La congestión es un grave problema para las ciudades latinoamericanas y no hace sino empeorar.
La tasa de urbanización en Latinoamérica ha aumentado, y ocho de cada diez personas viven en ciudades. Esta tendencia ha contribuido al crecimiento del tráfico de vehículos y, como resultado, la congestión del tráfico se ha convertido en un grave problema en muchas ciudades.
Según el proveedor de tecnología de navegación TomTom, el tiempo perdido en el tráfico en hora punta en muchas áreas metropolitanas, como Ciudad de México, Bogotá, Buenos Aires, Sao Paulo o Santiago ha superado las 200 horas por conductor en 2022. Esto significa que el conductor medio de estas ciudades pasó más de una semana completa en el tráfico. Además del tiempo individual perdido, los costes económicos de la congestión son significativos y ascienden a miles de millones en cada ciudad. Sin embargo, de acuerdo con los especialistas en gestión de la movilidad de Kapsch TrafficCom, estos problemas no son exclusivos de América Latina, y hay ejemplos de ciudades de todo el mundo que están tomando medidas para combatir la congestión.
Buenos Aires, Melbourne, Sevilla
En Buenos Aires, además de la gestión integrada de la movilidad a través de su plataforma Ecotrafix, Kapsch recién instaló un sistema semafórico adaptativo en una de las principales arterias de la ciudad, la Avenida Libertador. Los semáforos inteligentes adaptan su frecuencia de acuerdo con la congestión de tránsito en diferentes zonas. Se trata de un sistema de inteligencia artificial, con sensores en la vía, capaz de reaccionar ante atascos y otros eventos espontáneos, y hacer cambios en los ciclos semafóricos en tiempo real.
Los dispositivos instalados en la calle pueden relevar cuántos vehículos circulan para permitir decisiones que optimizan los tiempos de viaje y espera de acuerdo con el momento del día o la noche.
La ciudad australiana de Melbourne, por ejemplo, está utilizando la inteligencia artificial y la tecnología de vehículos conectados no sólo para hacer el tráfico más seguro, sino también para hacer frente al creciente volumen de tráfico que trae consigo el aumento de los niveles de contaminación y la congestión.
El “Australian Integrated Multimodal EcoSystem” o AIMES, cuenta con la tecnología de Kapsch para conectar a todos los participantes en el tráfico a través de una compleja red de sensores ambientales y de tráfico. Estos sensores recopilan, analizan y distribuyen información en fracciones de segundo para trazar un panorama preciso de la situación actual del tráfico e incluso abrir una ventana predictiva hacia el futuro próximo. Esto ayuda a las autoridades de tráfico a tomar decisiones sobre aspectos como la fluidez del tráfico y las rutas alternativas, aportando eficacia y seguridad en tiempo real a los participantes en el tráfico.
En la ciudad española de Sevilla, la gestión del tráfico también está tomando el camino de la inteligencia artificial con el despliegue de la Plataforma de Datos de Movilidad de Kapsch. Conceptos hasta ahora futuristas, como la información sobre aparcamientos en tiempo real, el control dinámico del tráfico para evitar atascos o el control del transporte público en función de la demanda durante grandes eventos, se están haciendo realidad aquí, ya que el sistema convierte datos dispersos en información accesible para los gestores del tráfico.
Un camino hacia el futuro
Como el número de conductores en América Latina no deja de crecer, está claro que la congestión es un problema que no hará sino empeorar si no se aborda. Las tecnologías para hacer algo al respecto están ahí, y el argumento comercial es claro cuando se consideran los costes económicos de la congestión. Algunas ciudades ya han dado los primeros pasos en la exploración de las posibilidades técnicas que pueden ayudarles en su batalla contra la congestión, y muchas más seguramente seguirán su ejemplo, por lo que la cuestión no es realmente si estos sistemas se generalizarán en las ciudades de todo el mundo, sino más bien cuándo.