presidente, que no tiene empacho en fijar su posición y no es timorato al momento de definirse de qué lado va a estar a pesar de lo que la prensa o una parte de la sociedad pueda interpretar. 

Aquello fue un diálogo de sordos en donde a nadie le importó lo que el otro dijo  y menos aún se reflexionó en serio sobre la esencia del evento. McIlwain, afirmó que el rasgo característico más antiguo, constante y duradero del verdadero constitucionalismo continúa siendo, como ha sido casi desde el comienzo, la limitación del gobierno por el derecho. La constitución de 1917 no es una ley como otras, es un pacto político que da lugar al Estado, y ha como les cuesta entenderlo.