Paz Colombia: un giro estratégico de Obama hacia Latinoamérica

06 de Febrero de 2016
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Barack Obama
Barack Obama
Bogotá, 6 Feb (Notimex).- Paz Colombia, el nombre que le dio el presidente Barack Obama a la nueva ayuda de Estados Unidos a este país andino, tiene una gran connotación política y estratégica de Washington en el contexto latinoamericano.

El hecho que Obama haya propuesto el cambio de nombre de Plan Colombia por Paz Colombia, significa que Washington está convencido que hay un quiebre radical en la guerra interna de este país, que lo ha desangrado durante más de 50 años.

Es un mensaje político trascendental, porque Estados Unidos, que tiene un vocero en la mesa de negociaciones en La Habana, Cuba, entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC, está convencido que el Acuerdo General de Paz, se encuentra en un punto de no retorno.

La celebración en la Casa Blanca de los 15 años del controvertido Plan Colombia, que le representó a Estados Unidos cerca de 10 mil millones de dólares, fue para cerrar el ciclo de una ayuda cuyo componente principal era hacer la guerra, combatir a la insurgencia y a las mafias de la droga.

Ahora la nueva ayuda financiera, que oscilará entre 400 y 450 millones de dólares, estará dirigida sustancialmente a apoyar a Colombia en su nueva era: El post-conflicto, que tiene grandes retos para que la paz, el perdón y la reconciliación.

Estos retos los resumió el propio Santos en su visita a Estados Unidos, en donde afirmó: “El posconflicto tiene unos retos enormes pero también ofrece unas oportunidades enormes”.

Colombia – agregó el mandatario - “va a vivir otra vida. Una vida mucho más placentera, donde vamos a dejar a un lado el miedo. El miedo de vivir en guerra que infortunadamente hemos tenido durante más de 50 años”.

Lo real en Colombia es que el grupo insurgente más antiguo del mundo, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que fue golpeado en su columna vertebral en estos últimos 15 años, con ayuda de Washington, no fue derrotado y hoy su dirigencia ha mostrado una clara voluntad política de firmar el Acuerdo General de Paz.

La Casa Blanca, Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea y todos los países de América Latina y del Caribe, desde sus cúpulas gubernamentales, están creyendo en el proceso de paz que se negocia en La Habana para firmar el acuerdo que ponga fin al conflicto armado con las FARC, en el primer semestre de 2016.

Este enorme respaldo internacional a la voluntad política del gobierno de Santos y de las FARC, va ayudar a mejorar los apoyos internos al proceso de paz, en donde hay unos pocos sectores - pero con mucho poder - que siguen remando en contravía de los desarrollos en La Habana, encabezados por el ex presidente Alvaro Uribe Vélez.

En el acto de la Casa Blanca, que sepultó el Plan Colombia para que naciera Paz Colombia, estuvieron presentes más de 200 colombianos invitados especiales, y entre ellos los presidentes de la mayoría de los grupos económicos de este país, lo que constituyó una bofetada a los sectores de la extrema derecha que siguen pensando en la guerra.

Pero ahí en el salón de la Casa Blanca, estaba una figura muy significativa en la guerra interna colombiana, y esa era Ingrid Betancourt, secuestrada por las FARC, en febrero de 2002, cuando hacía campaña por la presidencia de Colombia.

Betancourt es un testimonio vivo de la degradación de la guerra, que estuvo a punto de morir en las selvas colombianas, pero que gracias a una acción militar, con la ayuda precisamente del Plan Colombia fue rescatada en 2008 en lo que se conoce como “Operación Jaque”.

El ministro de Defensa de la época, y quien estuvo al frente de los pormenores de la “Operación Jaque”, es el hoy presidente Santos, con quien Betancourt se rencontró en la Casa Blanca.

La presencia de Betancourt en el acto que dio nacimiento a Paz Colombia, refleja que ella está convencida de los diálogos en La Habana entre el gobierno de Santos y sus verdugos, y con toda seguridad que esta mujer que fue víctima del horror del secuestro, está lista para perdonar, que es la parte más difícil en la era del post-conflicto, pero necesaria para consolidar la paz.

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