México, septiembre (SEMlac).- Debe parar la demonización contra los medios de comunicación, contra las y los periodistas, mantener la transparencia y la rendición de cuentas, pidió a la primera mujer presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, la comunicadora Ivonne Melgar Navas.
Sheinbaum Pardo tiene el desafío de definir en breve la relación del gobierno con los medios de comunicación.
Y es que la tarea de quienes hacen posible un periodismo sin noticias falsas ni post verdades, hay que reconocerlo; son la masa crítica al servicio de los derechos a la información y a la libre expresión, al derecho a saber; las y los colegas son, a un tiempo, testigos y protagonistas de las luchas sociales de la gente, sin su tarea no hay historia, ni transparencia, ni rendición de cuentas.
Ahí están, los describió, apasionados, desde la calle, las redacciones, autores de las notas, las columnas, los reportajes, los enlaces en vivo, las entrevistas banqueteras y las transmisiones especiales, todo a la vez, testigos y protagonistas en la construcción de los bienes públicos.
Melgar Navas es una periodista con décadas de experiencia, que ha transitado los pasillos del poder, el lugar privilegiado de quien reportea. Lo dijo de cara a los diagnósticos pesimistas para las empresas y sus trabajadores en los últimos años, a contrapelo de su desprestigio.
Lo planteó con claridad, como lo hace a diario, en los espacios de la lucha de las mujeres para acceder a los espacios de toma de decisiones, en el marco del 4to Foro Internacional de Transparencia y Periodismo, Retos y Expectativas de la Agenda 2024-2030, convocado por el Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública, Protección de Datos Personales y Rendición de Cuentas de la Ciudad de México, un espacio de reflexión, para imaginar, trazar las mejores rutas posibles, cuando precisamente la transparencia y la rendición de cuentas constitucionales están amenazadas.
Y así lo explicó: "Y es que venimos de diagnósticos pesimistas sobre el panorama en la relación entre medios de comunicación y gobierno" y agradeció el hecho de nombrar el desafío de los próximos años y vincular el quehacer de ese instituto autónomo con el de nuestra profesión y oficio, lo que "constituye una toma de postura: estamos vinculados, vamos de la mano en el compromiso de nuestros cometidos", el derecho a la información y la libre expresión.
Un foro que unió
Destacó en su intervención la importancia del foro, que vale y aplica para esta coyuntura, ya que la convocatoria dice: "Durante las distintas etapas del proceso electoral, fueron muchas instituciones, actores políticos y organizaciones públicas y privadas las que participaron de una u otra manera. En este contexto, los diversos medios de comunicación (impresos, radiofónicos, televisivos y digitales) tuvieron un papel fundamental para llegar a la ciudadanía y transmitir los mensajes de todos los involucrados en ese ejercicio democrático".
Y más desde la convocatoria al foro, para nuestra historia política y social contemporánea: "el periodismo se desarrolla como un catalizador de cambio y de sana exigencia de transparencia, rendición de cuentas y de responsabilidad de cara a las instituciones, cuyo actuar está sujeto dentro del imperativo constitucional y legal, por lo que resulta exigible: la promoción, defensa y avance de los derechos humanos de todas las personas, como su única razón de existencia y ejercicio de atribuciones".
Melgar Navas agregó que, tras su ejercicio como reportera, como periodista, desde el diario, la radio y la televisión "tengo la certeza de que más allá de los intereses, criticados e incluso cuestionables de los medios de comunicación como empresas, sus trabajadores han sido y siguen siendo una masa crítica al servicio del derecho a la información, el derecho a saber, y al servicio de la libertad de expresión", independientemente de enfoques contrarios al neoliberalismo que puedan abanderar descalificaciones a los negocios de la comunicación, sea al concepto en general, o a los corporativos en particular.
Lo dijo con certeza: las y los colegas durante décadas han sido parte de la construcción de mejores reglas para el ejercicio de nuestra democracia, para que la elección de nuestros gobernantes se sin trampas, sin mentiras, sin abuso de poder.
Describió con emoción: "basta asomarse ahora mismo a las salas de prensa, a los pasillos y a las banquetas donde realizan sus tareas los reporteros del congreso capitalino, de la Cámara de Diputados o del Senado, para confirmar que son los descendientes de una tradición que, por encima de los particulares objetivos de sus empleadores, realizan su misión con entrega, mística y apasionamiento".
Las y los periodistas realizan una labor que trasciende las agendas ocultas o manifiestas de los propietarios o concesionarios y que ha ido generando cultura periodística en la disección de la realidad, el uso de la transparencia, el trabajo de campo y la memoria, de corto y largo plazo, la memoria histórica, el contexto. Esa tarea que es imprescindible valorarla para la relación del futuro gobierno con los medios de comunicación, que debe parar su demonización.
Libre empresa
Luego de explicar el sentido de la libre empresa, signada también en nuestras leyes y relaciones sociales, aún en acuerdo con el o los poderes, consideró necesaria, imprescindible y un gran pendiente, transparentar la propaganda gubernamental, así como la diversificación de fuentes de ingreso de los medios que no pueden ni deben volver a los subsidios indiscriminados y opacos que en otros tiempos les dieron sustento.
Consideró la relevancia de la empresa libre, "libre en serio", sin dejar de ver "casos que documenten lo contrario, las prácticas mercenarias, el chantaje", pero "estoy convencida que hoy los medios que conforman cotidianamente un producto que registra resumidamente la historia del día con día, que escudriña los acontecimientos que nos competen como colectividad, son un dique, el muro más sólido, frente a dos epidemias que atentan contra nuestra convivencia, ya no digamos contra nuestra democracia: las noticias falsas y la post verdad".
Y frente a esos dos males que se vuelven más letales con el mal uso de la inteligencia artificial, me parece que los medios de comunicación que aquí representamos, hoy tienen frente a sí, junto con los institutos de acceso a la información, una declaración de guerra o, si quieren, la pésima noticia de que un tumor maligno debe ser desalojado -y pronto- con la quimioterapia de las verdades compartidas.
Hubo un tiempo en que la aspiración para distinguirnos como integrantes de una comunidad informativa eran nuestros reportajes especiales, las relevaciones de datos ocultos, muchos, por cierto, aportados por los institutos de acceso a la información… Hoy, sin renunciar a esas misiones, la más importante para mí es que se registren los hechos verificables, versus los cuentos que buscan borrarlos o volverlos intrascendentes. ¿Qué sucedió? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Por qué?
Y cómo hablándonos a los periodistas dijo: "Nos toca preservar la memoria, la histórica y la del contexto. Registrar la realidad de los datos de todos, de los acontecimientos que sí sucedieron. Y nos toca todavía algo más desafiante: evitar la normalización del no sabemos cómo ni cuándo ni por qué pasó; zanjar la trivialización del horror de la violencia criminal, de los muertos y de los supuestos casos misteriosos", reiteró.
"Confío profundamente en la masa crítica que hemos sido las y los periodistas del México actual... narradores de la historia que somos e impulsores de los derechos, transparencia, acceso a la información, respeto a las minorías, a la diversidad, a la sociedad civil organizada y defensa de la igualdad entre hombres y mujeres… Sin el acompañamiento de la prensa, todo ello no habría sucedido.
Paridad
Es tema de otro encuentro, remató, "pero vaya que la revolución paritaria de México ha tenido en la prensa a uno de sus indispensables aliados. Y dentro de una semana, con la llegada de la primera mujer presidenta de la República, el cierre de un ciclo de acceso a la representación y al ejercicio de los derechos políticos que a mi generación le tocó atestiguar en notas marginales que los editores colaban en roba planas y que, después de un largo proceso de aproximaciones sucesivas, de pronto, se convirtieron en titulares a los que todavía feliz y orgullosamente les seguimos llamando de `ocho columnas´".