La Habana, 29 Sep (Notimex).- Científicos cubanos experimentan con una vacuna contra el dengue, una enfermedad que junto a la fiebre de Chikungunya y temores por la eventual llegada del ébola mantiene en vilo a los habitantes de la isla.
Dentro de este panorama epidemiológico, el cólera, al que los medios oficiales prefieren referirse como “enfermedades diarreicas agudas”, también ocupa la atención de las autoridades sanitarias que buscan prevenir su desarrollo.
A través de intensas campañas en la radio y la televisión, y visitas a los hogares, el gobierno cubano intenta evitar que tanto el dengue como la Chikungunya que afectan a Centroamérica se conviertan en una epidemia en la isla.
El dengue es transmitido por el mosquito Aedes Aegyti, que tiene su mejor hábitat en los países pobres en regiones tropicales donde proliferan viviendas precarias, hacinamiento y deterioro en el suministro de agua.
Decenas de fumigadores recorren barrios de la capital, sobre todo los más populosos y deprimidos, mientras con periodicidad avionetas y camiones diseminan productos químicos para combatir los agentes transmisores.
Pero críticos del gobierno señalan que, además de la ausencia de reportes transparentes sobre la cifra de enfermos, la falta de higiene pública por la acumulación de basura y aguas negras en las calles, conspiran contra los esfuerzos oficiales.
A mediados de agosto pasado la experta cubana en virología Alienys Izquierdo señaló que especialistas del Instituto de Medicina Tropical “Pedro Kourí” (IPK) junto con el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), trabajan en el desarrollo de una vacuna.
La jefa del Departamento de Virología del IPK, Guadalupe Guzmán, anunció que los científicos de ese instituto cubano enfocan sus trabajos hacia el mosquito Aedes Aegypti, también causante de la fiebre amarilla.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) considera que “en el mejor de los escenarios” la vacuna contra el dengue podría estar disponible en 2017, a juicio de varios grupos de investigadores de todo el mundo.
Fuentes de la OPS/OMS consideran que más de dos mil 500 millones de personas podrían ser infectadas por el dengue en el mundo y la región de las Américas es de las más afectadas con más de millón y medio de casos en lo que va de año.
En 1981 Cuba enfrentó una grave epidemia del dengue hemorrágico que dejó un saldo de 344 mil 203 enfermos y la pérdida de 158 vidas, de ellas las de 101 niños.
En 2006, informaciones que circularon fuera de Cuba hablaron de que el dengue había causado más de mil muertes en la isla ese año, pero el gobierno siempre ha negado esa cifra de muertes, y la situaba en “apenas unas 40”.
Las cifras de enfermos y decesos siempre ha sido manejada con suma discreción por los funcionarios gubernamentales, pese a que muchos abogan por divulgarlas para elevar la conciencia de la población ante el peligro.
Durante años Cuba ha presentado una situación epidemiológica “delicada” por la presencia de diferentes tipos de gripe y la aparición de casos de leptospirosis, hepatitis y otras infecciones.
Analistas creen que algunas de esas infecciones pudieron haber sido introducidas por los cientos de miles personas que han viajado a la isla, para estudiar o recibir tratamiento médico, procedentes de países de América Latina y el Caribe.
En junio pasado, Cuba anunció su primer reporte sobre al menos seis casos del virus de Chikungunya en la isla y dijo estar preparada para enfrentar la enfermedad, de acuerdo con una nota del Ministerio de Salud Pública (Minsap).
“Hasta el momento en el país se han detectado seis personas afectadas por el virus de Chikungunya”, que se transmite al hombre por la picadura de los mosquitos Aedes Aegypti y Aedes Albopictus (ambos presentes en Cuba), apuntó el comunicado.
Con posterioridad, las autoridades reconocieron la existencia de 11 casos primero y 13 después, pero en las últimas semanas se carece de reportes oficiales sobre el avance del virus de Chikungunya, presente en casi todo el Caribe.
Dentro de este panorama epidemiológico, el cólera, al que los medios oficiales prefieren referirse como “enfermedades diarreicas agudas”, también ocupa la atención de las autoridades sanitarias que buscan prevenir su desarrollo.
A través de intensas campañas en la radio y la televisión, y visitas a los hogares, el gobierno cubano intenta evitar que tanto el dengue como la Chikungunya que afectan a Centroamérica se conviertan en una epidemia en la isla.
El dengue es transmitido por el mosquito Aedes Aegyti, que tiene su mejor hábitat en los países pobres en regiones tropicales donde proliferan viviendas precarias, hacinamiento y deterioro en el suministro de agua.
Decenas de fumigadores recorren barrios de la capital, sobre todo los más populosos y deprimidos, mientras con periodicidad avionetas y camiones diseminan productos químicos para combatir los agentes transmisores.
Pero críticos del gobierno señalan que, además de la ausencia de reportes transparentes sobre la cifra de enfermos, la falta de higiene pública por la acumulación de basura y aguas negras en las calles, conspiran contra los esfuerzos oficiales.
A mediados de agosto pasado la experta cubana en virología Alienys Izquierdo señaló que especialistas del Instituto de Medicina Tropical “Pedro Kourí” (IPK) junto con el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), trabajan en el desarrollo de una vacuna.
La jefa del Departamento de Virología del IPK, Guadalupe Guzmán, anunció que los científicos de ese instituto cubano enfocan sus trabajos hacia el mosquito Aedes Aegypti, también causante de la fiebre amarilla.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) considera que “en el mejor de los escenarios” la vacuna contra el dengue podría estar disponible en 2017, a juicio de varios grupos de investigadores de todo el mundo.
Fuentes de la OPS/OMS consideran que más de dos mil 500 millones de personas podrían ser infectadas por el dengue en el mundo y la región de las Américas es de las más afectadas con más de millón y medio de casos en lo que va de año.
En 1981 Cuba enfrentó una grave epidemia del dengue hemorrágico que dejó un saldo de 344 mil 203 enfermos y la pérdida de 158 vidas, de ellas las de 101 niños.
En 2006, informaciones que circularon fuera de Cuba hablaron de que el dengue había causado más de mil muertes en la isla ese año, pero el gobierno siempre ha negado esa cifra de muertes, y la situaba en “apenas unas 40”.
Las cifras de enfermos y decesos siempre ha sido manejada con suma discreción por los funcionarios gubernamentales, pese a que muchos abogan por divulgarlas para elevar la conciencia de la población ante el peligro.
Durante años Cuba ha presentado una situación epidemiológica “delicada” por la presencia de diferentes tipos de gripe y la aparición de casos de leptospirosis, hepatitis y otras infecciones.
Analistas creen que algunas de esas infecciones pudieron haber sido introducidas por los cientos de miles personas que han viajado a la isla, para estudiar o recibir tratamiento médico, procedentes de países de América Latina y el Caribe.
En junio pasado, Cuba anunció su primer reporte sobre al menos seis casos del virus de Chikungunya en la isla y dijo estar preparada para enfrentar la enfermedad, de acuerdo con una nota del Ministerio de Salud Pública (Minsap).
“Hasta el momento en el país se han detectado seis personas afectadas por el virus de Chikungunya”, que se transmite al hombre por la picadura de los mosquitos Aedes Aegypti y Aedes Albopictus (ambos presentes en Cuba), apuntó el comunicado.
Con posterioridad, las autoridades reconocieron la existencia de 11 casos primero y 13 después, pero en las últimas semanas se carece de reportes oficiales sobre el avance del virus de Chikungunya, presente en casi todo el Caribe.