Partera atendió durante 32 años; nunca perdió a mujer ni a bebé

29 de Marzo de 2015
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Vetagrande, Zac., 29 Mar 15 (Notimex).- Juanita, como la llaman cariñosamente sus allegados, fue una de las primeras parteras de este municipio. Trabajó durante 32 años “sin perder a ninguna mujer ni su bebé”.

Ella tiene muchas hijas e hijos. Son las 5 mil 450 personas que a lo largo de su vida profesional ayudó a traer a este mundo. Muchas de ellas están en Estados Unidos y otras “ahí andan, ya están grandes”, comenta en exclusiva para Notimex.

A los 30 años, y por casualidad, cuando era ama de casa, se capacitó como partera, porque su intención primero era sólo enseñarse a inyectar. Sin embargo, la enfermera Juana Villagrana le dijo que ingresara al curso y “me gustó”.

Dos años estuvo en adiestramiento y en 1962 atendió su primer parto sola. Le fue fácil. Pero el segundo, “ese sí fue complicado, porque se trató de un niño que tenía una gran cabeza. Todavía está vivo, y está así de chiquito”, señala mientras levanta su mano a un poco más de un metro de altura del suelo.

Originaria de la comunidad de El Lampotal, Vetagrande, Juana Chávez, trabajó sin reconocimiento del sistema de salud ni los médicos, más de una década, en sus inicios como partera, porque “no nos querían. Pero ya luego, en el 76 nos reconocieron y capacitaron periódicamente”.

En el Seguro Social la formaron como partera empírica y le enseñaron también a proporcionar a las mujeres la planificación familiar, para lo cual daba pastillas o inyecciones.

Por más de tres décadas, esta zacatecana acudió a pie, en bicicleta, caballo, carretones y camionetas a atender parturientas en siete comunidades de Vetagrande (La Era, La Noria, La Cocinera, El Lampotal, Santa Rita, San Juan y Las Malvas) y una del municipio de Guadalupe (El Bordo).

Doña Juanita recuerda que a veces lloviendo iba a dar atención a las mujeres. “Caminé mucho. Llegaba toda remojada. A veces atendía hasta tres partos en una noche”.

En ocasiones, ella también estaba embarazada y primero recibía al bebé de la clienta y luego nacía el suyo, porque en total tuvo 11 hijos, a los que pudo criar con el apoyo de su marido.

Cuando comenzó cobraba 80 pesos por la atención, luego lo subió a 200 y cuando ya fue reconocida como partera estableció una tarifa de 300 pesos. “Pero a veces ni me pagaban, eran mujeres muy pobres y lo que yo quería era ayudarlas”.

La experiencia adquirida con años de trabajo le permitió detectar a tiempo cuando un bebé estaba de cara, atravesado o sentado y, en esos casos, derivaba a las mujeres con los doctores, para no exponer la vida de ambos.

Con el paso del tiempo, también aprendió a acomodar a los bebés y hasta definir si el parto era múltiple. “Atendí cinco partos de gemelos. Ahora están viejos”, presume.

“A ella no le importaba el clima, sacrificó a su esposo y su familia, por atender a las mujeres de Vetagrande. Yo soy producto de su trabajo, gracias a Dios”, señala orgullosa, mientras la abraza María Concepción Esparza, a quien la partera recibió en sus brazos hace 49 años.

Pero la partera no sólo ayudó a nacer a María Concepción, sino a todas sus hermanas y hermanos, a sus sobrinos y hasta a sus vecinos, pues afirma que atendió un total de mil 450 partos.

Juanita le daba confianza a todas las mujeres de las comunidades de Vetagrande, además, en aquella época no había doctores, dice María al manifestar su orgullo por esa mujer, que ya está en la tercera edad, que a los 62 años, hace casi una década, dejó el oficio y que ha sido reconocida por autoridades estatales y municipales por su loable labor a favor de su municipio.

Mientras Juanita contaba su historia, llegó a saludar Alejandro Guerrero, a quien también ayudó a nacer cuando atendió el parto de Sara, su madre.

Cariñosamente la abrazó y le dijo que gracias a ella él también se dedica al área de la salud, pues trabaja como paramédico y bombero en la Unidad de Protección Civil del municipio.

“Llegué a este mundo a través de las manos de ella”, comenta Alejandro, mientras le demuestra su cariño y respeto y, en reciprocidad, Juanita le manda saludos a su mamá.

A los 62 años Juanita se jubiló, pero todavía es muy querida en las comunidades de Vetagrande y tras 10 años de retiro, aún las embarazadas le piden ayuda, atención y consejo como partera, oficio del que no se ha podido desligar completamente”.

En su lugar nadie se quedó como partera, pues ya hay Seguro Popular y eso les da acceso a las mujeres a los servicios de salud.

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