Esta manifestación folclórica que es compartida con Venezuela, ingresó a la Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial del mundo, con medida de salvaguardia urgente, convirtiéndose en la octava declaratoria colombiana reconocida por la Unesco gestionada durante el gobierno de Juan Manuel Santos.
En Jeju, República de Corea, durante la decimosegunda sesión del Comité para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, fue aprobada la inclusión de los ‘Cantos de trabajo de llano colombo venezolanos’ en la Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial que requiere medidas de salvaguardia urgente.
Esta inclusión promueve “aspectos prioritarios para atender los riesgos identificados en esta expresión cultural que evidencia las tradiciones compartidas entre Colombia y Venezuela”, señaló la Cancillería.
“Celebramos la declaración que ha hecho la Unesco de esta manifestación en la Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial que requiere medidas de salvaguardia urgente”, comentó la ministra de Cultura, Mariana Garcés Córdoba.
En el Ministerio de Cultura “hemos venido trabajando con las comunidades, desde el 2011, para preservarla como un valor patrimonial para la región y para la humanidad. Se trata de una expresión única, asociada a los oficios de los vaqueros, los arreadores de ganado y demás portadores de esta bella e inmensa zona geográfica”.
Esta decisión es “un importante respaldo para seguir trabajando con la población llanera en acciones y estrategias de salvaguardia de esta expresión”, afirmó la Ministra de Cultura.
“Los Cantos de Trabajo de Llano representan un conjunto de expresiones inmateriales de la Orinoquía colombo-venezolana, asociado a las actividades de la ganadería”, explicó la titular de cultura.
Esta tradición de más de 200 años, tiene como principal acción cuatro variantes orales y sonoras: los cantos de ordeño, los cantos de cabrestero, los cantos de vela y los cantos de domesticación (silbos, gritos, llamados, japeos), todos interpretados a capella en las faenas de trabajo con el ganado tanto en las sabanas como en los corrales y en los espacios de trabajo específicos de las fincas y hatos.
La comunidad portadora de esta tradición, definida en los llaneros, mujeres y hombres, se ubica en la gran depresión de la Orinoquia. Los trabajadores de fincas, hatos y fundos que desempeñan tareas en el manejo de reses, en rebaño (arreo) o individual (ordeño) se consideran los portadores primarios de esta manifestación cultural reconocida a nivel mundial.
Los cantos de trabajo del llano se practican y se escuchan en Colombia, en la región de los Llanos Orientales, que comprende los departamentos de Arauca, Casanare, Meta y Vichada, y en Venezuela, en los Llanos Centro Occidentales, en los estados de Portuguesa, Cojedes, Barinas, Guárico y Apure.
La región binacional la constituye algo más de 500 mil kilómetros cuadrados en donde “se adaptaron vacunos y equinos, junto con otras especies de animales domésticos, allegados con la presencia europea a partir del siglo XVI y constituyeron la base de una economía pastoril acondicionada a las condiciones geomorfológicas y ambientales del lugar”.
La importancia de esta candidatura radica en la posibilidad de visibilizar y salvaguardar una expresión cultural que tanto en Colombia como en Venezuela se ha visto progresivamente afectada por procesos económicos y sociales en la región.