Reconocer a las mujeres sin ponderarlas como una excepción y reflejarlas en su realidad es periodismo feminista

11 de Noviembre de 2024
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Reconocer a las mujeres sin ponderarlas como una excepción y reflejarlas en su realidad es periodismo feminista.
Reconocer a las mujeres sin ponderarlas como una excepción y reflejarlas en su realidad es periodismo feminista.

México, noviembre (SEMlac).- (depositphotos) Reconocer los logros de las mujeres en su exacta dimensión sin ponderarlas como una excepción, dejar de tratarlas como víctimas o vulnerables, investigar y profundizar en dónde están las mujeres y escribir de ellas son las recomendaciones de la periodista Sara Lovera López para hacer un periodismo feminista.

En el taller "Periodismo con perspectiva de género", que se realizó el viernes 8 de noviembre en la "3ª Feria Libro INE. Género, Inclusión y Democracia", la editora de Género de la Organización Editorial Mexicana (OEM), que publica 46 periódicos en el país, fue puntual al señalar que el periodismo feminista existe por el movimiento de mujeres de la primera y la segunda ola, porque las mujeres por siglos han sido desestimadas, sólo se les veía en el hogar al cuidado de las infancias y los ancianos.

Hoy las mujeres están más visibles en los medios de comunicación no sólo por los logros alcanzados, sino por las jóvenes que pintaron paredes, que hacen la ola verde. Sin embargo, reconoció que no están en las direcciones de los medios de comunicación, aunque hay hombres más sensibilizados. No sólo existe la editora de Género en la OEM, el periódico El Universal publica en su primera plana siempre una nota relacionada con las mujeres.

Señaló que a las mujeres hay que reconocerlas como sujetas de derechos, como receptoras de opresión de la injusticia que es generada por el poder que es patriarcal.

Recordó que Abigail Vasconcelos Castellanos, quien en 2013 logró con una intervención de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que en los pueblos originarios se eligieran a mujeres en los órganos de gobierno, cuando llegó a la Cámara de Diputados la aplaudieron y le dijeron que era feminista. Pero ella contó que no sabía qué significaba. Solo quería, por sentido común, que se reconociera a las mujeres, por eso denunció a su pueblo y ganó la representación femenina por una sentencia de la Corte.

Refirió que, como dice la feminista Marcela Lagarde, hay millones de mujeres que saben lo que no quieren y están en todas partes, por lo que Sara Lovera reflexionó que "hay muchas mujeres que no han pasado por el aprendizaje de género y empíricamente reconocen su discriminación, si eso lo contamos en los medios, estamos haciendo periodismo feminista".

Sara Lovera llegó a los 19 años al periodismo por vocación y empezó en periódicos que se decían de izquierda, eran estalinistas, y por decreto era la igualdad entre hombres y mujeres. Escribió en El DíaUnomásunoLa Jornada y el Canal 13 cuando había una barra de mujeres en 1974.

Se enfrentó a barreras, como mujer en el periodismo, como las que había en cualquier otra profesión. Refirió que igualmente sufrió algunos hostigamientos sexuales y profesionales.

Enfatizó que hay que reconocer la potencia del discurso de las mujeres, pues de otra manera no se explicarían los avances, que haya una Presidenta del país, 13 gobernadoras, paridad en el Congreso, juezas y que el 50 por ciento sean directoras en las escuelas y facultades de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam).

Señaló que las reglas para el periodismo feminista son las mismas para el periodismo profesional: indagar sobre la realidad, verificar la información, redactar y difundir.

Explicó que se habla de un periodismo feminista porque desde hace un siglo las mujeres son discriminadas por ser mujeres, no estuvieron en los medios de comunicación a pesar que siempre estuvieron en todos los movimientos sociales, económicos y políticos. Hacerlas visibles se definió como comunicación, difusión o periodismo feminista desde la segunda o tercera ola.

Afirmó que sin movimiento feminista no habría periodismo feminista, y relató que hubo un divorcio feministas-medios, desde las dos partes, por eso las feministas empezamos a contar lo que hacíamos en medios creados por nosotras mismas, hicimos "nuestros propios medios de comunicación".

Actualmente no existe una receta para comprender palabras como género, lenguaje inclusivo, no revictimizar, abordar la perspectiva de género, no abusar de los estereotipos. "Es necesario, dijo, cambiar nuestro pensamiento", las reglas de un periodismo posible significan otra manera de informar, aunque no es automático.

Refirió que es un problema de cultura, como lo señalaba Octavio Paz; cultura "es un conjunto de actitudes, creencias, valores, expresiones, gestos, hábitos, destrezas, bienes, materiales, servicios y modos de producción que caracterizan al conjunto de una sociedad".

Propuso, primero, reconocer que las mujeres están en todo, somos la mitad de la población. Evitar dar menor valor a las mujeres que a los hombres. Los hombres en el curso de la historia quedaron en mejor posición que las mujeres y eso hay que estudiarlo, es el fondo del problema.

Las mujeres avanzamos y eso nos ha hecho visibles, somos noticia, las mujeres somos protagonistas y difundirlo es esencial, dijo.

Presentar a las mujeres y hombres con las mismas posibilidades de hablar, de opinar, de informar. Carecer de matices, adjetivos que marquen las diferencias entre hombres y mujeres estereotipadamente.

Evitar omitir información por considerarla poco relevante, porque las mujeres como fuente de información carecen de un cargo público o son amas de casa o no tienen estudios.

Utilizar un lenguaje incluyente es nombrar a las mujeres. Rechazar las imágenes sexistas de mujeres y niñas. No utilizar expresiones que perpetúen la violencia. Es necesaria una ética de la información que tenga como base la dignidad, los derechos humanos y que garantice que el retrato que se haga de la realidad no sea parcial o discrimine a las mujeres, finalizó.