Papa en Paraguay: ¡Nunca más guerras entre hermanos!

10 de Julio de 2015
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Asunción, 10 Jul 15 (Notimex).- En su primer discurso público en Paraguay, ante autoridades políticas y diplomáticas, el Papa Francisco clamó hoy porque nunca más haya guerras entre hermanos e instó a construir siempre la paz.

En el jardín del presidencial Palacio de López, hasta donde llegó después de sostener una audiencia privada con el mandatario Horacio Cartes, Francisco aseguró que un pueblo que olvida su pasado, su historia y sus raíces, es seco y no tiene futuro.

“La memoria, asentada firmemente sobre la justicia, alejada de sentimientos de venganza y de odio, transforma el pasado en fuente de inspiración para construir un futuro de convivencia y armonía, haciéndonos conscientes de la tragedia y la sinrazón de la guerra”, señaló.

“¡Construyamos siempre la paz! También una paz del día a día, una paz de la vida cotidiana, en la que todos participamos evitando gestos arrogantes, palabras hirientes, actitudes prepotentes, y fomentando en cambio la comprensión, el diálogo y la colaboración”, agregó.

Instó a potenciar –en todos los ámbitos de la sociedad- el diálogo como medio privilegiado para favorecer el bien común, sobre la base de la cultura del encuentro, del respeto y del reconocimiento de las legítimas diferencias y opiniones de los demás.

Pidió no detenerse en lo conflictivo y desterrar del amor a la patria toda perspectiva partidaria o ideológica. Apuntó que ese amor debe ser el impulso para crecer cada día más en gestiones transparentes y que “luchen impetuosamente contra la corrupción”.

Recordó que, a lo largo de su historia, este país conoció el “sufrimiento terrible de la guerra”, el enfrentamiento fratricida, de la falta de libertad y de la conculcación de los derechos humanos. “¡Cuánto dolor y cuánta muerte!”, insistió.

Empero destacó el sentido de superación del pueblo paraguayo para rehacerse ante tanta adversidad y seguir esforzándose por construir una nación próspera.

Rindió tributo a los miles de paraguayos sencillos, cuyos nombres no aparecerán escritos en los libros de historia, pero que fueron y seguirán siendo verdaderos protagonistas de la vida de este pueblo.

Reconoció, con “emoción y admiración”, el papel de la mujer paraguaya en los momentos dramáticos del pasado, cuando madres, esposas y viudas cargaron sobre sus hombros, el peso más grande y supieron sacar adelante a sus familias y a su país.

En ese momento agregó una frase no incluida en su discurso original e improvisando exclamó: “Dios bendiga a la mujer paraguaya, la más gloriosa de América”.

Llamó a poner a los pobres y necesitados en un lugar prioritario del trabajo por el bien común, sobre todo cuando en Paraguay se están haciendo muchos esfuerzos para consolidar el progreso en la senda del crecimiento económico.

“Un desarrollo económico que no tiene en cuenta a los más débiles y desafortunados, no es verdadero desarrollo. La medida del modelo económico ha de ser la dignidad integral del ser humano, especialmente el más vulnerable e indefenso”, afirmó.

“Que no cese el esfuerzo de todos los actores sociales hasta que no haya más niños sin acceso a la educación, familias sin hogar, obreros sin trabajo digno, campesinos sin tierras que cultivar y tantas personas obligadas a emigrar hacia un futuro incierto; que no haya más víctimas de la violencia, la corrupción o el narcotráfico”, exhortó.

Jorge Mario Bergoglio aseguró el compromiso y la colaboración de la Iglesia Católica para la construcción de una sociedad justa e inclusiva, en la que se pueda convivir en paz y armonía, porque los obispos están llamando a preocuparse por el impulso de un mundo mejor.

“Cristo nos abre el camino de la misericordia, que asentado sobre la justicia, va más allá, y alumbra la caridad, para que nadie se quede al margen de esta gran familia que es el Paraguay, al que aman y al que quieren servir”, ponderó.

Antes de ese discurso, Francisco sostuvo un encuentro privado con el presidente Horacio Manuel Cartes en la Oficina Presidencial, en la planta baja del Palacio de López. Tras la reunión firmó el Libro de Oro y saludó a algunos familiares del mandatario.

Entonces tuvo lugar un intercambio de regalos. El líder católico obsequió un cuadro en mosaico de la Virgen llamada “Mater Ecclesiae” y que es copia de una colocada por Juan Pablo II en una pared de los Palacios Apostólicos y que se puede ver desde la Plaza de San Pedro.

Luego se pasó a la presentación de las delegaciones vaticana y paraguaya antes de pasar al encuentro con las autoridades que terminó con un concierto de música de la época de las Reducciones Jesuitas del Paraguay.

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