Así lo señaló la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en su portal de internet, al conmemorarse este jueves el Día Mundial de los Océanos.
La dependencia subrayó que “más que una simple aspiración, conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible es una verdadera preocupación en los más altos círculos gubernamentales del mundo”.
Por ello, desde el lunes pasado y hasta el próximo viernes, se lleva a cabo en Nueva York la Conferencia Oceánica de Alto Nivel para analizar las vicisitudes, compromisos y logros sobre “ese álgido punto de la agenda global”.
Recordó que la Organización de las Naciones Unidas comparte la inquietud por lo que sucede en torno al 70.8 por ciento de la superficie del planeta: los océanos, que contienen 96 por ciento del agua de la Tierra y que, junto con sus recursos, constituyen el verdadero pilar de la vida.
Por ello, el lema conmemorativo de este año es “Nuestros océanos, nuestro futuro: alianzas para la implementación del Objetivo de Desarrollo Sostenible 14”.
Bajo esta idea la ONU no sólo convoca a los representantes de las 193 naciones miembro, sino también a las organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil, así como a las filantrópicas; instituciones académicas, comunidad científica, sector privado y otros actores.
El objetivo es “lograr que la actual generación humana sea capaz de utilizar la riqueza marina para satisfacer sus necesidades sin cancelar para las generaciones futuras la satisfacción de las suyas”.
Para ello es indispensable que la humanidad encuentre el equilibrio entre la demanda de los variados servicios ambientales que ofrecen los 362 millones de kilómetros cuadrados de mares y océanos del planeta, y la conservación de la diversidad y productividad de esos ecosistemas a lo largo del tiempo
La dependencia recordó que los seres humanos dependemos de los océanos porque regulan el clima, aportan más de la mitad del oxígeno que respiramos y son económicamente importantes para desarrollar el comercio, el turismo y la pesca y aprovechar otros recursos marinos como fuente de ingresos.
De hecho, subrayó que los océanos y mares representan un enorme espacio para el desarrollo de la vida, toda vez que se calcula que 65 por ciento de las especies de fauna conocidas en la tierra, exceptuando insectos, son marinas.
Sin embargo, la parte oscura de esta historia la protagoniza el ser humano, el cual con sus actividades ha generado el deterioro de esas inmensas masas de agua y que han aportado parte del denominado cambio climático.
Advirtió que el principal problema es que 80 por ciento de la contaminación marina se genera en tierra firme por aguas residuales negras y grises, principalmente agroquímicos, que derivan en los mares por la desembocadura de los ríos.
Asimismo, está la basura compuesta por artes de pesca, plásticos, maderas industrializadas y otros; la sobreexplotación que ocasiona la pérdida de especies biológicas, incluso las prioritarias para la conservación como los tiburones, que juegan un papel fundamental en la cadena alimenticia.
Ante ello, México se ha abocado a trabajar en la recuperación de la salud de sus océanos, adelantándose al cumplimento de la Meta 11 de Aichi del Convenio de Diversidad Biológica, el cual que estipula que cuando menos 17 por ciento de las zonas terrestres y 10 por ciento de áreas marinas sean conservados como áreas naturales protegidas.
México cuenta con 22.5 por ciento de su territorio marino como área natural protegida, con lo que se ha sumado al reducido grupo de naciones que reportan avances en el cumplimiento de esas metas antes del 2020.