México, mayo (SEMlac).- El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador le falló a las mujeres. Fracasó al incumplir el acuerdo para la igualdad de género que él mismo firmó en 2019, y con el que se había comprometido a cerrar la brecha entre mujeres y hombres.
Los avances fueron mínimos e, incluso, hubo retrocesos en algunos rubros.
Salud, economía, seguridad, entre otros temas, están en el Acuerdo por la Igualdad entre Hombres y Mujeres, firmado por el Presidente mexicano el 21 de noviembre de 2019. Incluye seis compromisos puntuales con los que, presuntamente, iba a mejorar la situación de las mujeres en el país.
Pero esos compromisos no se cumplieron. Lo demuestran las estadísticas. Por ejemplo, el acceso a guarderías no tuvo avances sustanciales. En 2018, el 80,83 por ciento de las mujeres trabajadoras carecían de acceso a guarderías para sus hijas e hijos, y para 2023 la cifra era 79,49 por ciento. Es decir, hubo una mejora de apenas 1,34 puntos porcentuales.
En 2018 hubo 19,79 muertes por cáncer de mama por cada 100.000 mujeres, y para 2020 se registró la cifra más alta desde 2012, que fue de 20,54. Y aunque en 2022 hubo una disminución a 19,86 muertes, la cifra es más alta que en cualquier año del sexenio anterior, de acuerdo con el Sistema de Indicadores de Salud del Instituto Nacional de las Mujeres.
Activistas y personas de la sociedad civil señalaron que el actual gobierno federal incumplió y mantiene muchos pendientes en materia de igualdad de género. Incluso reprobaron a la administración federal, al calificar el nivel de logro de cada uno de los seis compromisos.
"Por lo que a nosotros corresponde, no va a haber en este gobierno discriminación. No vamos nosotros a apostar por la desigualdad, vamos a garantizar derechos como están establecidos en las leyes, en la Constitución y no habrá machismo", señaló Andrés Manuel López Obrador aquel 21 de noviembre de 2019.
La directora del Observatorio Ciudadano Nacional por el Feminicidio, María Luz Estrada, mencionó que cuando el actual gobierno centró su política en la entrega de recursos directos a las personas, incluidas las mujeres, a través de diversos programas sociales, esperaba disminuir la problemática de bajos ingresos económicos.
Pero no fue así, dijo Estrada. Señaló que hizo falta una estrategia que atendiera de manera integral a las mujeres; que resolviera no solo la falta de recursos, sino todos los problemas que les impactan como menor acceso a trabajo formal, salud o seguridad.
Mónica Mendoza, integrante de la Red Nacional de Mujeres Defensoras de la Paridad en Todo, afirmó que el gobierno dio un uso político a las causas que persigue el feminismo, al aparentar que ha habido mejoras, pero sin cambios reales de fondo.
"A mí me parece que, en general, ha habido, como nunca antes, un uso político de la causa feminista para intentar legitimarse (…) la atención integral a la violencia tiene que dejar de ser entendida como un elemento para el golpeteo político y comprenderla como un derecho que tenemos las mujeres a vivir sin violencia", indicó.
La salud de las mujeres, la gran deuda
"Para que se procure una mejor atención a la salud de las mujeres a lo largo de su vida".
Este era uno de los puntos con los que AMLO pretendía señalar que la situación que enfrentan las mujeres mejoraría en este sexenio. Pero, de acuerdo con las cifras, estuvo muy lejos de cumplirse.
Por ejemplo, el número de muertes se incrementó o, en el mejor de los casos, se mantuvo sin variación en tres padecimientos, aun habiendo campañas de atención.
La tasa de muertes por cáncer de mama aumentó en este sexenio de forma significativa. Las cifras para los años 2018-2022 son superiores a las del gobierno inmediato anterior (2012-2017), de acuerdo con las estadísticas disponibles en el Sistema de Indicadores de Salud del Instituto Nacional de las Mujeres.
Organizaciones civiles como Fucam han señalado que el aumento de las muertes relacionadas con el cáncer de mama se debió a retrasos y cancelaciones de cirugías como resultado de cambios administrativos en las dependencias de salud que impactaron en la operación de esas instituciones. Por ejemplo, el Seguro Popular desapareció y se creó el Instituto de Salud para el Bienestar.
Otro motivo, señalado por la organización, fue la falta de detección oportuna debido a la pandemia del covid-19. La prioridad pasó a ser la atención a la crisis sanitaria del coronavirus y con ello, otras áreas de salud fueron descuidadas. Además, hubo escasez de medicamentos y de mastógrafos, así como de recursos económicos para atender el padecimiento. Sobre esto, incluso, se hicieron denuncias.
Tan solo en octubre de 2023, un grupo de mujeres con cáncer de mama dio a conocer una denuncia contra la Secretaría de Salud por la falta de medicamentos. El grupo alertó que muchas mujeres han muerto en espera de recibir las quimioterapias y radioterapias que necesitaban.
Pero el escenario de cáncer de mama no es único. Las tasas de muerte por cáncer cervicouterino se mantuvieron en los mismos niveles en comparación con el gobierno anterior, liderado por Enrique Peña Nieto. Es decir, no hubo mejora, de acuerdo con el Sistema de Indicadores de Salud del Instituto Nacional de las Mujeres.
La razón de mortalidad materna también tuvo un repunte importante en este sexenio; especialmente en el año 2020, cuando se inició la pandemia de covid-19. La cifra pasó de 34,16 muertes de mujeres por cada 100.000 nacimientos vivos registrados en 2019 a 53,24 en 2020.
Esto también fue denunciado por asociaciones civiles que indicaron que la atención se estaba enfocando a la pandemia, dejando de lado otros temas de salud como la muerte durante el embarazo, parto y puerperio.
Mónica Mendoza afirmó que la salud fue uno de los más grandes pendientes para este gobierno. Señaló que la falta de medicamentos y de atención médica ha sido uno de los problemas que han afectado a las personas y han provocado un incremento en la muerte de mujeres con padecimientos específicos.
"Ha sido una de las más grandes tragedias de este sexenio, el resquebrajamiento del sistema de salud que ya existía con dependencias gubernamentales que brindaban un servicio que hoy no se brinda, y que dotaban de medicamentos que hoy no existen y que hoy hay un muy grave desabasto", sentenció Mendoza.
Trabajo formal y cuidados compartidos, la gran herencia al siguiente gobierno
"Para que haya más trabajo formal, mejores condiciones y más derechos para las mujeres", es otro compromiso que forma parte del acuerdo firmado por el mandatario mexicano y aunque tuvo ciertos avances, son insuficientes.
En la actualidad, una mayor cantidad de mujeres laboran en el campo formal, pero el incremento fue débil. Por otra parte, aumentó el número de mujeres, tanto en el trabajo informal, como en la población no económicamente activa, es decir, que no están disponibles para trabajar debido a que realizan otras actividades.
Fernanda García, directora de Sociedad Incluyente del Instituto Mexicano para la Competitividad, indicó que en este sexenio no hubo avances importantes para incrementar el trabajo formal entre las mujeres y con ello mejorar las condiciones laborales que enfrentan.
Dijo que esta situación se ha repetido con diversos gobiernos porque no existe una política pública real enfocada a cerrar estas brechas.
"Si lo analizamos en los últimos 20 años, que es el registro comparable que tiene el INEGI, los cambios son muy pocos. Si vemos el registro de mujeres en edad laboral, cuántas tienen un empleo o están buscando uno (…), el avance o la inclusión de mujeres en el mercado laboral no ha cambiado prácticamente, ni en el sexenio ni en los últimos 20 años", detalló en entrevista.
Señaló que otro problema es que las mujeres que ingresan al mercado de trabajo lo hacen mayormente en el sector informal. El motivo principal es que el mercado no toma en cuenta que las mujeres continúan siendo las principales cuidadoras en la sociedad y, por lo tanto, no considera las dificultades que afrontan para poder laborar. Bajo la informalidad, las mujeres quedan vulnerables, sostuvo, porque no reciben las prestaciones de ley como seguridad social ni con un ingreso económico fijo.
Se ve bastante estancado el tema (de igualdad laboral). Por poner otro ejemplo, brecha salarial: hoy las mujeres tienden a ganar 15 por ciento menos que los hombres. Bueno, si nos vamos a inicios del sexenio era igual, de 15 por ciento. Y si nos vamos a 2006, era de 19 por ciento. Entonces, de nuevo vemos esta misma tendencia, que por más que analicemos el sexenio o los últimos 20 años, los cambios son poco alentadores.
El ingreso evidencia que la situación laboral de las mujeres en México no ha mejorado. Al inicio de este sexenio, es decir, en diciembre de 2018, tres de cada 10 mujeres, que tenían un trabajo, recibían un ingreso de hasta dos salarios mínimos. Ahora la cifra asciende a siete de cada 10.
Esto se debe a que incrementó la cantidad de mujeres que gana hasta un salario mínimo, pues cuatro de cada 10 percibe este salario.
"Para que las familias y centros de trabajo compartan los trabajos de cuidado y las mujeres tengan más tiempo propio".
A decir de la directora de Sociedad Incluyente del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), Fernanda García, la falta de un Sistema Nacional de Cuidados es la razón por la cual no hubo avance alguno en la materia.
El compromiso del Acuerdo por la Igualdad era que los trabajos de cuidado no remunerados fueran distribuidos entre los distintos actores sociales con el fin de que dejara de recaer totalmente en las mujeres. Esto no sucedió. De hecho, el Sistema Nacional de Cuidados ha sido un proyecto impulsado desde la sociedad civil y aunque hubo avances legislativos, no fue aprobado y menos consolidado.
En 2020, la Cámara de Diputados aprobó incluir en la Constitución el derecho al cuidado; sin embargo, la propuesta sigue pendiente para ser votada en el Senado de la República. También están pendientes los mecanismos que permitirían la creación del Sistema Nacional de Cuidados para que estos se conviertan en una obligación compartida entre el Estado, empresas y sociedad.
Esto no sólo deja a infancias, personas adultas mayores, personas con discapacidad y personas enfermas entre otras, sin el derecho a ser cuidadas, también continúa dejando que las mujeres asuman totalmente esos trabajos no remunerados, afirmó García.
"Los hombres siguen siendo los proveedores, tienen empleos, etcétera, y las mujeres son las principales cuidadoras. México demanda cuidados y eso va a pasar en este sexenio, pasó en los anteriores, y eso es algo que va a seguir pasando; es algo que no se va a ir. El tema es quién está realizando estos cuidados", indicó.
Durante la pandemia, cuando las infancias tuvieron que tomar clases a distancia, fueron principalmente las mujeres quienes abandonaron el mundo laboral para dedicarse a los cuidados. Estos trabajos impactan negativamente en las mujeres, pues esas tareas les impiden incorporarse al trabajo remunerado o, si logran incorporarse, lo hacen en la economía informal, que les permite seguir asignando tiempo al cuidado de otras personas.
"Vemos un diferenciador de género. Las mujeres que no realizan cuidados tienen una participación económica de 71 por ciento, y cae al 51 por ciento cuando sí realizan cuidados. En los hombres que sí los realizan, su tasa de participación económica se mantiene en 80 por ciento.
Vemos cómo los cuidados afectan a las mujeres en cuanto a su participación económica. Nueve de cada 10 personas que salen del mercado laboral por razones de cuidados son mujeres", aseguró la directora de Sociedad Incluyente del Imco.
Las mujeres son las principales cuidadoras y enfrentan un mercado laboral que no responde a estas necesidades, que no ha cambiado en el tiempo, que demanda altos niveles de presencialidad, estar disponibles constantemente y eso no es compatible con una persona que tiene prácticamente la totalidad de estas responsabilidades de cuidado
Por lo tanto, las mujeres mantienen una doble jornada de trabajo, dedicando parte de su tiempo al trabajo remunerado y otra parte al no remunerado.
En 2019, las mujeres dedicaban en promedio 39,7 horas a la semana al trabajo no remunerado contra 15,2 horas que utilizaban los hombres. En cambio, para el trabajo remunerado las mujeres utilizaban 37,9 horas semanales, mientras que los hombres dedicaban 47,7 horas. Esto, de acuerdo con la más reciente Encuesta Nacional de Uso del Tiempo del Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi).
Dado que la siguiente encuesta se realizará apenas este 2024, es imposible saber por ahora si hubo alguna variación a lo largo del sexenio.
Pero lo que sí es posible conocer es cuánto vale ese tiempo de trabajo, aunque no sea remunerado. Para ello, El Inegi elabora una cuenta satélite del Producto Interno Bruto (PIB) en la cual estima lo producido por los trabajos de cuidado.
El PIB es el valor de todos los bienes y servicios que produce una economía en un período específico. En la cuenta satélite puede observarse claramente que en el sexenio aumentó la cantidad de recursos que producen las tareas de cuidados no remuneradas.
En 2018, al inicio del sexenio, los trabajos de labores domésticas y de cuidados representaban el 23,5 por ciento del PIB anual. Para 2022 (la última cuenta realizada) representó el 24,3 por ciento. Es un alza con respecto al inicio de este gobierno. El 72,2 por ciento de ese valor es producido por las mujeres.
Durante los seis años de este gobierno federal, los trabajos de cuidados como porcentaje del PIB alcanzaron su punto más alto en 2020 debido a la pandemia. El dato se disparó a 27,6 por ciento de la economía nacional. Sin embargo, en términos brutos, la cantidad de dinero producida por estos trabajos mantiene un incremento constante.
Este sexenio, además, estuvo enmarcado por la desaparición de los programas de Escuelas de Tiempo Completo y Estancias Infantiles, una acción que fue muy criticada porque, según activistas, eran espacios de cuidado y con su eliminación, la tarea que realizaban volvió a asignarse a las mujeres.
El programa Escuelas de Tiempo Completo no fue reemplazado. Y tras la eliminación de la Estancias Infantiles, la administración federal creó el Programa para el Bienestar de Niñas y Niños Hijos de Madres Trabajadoras, a través del cual entregó 1.600 pesos bimestrales (94 dólares) de manera directa a las familias para que pudieran pagar un servicio de cuidados que ellas mismas tenían que buscar. Este esquema ha sido señalado de carecer de objetivos y protocolos, así como de opacidad sobre las personas beneficiarias.
Seguridad, el compromiso que se convirtió en el grito de las mujeres
"Para garantizar mayor bienestar en la vida de mujeres y niñas, con educación para todas, respeto, no violencia paz y seguridad".
La realidad es que las estadísticas de feminicidio, la mayor expresión de violencia contra las mujeres, son mayores que en el sexenio anterior, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Estas cifras han provocado desencuentros entre AMLO y grupos feministas. Estos últimos han reclamado el incremento de casos. Ante ello, las respuestas del Presidente han variado, desde justificar su estrategia contra la violencia, hasta señalar que el aumento se debe a que la clasificación de feminicidio apenas comenzó con su gobierno.
"Antes no se consideraban feminicidios, eran homicidios. Esta clasificación comienza prácticamente con nosotros (su actual administración). Por eso también hay un aumento de este delito porque antes asesinaban a las mujeres y no se consideraba como feminicidio", sostuvo en marzo de 2021. Para nada es así.
A nivel federal el feminicidio está reconocido desde 2012. El estado de Guerrero lo incorporó desde 2007 y, a partir de ese momento, todos los estados comenzaron a adoptar ese tipo penal.
La directora del Observatorio Nacional del Feminicidio, María Luz Estrada, afirmó que ha habido una carencia de estrategias integrales de prevención de la violencia por parte del gobierno federal como de los estados. Mencionó también que, aunque la administración actual ha implementado algunos programas de atención, como el dirigido a la niñez en orfandad por feminicidio o las mesas de revisión de casos a nivel estatal, todavía falta que se rindan cuentas sobre sus resultados.
Se ha mantenido la violencia, se han buscado formas (de atacarla), pero estas tienen que ser mucho más radicales, más cambios estructurales; y también entiendo que son de larga data, pero me parece que hay que ser claros que hace falta, más allá de militarizar al país, generar las políticas integrales para prevenir esta violencia que va más allá de los ámbitos domésticos, ámbitos comunitarios.
María de la Luz Estrada del OCNF
Los presupuestos también impactaron en este ámbito. En reiteradas ocasiones la Red Nacional de Refugios denunció que no se estaba brindando dinero suficiente para atender estos espacios, que representan una vía para evitar feminicidios, pues allí consiguen albergue las mujeres que están en riesgo por ser víctimas de delitos de género y no contar con una red de apoyo.
Por ejemplo, para este 2024, únicamente el 0,01 por ciento de los recursos destinados a la igualdad de género (el llamado Anexo 13 del Presupuesto de Egresos de la Federación) se destinó a los refugios.
De hecho, la manera en que la administración ha asignado recursos para atender la violencia de género ha sido muy criticada. El Anexo 13 denominado Erogaciones para la Igualdad entre Mujeres y Hombres (la forma en que se analiza cuánto recurso del Presupuesto de Egresos corresponde al ámbito de igualdad) ha tenido un incremento en su presupuesto; no obstante, los montos se concentran en los programas prioritarios del gobierno federal, que son los sociales.
Estos programas han sido señalados por las organizaciones civiles de no contar con perspectiva de género y de no ayudar a disminuir la violencia contra las mujeres.
Este 2024, el 89 por ciento de los 419.430 millones de pesos (24.672 millones de dólares) que componen el Anexo 13 serán destinados a 17 programas sociales como becas a estudiantes, Sembrando Vida, pensión para personas adultas mayores, entre otros. Sin embargo, únicamente 0,81 por ciento del anexo será para cuatro programas que buscan combatir la violencia de género, como atención y prevención, instancias de mujeres en las entidades, refugios, salud materna y sexual.
Ciertamente, para 2024 sigue sin incorporarse una perspectiva de género y feminista, pues 89 por ciento del presupuesto se dirigirá hacia programas sociales prioritarios que no inciden directamente en la reducción de brechas de desigualdad, ni en la incidencia de la violencia contra las mujeres (…); la asignación presupuestaria para las dependencias encargadas de operar la política de igualdad de género y combate a la violencia contra las mujeres sigue sin ser progresiva.
Informe "Sin Recursos no hay Derechos", Análisis del Paquete Económico 2024, realizado por la organización Fundar
"Los programas sociales que son otorgados, por ejemplo, ni siquiera se sabe cuál es su estadística de impacto diferenciado por razón de sexo (…); cuánto de ello impacta en la mejora de su calidad de vida y la mejora de las brechas existentes", afirmó Mónica Mendoza, integrante de la Red Nacional de Mujeres Defensoras de la Paridad.
La carencia de recursos públicos se traduce en más incrementos de feminicidios, afirmó, y de otras problemáticas como violencia sexual y embarazos infantiles y adolescentes, por ejemplo.
¿Mujeres al centro?
"Para que las mujeres y niñas más pobres y discriminadas estén siempre en el centro de la Cuarta Transformación y del desarrollo de México"
Mendoza afirmó que es obvio que el compromiso de colocar a las mujeres al centro no se cumplió. Queda más que claro desde la manera en que se han distribuido los recursos específicos para las mujeres en cada Presupuesto de Egresos. Como ya se ha explicado, el dinero se ha estado asignando a los programas sociales insignia del gobierno en turno, los cuales carecen de enfoque de género.
"En ningún gobierno federal se había generado una desatención al 50 por ciento de la población que significamos las mujeres y las niñas tan grande como esta; comenzando por la parte presupuestal, desde la cual se generaron recortes que afectaron la atención prioritaria a estos sectores poblacionales; programas de atención que existían y, desde luego, insumos con los cuales se brinda la atención", aseguró.
En otro tenor y respecto a la bandera que ha enarbolado el mandatario Andrés Manuel López Obrador sobre contar con el primer gabinete paritario en la historia, es cierto que la mayor parte del tiempo las secretarías de Estado han estado lideradas por ocho mujeres y ocho hombres, con todo y movimientos políticos que, en ciertos momentos, han desestabilizado esa paridad en favor de la representación masculina.
En esas cifras no se contemplan la Secretaría de Defensa Nacional, la Secretaría de Marina ni la Secretaría de Seguridad Ciudadana, ya que, aunque forman parte del gabinete, no se contabilizan al estar relacionadas con seguridad. Únicamente la última es ocupada por una mujer.
Mujeres de la 4t
Por otra parte, a pesar de que las mujeres dirigen secretarías, esto no se refleja en que a nivel directivo en esas dependencias también exista paridad. La investigación del Instituto Mexicano para la Competitividad denominada "Mujeres en las Secretarías de Estado 2023", señala que, aunque el 49 por ciento de las personas que trabajan en el gobierno federal son mujeres, en realidad se encuentran principalmente en los puestos más bajos.
En los puestos de entrada, ellas representan el 47 por ciento, pero esa cifra disminuye hacia los puestos más altos. Del total de mandos medios, 45 por ciento son ocupados por mujeres; en mandos superiores representan el 33 por ciento, en subsecretarías 30 por ciento, en jefaturas de unidad 28 por ciento y direcciones generales 34 por ciento.
Además, la misma investigación indica que en el gobierno federal, por cada 100 pesos (5,8 dólares) que ganan los hombres, las mujeres ganan 89 pesos (5,2 dólares). Es decir, existe una brecha salarial de 11 pesos (0,64 dólares).
"A pesar de los avances hacia la igualdad de género en las secretarías de Estado, no han sido suficientes para ver un cambio sustantivo en la representación de las mujeres al interior de las secretarías", señaló el Imco en su informe.
De esa manera, a pesar del compromiso presidencial, en el gobierno federal se repiten los problemas de techos de cristal y brechas salariales.
"Para trabajar juntas y juntos por una nueva cultura nacional basada en los valores y principios de gobierno, la igualdad de derechos y oportunidades para mujeres y niñas"
Este último compromiso no cuenta siquiera con elementos que permitan medir su avance. Sin embargo, Mendoza mencionó que un factor que sustenta la afirmación de que no se ha avanzado es precisamente la existencia de las brechas al interior de las propias secretarías y que esos mismos problemas se repiten en la iniciativa privada.
Las diferentes representantes de la sociedad civil organizada, consultadas por Dalia Empower, aseguraron que el actual gobierno tuvo algunos avances y aciertos en el trabajo hacia la igualdad entre hombres y mujeres, pero también muchas fallas y retrocesos que heredará al próximo gobierno de México de 2024 a 2030. Y quien vaya a encabezar ese gobierno, sea mujer o sea hombre, deberá no solo poner como prioridad de su administración el combate a la desigualdad, sino ejecutar acciones reales y efectivas.