#MeToo de Científicas por acoso y abuso sexual

01 de Julio de 2019
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México, 1 Julio (SEMlac).- La denuncia por agresión y acoso sexual ha llegado al entorno académico de las universidades e instituciones de educación superior del país; es decir, el #MeToo de la ciencia mexicana, a través de mensajes en las redes sociales, donde se puede encontrar los hashtags como #MiPrimerAcoso y #YoNoDenuncioPorque.

En los últimos meses, a través de Twitter se difunden infinidad de historias que dan cuenta del acoso y abuso que sufren las mujeres en los entornos de la investigación y la academia, mujeres que incluso por miedo y vergüenza han truncado su carrera.

En el debate sobre la conducta sexual inapropiada han levantado la voz destacadas científicas como Antígona Segura, astrobióloga del Instituto de Ciencias Nucleares de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien considera que aquellos que acosan o asaltan a otras y otros "deben sentir que los vamos a condenar por hacer estas cosas". Opina que el cambio también debe provenir de los propios científicos.

Ana Buquet, directora del Centro de Investigación de Estudios de Género (CIEG) de la UNAM, y sus colegas reconocen que la academia mexicana tiene mucho camino por recorrer para lidiar con la violencia de género.

El año pasado, el equipo publicó los resultados de su estudio respecto a los pasos que han tomado 40 universidades y centros de investigación para garantizar la igualdad de género, incluidas políticas para prevenir, vigilar y sancionar el acoso y la agresión sexual.

Se encontró que cerca de la mitad de las instituciones de educación superior del país no han institucionalizado un instrumento para proceder frente a casos de violencia de género y reportan escaso avance en la promoción del enfoque preventivo.

La investigación de las instituciones, repartidas por todo México, obtuvo un promedio de sólo 1,5 puntos sobre cinco, que es el sistema de medición de avances institucionales hacia la igualdad de género, donde cero es resultado nulo y cinco, avance consolidado.

El estudio conocido Observatorio Nacional para la Igualdad de Género en las instituciones de Educación Superior (ONIGIES) será actualizado cada año, se informó.

Socorro Damián, abogada especialista en violencia de género, señala que a pesar de que el código penal y las leyes federales de México prohíben a cualquier persona, en una posición de poder, acosar o agredir sexualmente a sus subordinados, los funcionarios de las universidades a menudo desalientan a los estudiantes a reportar incidentes y, en algunos casos, retrasan activamente las investigaciones en curso.

Se trata, dijo, de proteger el prestigio de la universidad o institución superior a costa de los derechos humanos de los estudiantes, afirma Damián, quien trabajó en la UNAM desde 2017 hasta principios de año, en un trabajo que involucraba ayudar a las víctimas de la violencia de género en presentar denuncias ante la universidad.

La casa de altos estudios del país, la UNAM, con una población estudiantil de 340.000 estudiantes en aproximadamente 20 campus, implementó su primer protocolo para abordar la violencia de género en 2016, en el que daba a las personas que habían sido objeto de tal comportamiento hasta un año después para presentar la queja, condición que se eliminó ante la indignación de las estudiantes.

La última versión del protocolo sólo señala que la Universidad hizo el cambio después de que "evaluó las fortalezas y debilidades del instrumento".

La universidad declinó hacer comentarios sobre las razones para el cambio, pero en la introducción del protocolo se informa que han aumentado las denuncias de violencia de género, en los últimos tres años a 485, en comparación con sólo 396 de 2003 al 2016.

Mientras tanto, la abogada general de la UNAM, Mónica González Contró, rechaza cualquier sugerencia de que la Universidad no evalúe adecuadamente las denuncias de acoso y abuso sexual.

Precisa que, desde que la UNAM implementó el protocolo para el manejo de quejas en 2016, ha procurado garantizar que las víctimas de acoso sexual y abuso puedan "presentar una queja sin volver a ser víctimas, y con apoyo legal y psicológico durante el procedimiento", dice.

Existen otras voces que exigen que en las universidades trabajen más duro para prevenir la conducta sexual inapropiada y no sólo para castigarla.

Como es el caso de María Ávila, genetista de población, quien recibió una capacitación obligatoria para reconocer, informar y prevenir el acoso sexual en 2014 como un nuevo postdoctorado en la Universidad de Stanford en California. Con mucho escepticismo, en ese entonces se preguntó si le servía dicha información.

Ahora, como profesora en la UNAM en Querétaro, María Ávila reconoce el valor de la capacitación en los temas de prevención de violencia de género y considera importante que la comunidad reconozca "qué está bien y que no lo está". ([email protected])

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