Skoog, de nacionalidad sueca, el nacimiento de su hija le cambió la vida y sabe que no necesita una capa ni poderes, como ocurre con los héroes de alguna historieta, para ser un padre ejemplar.
“Es un reto ser papá, como también mamá, pero todos tenemos la capacidad para serlo”, enfatizó el representante en México del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés).
Cuando las manecillas del reloj marcan las 07:45 horas, sale de casa y disfruta, en conjunto con la menor de 4.5 años de edad, un paseo en bicicleta rumbo a la escuela, momento en el que afirmó que su rol de papá ha tenido fallas, pero lo sigue ejerciendo con más ánimo y voluntad cada día.
“Por eso sé que soy un papá aceptable para mi niña y estoy dispuesto a aprender en todo el camino”, reiteró luego de descender del vehículo de dos ruedas y retirarse el casco para ingresar a las oficinas del organismo internacional.
Skoog, quien llegó a México en septiembre pasado, después de haber ocupado el mismo cargo en Guatemala, señaló que en la sociedad mexicana, como ocurre en otras naciones, el rol de los varones ha cambiado poco a poco dentro de las labores del hogar.
Subrayó que si bien el Estado debe invertir más en materia de salud, alimentación y educación para los menores, los papás deben propiciar un ambiente familiar de amor, juego, protección y libre de violencia.
“Solo basta con sentarse, leer un libro y hablar de cómo les fue en la escuela. Esto tiene un impacto importante (en los niños)”, expuso Skoog, al recordar que sólo 14 por ciento de los papás se involucran con sus hijos en las actividades del colegio.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Niñas, Niños y Mujeres (ENIM) 2015, realizada por la Unicef y el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), 68 por ciento de las madres hacen esas tareas.
“Sabemos que las mamás lo hacen mucho más que los papás, pero los niños necesitan a ambos”, insistió el funcionario, quien resaltó lo importante que es “priorizar” para buscar el tiempo, convivir y aprender de los hijos, sobre todo durante la primera infancia.
La buena crianza durante la primera infancia, en particular durante los primeros mil días, facilita que el cerebro de los niños acelere sus conexiones neuronales y, de esta manera, “sentar las bases para tener éxito en el resto de la vida”, acentuó.
Cuando se interactúa de manera positiva con los padres, los pequeños disfrutan de una mejor salud psicológica y de mayor autoestima y satisfacción con la vida en un largo plazo, según investigaciones.
Así lo hace Christian Skoog, el papá detrás del funcionario que en días hábiles viaja en bicicleta sobre Lomas de Chapultepec y Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México, para llevar y recoger a Aisha después de clases.
Dijo a Notimex que por su hija, quien lo ayuda a impulsar la “bici” con sus manos sobre la espalda y desde su silla, ha aprendido a organizarse y buscar un hogar cerca del lugar de trabajo y el colegio, para reducir el tiempo de traslado y ocuparlo con ella.
Antes del nacimiento de la pequeña –confesó- había un temor muy grande por saber cómo iba ser él de papá. “Pero estoy muy contento y no es tan difícil”. Tanto que hoy en día comparte estos momentos a través de su cuenta de Twitter @ChristianUNICEF.
Este mes, más de 90 países celebran el Día del Padre y, por ello, la Unicef convoca a las familias a publicar fotos y videos sobre lo que creen que se necesita para ser un súper papá.