Cuba: Pieza teatral quiebra esquemas del placer femenino

02 de Febrero de 2015
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La Habana, febrero (SEMlac).- El silencio prejuicioso que aún persiste sobre ciertas zonas de la sexualidad femenina se trastorna con Vaginas, una obra teatral presentada el mes de enero en el Café Teatro Bertold Bretch de la capital cubana, por el proyecto "Mujeres, fuente de creación".

Sobre la exitosa obra Monólogos de la vagina (1996), de la feminista estadounidense Eve Ensler, el actor y teatrista Osvaldo Doimeadiós versionó escenas y añadió conflictos más cercanos a la realidad de las cubanas, apoyado en sucesos autobiográficos aportados por las actrices Monse Duany, Yordanka Ariosa y Linnett Hernández.

"El texto original -traducido a 45 idiomas y representado en más de 120 países- se ha representado en muchos lugares del mundo con éxito, pero casi siempre desde el circuito más comercial del teatro y con escenas algo distantes para Cuba", explicó a SEMlac el director.

En la puesta, las tres protagonistas narran indistintamente historias cotidianas de mujeres en torno a la relación con sus cuerpos, especialmente sus vaginas, una zona anatómica sobre la que existen muchos mitos desvalorizantes.

"Para nosotros era más importante hablar, por ejemplo, de la tragedia que ha vivido la mujer cubana en torno a la menstruación por la escasez de íntimas (almohadillas sanitarias) en los años de crisis, por eso partimos de las improvisaciones de las actrices sobre sucesos de sus propias vidas", reveló Doimeadiós.

Consiguen así una representación escénica que habla sobre la violencia sexual y psicológica contra las mujeres en múltiples manifestaciones, al tiempo que cuestionan tabúes sobre el erotismo, la masturbación y la concepción social de aspectos biológicos como la menstruación y el parto.

"Aprovechamos los enunciados de la obra para hablar sobre nosotras y decir cosas que a lo mejor no habíamos contado a nadie", aportó la actriz Ariosa en conversación con SEMlac.
Estos mensajes se transmiten con matices humorísticos y pinceladas musicales y coreográficas. El montaje dinámico se apoya en la interacción con el público, al que las actrices interpelan en varios momentos y hacen practicar distintos tipos de gemidos durante la escenificación de un taller sobre el orgasmo femenino.

Con un tratamiento fresco y desprejuiciado de asuntos complejos y dolorosos, el equipo creativo buscaba una mejor comunicación de mensajes a favor del derecho de las mujeres al placer, pero también de las igualitarias relaciones entre los géneros.

"Al principio sentía que la obra estaba escrita desde las mujeres y para ellas, por eso quería involucrar también a los hombres, porque el proceso de aceptación y reconocimiento de la mujer también nos concierne", reflexionó Doimeadiós.

Para el humorista, todas las personas deben participar, tomar partido y reflexionar sobre las desigualdades que experimentan las mujeres.

"La sexualidad, ancestralmente, ha sido manejada como terreno escabroso y delicado, donde a la mujer, fuente de la vida, madre tejedora, modelo venerada, le ha tocado el lugar más sacrificado y doloroso", escribió en el programa de mano la asesora teatral de la puesta, Bárbara Domínguez.

Para la crítica, en la representación emerge la intimidad femenina con la capacidad de decir sus angustias, frustraciones, anorgasmias, vejaciones y esperanzas.

Pero el autorreconocimiento del placer femenino por el que apuesta la obra se convierte en un acto de liberación en el cual, según Domínguez, se retiran "los velos de las tinieblas a que han sido sometidas y devuelven el amor a su cuerpo".

Las 12 funciones de enero son el primer momento de un work in progress (trabajo en construcción), lo que implica que para próximas temporadas algunos pasajes de la obra serán reelaborados y perfeccionados, sumando además las reacciones del público.

"El espectáculo crece cuando conseguimos que las personas, desde sus asientos, logren sacarse temas que no expresan fácilmente", opinó la actriz Linnett Hernández.
Duany, quien lidera el proyecto "Mujeres, fuente de creación", del Consejo Nacional de Artes Escénicas de Cuba, explicó a SEMlac su interés por traer a las tablas cubanas la esencia transgresora de la pieza de Ensler y ponerla en la voz de mujeres negras.

Si bien rehúsa una intención antirracista expresa en el montaje, la creadora reconoce que un escenario abarcado totalmente por mujeres negras es totalmente inusual en el teatro cubano y se convierte, por tanto, en una imagen muy fuerte.

Con un éxito de público que repletó la sala de teatro en cada una de las funciones de enero, el proyecto aspira reponer la obra en marzo próximo.


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