“Más de un cuarto de la cobertura manglar originaria ha desaparecido; el factor detonante de esta situación son los cambios en los usos del suelo debido a la acuicultura y agricultura, al desarrollo costero, a la contaminación y a la sobreexplotación de los recursos extraídos de los manglares”, explicó a Notimex.
"Debido a que las poblaciones de estos bosques tan singulares están menguando y se están fragmentando, importantes productos y servicios procedentes de los ecosistemas se verán reducidos o incluso perdidos por completo”, refirió.
Al conmemorarse este viernes el Día Internacional de la Protección del Ecosistema del Manglar, Grimsditch puntualizó que las consecuencias de su degradación se tornarán particularmente severas para el bienestar de las comunidades costeras, especialmente donde el principal sustento diario de la población radica en estos bienes y servicios derivados.
Desde 2015, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) conmemora cada 26 de julio el Día Internacional de la Protección del Ecosistema del Manglar, ya que son una barrera protectora en las costas y su conservación es vital para mitigar problemas como el cambio climático.
¿Qué es un manglar?
Los manglares son un tipo de bosque tropical único en su género debido a que se sitúan en el área de transición entre el continente y el mar, conociéndose ésta como zona intermareal y caracterizándose por un gran dinamismo.
"Los manglares ocupan zonas estuarinas y costeras de latitudes tropicales y subtropicales; están bien adaptados a las aguas saladas, siendo capaces de prosperar en condiciones a las que sólo unas pocas especies han podido adaptarse”.
“Componen un ecosistema de gran riqueza biológica y altamente productivo que alberga y procura alimento a un número elevado de especies, muchas de las cuales se encuentran amenazadas”, dijo Grimsditch.
Asimismo, apuntó, representan menos del 1.0 por ciento del total de bosques tropicales del mundo. "Estos son ecosistemas muy valiosos, los cuales proporcionan un conjunto de bienes y servicios esenciales que contribuyen de manera muy significativa al sustento, bienestar y seguridad de las comunidades costeras”.
Puntualizó que más allá de los beneficios directos, “los manglares también juegan un importante papel en la regulación del clima global. Son capaces de almacenar unas mil toneladas de carbono por hectárea entre su biomasa y el subsuelo, lo que les convierte en uno de los ecosistemas más ricos en carbono del planeta”.
Situación en México
El experto de la ONU para el Medio Ambiente destacó que en el caso de México existe la gran barrera de coral mesoamericano, que creada en 2004 trabaja conjuntamente con el Fondo para el Sistema Arrecifal Mesoamericano (MAR, por sus siglas en inglés) y The Nature Conservancy para proteger los arrecifes de coral; el proyecto incluye además a Guatemala, Belice y Honduras.
De acuerdo con información del sitio web SAM (Sistema Arrefical Mesoamericano), esa región abarca el arrecife de coral más grande del Atlántico y forma parte de la red interconectada de hábitats costeros y corrientes que se extienden a lo largo de la cuenca del Caribe.
Su línea costera se extiende por mil kilómetros desde la punta de la Península de Yucatán, en México, hasta las Islas de la Bahía en Honduras, pasando por Belice y Guatemala. En esa zona habitan más de 500 especies de peces, manatíes y tortugas marinas, así como valiosas concentraciones de manglares, pastos marinos y corales.
“El complejo sistema de los manglares puede ayudar a reducir la energía de las mareas, limitando la erosión y protegiendo a las comunidades costeras de la fuerza destructiva de las tormentas tropicales”, destacó el experto.
Grimsditch afirmó que “los ecosistemas formados por los manglares son a menudo una fuente esencial de alimento, tanto para el propio consumo como para el comercio local o nacional de alimentos provenientes del mar, y además suministran otros materiales tales como leña y madera, los cuales suponen el sustento de miles de comunidades costeras”.
Puntualizó que el futuro de los manglares no tiene porqué ser tan sombrío. “El aumento progresivo del reconocimiento de la importancia de los ecosistemas manglares, tanto para la biodiversidad como para el bienestar del género humano, está encaminando los esfuerzos mundiales hacia la conservación, mayor gestión y restauración de dichos ecosistemas”.
“Muchos de estos esfuerzos ya pueden ser considerados un éxito a escala local, y a menudo están respaldados por políticas estatales que anteponen los efectos significativos que los manglares pueden tener a largo plazo por encima de los beneficios económicos a corto plazo”.
“Los manglares necesitan ser reconocidos como la valiosa fuente socioeconómica y ecológica que son y ser consecuentemente conservados y gestionados de manera sostenible. Esto favorecerá que los gobiernos se comprometan a tomar decisiones políticas y a reforzar las medidas protectoras”, reiteró el representante de la ONU.